Desde entonces, el Estado de Chile ha destinado millonarios recursos a financiar la educación superior sin atender esa realidad. La política de gratuidad es el emblema. Frente a la heterogeneidad de retornos y obviando las alertas, esta fue como un tratamiento de conducto realizado en la muela incorrecta.
Ahora, más de 13 años después del primer estudio, la Fiscalía Nacional Económica llega al mismo resultado: muchas carreras en Chile tienen retorno económico negativo.
Ojalá esta vez el tema sea abordado de una forma distinta.
Primero, hay que ser cuidadoso. La evidencia no implica que todo título de educación superior no valga la pena o que sencillamente ir a la universidad no paga. Esa interpretación sería errónea. Y es que, tal como se concluía en 2012, un sistema de educación superior contribuye a la movilidad social en la medida que la formación que entregue sea pertinente y de calidad. Lo que sí indican estos resultados es que hay que hacerse cargo de preguntas difíciles. Por ejemplo, ¿cuál ha sido el retorno de los gigantescos recursos públicos destinados a la educación superior durante la última década? ¿No terminó propiciando el Estado que estudiantes ingresaran a carreras con rentabilidad negativa? ¿No fue eso fuente de frustración casi segura?
Frente a la veloz revolución tecnológica, la amplia intervención del Estado en educación superior, ¿ayuda o daña la modernización de las carreras? Y la pregunta del momento, ¿es el FES la solución a todos los problemas u otra idea equivocada que busca asignar miles de millones de dólares públicos sin atender los problemas de fondo del sistema? (El Mercurio Cartas)
Sergio Urzúa
Clapes-UC y Universidad de Maryland



