La democracia se fortalece si efectivamente existe un Estado de Derecho, uno de cuyos pilares lo constituye el irrestricto respeto al principio de supremacía constitucional, principio que obliga a todos los órganos del Estado a cumplir y respetar los preceptos contenidos en la Constitución.
Ocurre que una de las disposiciones constitucionales dispone que el sufragio será obligatorio y manda que una ley orgánica constitucional fije las multas o sanciones que deberán aplicarse por el incumplimiento de este deber (artículo 15 CPR).
La Cámara de Diputadas y Diputados ha vulnerado, en forma flagrante, el citado precepto supremo al dejar sin multa alguna el sufragio obligatorio, lo cual es un manifiesto atentado contra el Estado de Derecho, y consecuencialmente un grave daño a la democracia.
De persistirse en esta actitud de vulneración a la Constitución, por parte de un Poder del Estado, sería bueno sincerar las cosas y volver al voto voluntario, que, según muestra la realidad, debilitó el sistema democrático por la baja participación de los ciudadanos en los actos electorales, lo cual le quita legitimidad a nuestro sistema político.
El respeto a la Constitución, según el jurista italiano Ferrajoli, exige de los poderes del Estado el cumplimiento fiel a sus disposiciones, lo que prestigia la función pública; lo contrario horada las instituciones y desprestigia a quienes las integran. (El Mercurio Cartas)
Cristián Letelier Aguilar



