El uso y desarrollo de la inteligencia artificial (IA) sin duda ocasiona grandes transformaciones productivas e incrementos notables de eficiencia en distintas actividades económicas en el mundo. Muchos de los primeros avances de la IA se originaron en Europa. Incluso, hasta hace pocos años atrás, el número anual de publicaciones de investigaciones sobre IA en la UE era superior al de EE.UU.
Sin embargo, EE.UU. ha logrado ampliar en forma mucho más extendida el uso de la IA en empresas, productos y servicios que la UE. OpenAI, Google y Anthropic lideran los modelos fundacionales de IA generativa, mientras que Nvidia domina el hardware de IA. A fines del año pasado, el valor de mercado de las diez principales empresas de IA de EE.UU. -dentro de las que se incluyen Microsoft, Nvidia, Apple, Amazon, Alphabet, Meta, Oracle e IBM- era de casi 14 millones de millones de dólares, mientras que las diez principales empresas de Inteligencia Artificial de la UE, incluidas SAP y ASML, valían en torno a 844 mil millones de dólares. Estamos hablando de que el valor económico de estas 10 mayores empresas de IA de EE.UU. equivale a 16,6 veces de lo que valen las mayores 10 empresas de IA en Europa. Una enorme diferencia en el desarrollo, crecimiento y generación de riqueza de las empresas norteamericanas de IA respecto de las de la UE, a pesar de que ambas zonas económicas exhiben niveles de PIB a paridad de poder de compra relativamente similares.
Mientras las empresas estadounidenses se han centrado en el crecimiento, Europa ha puesto su foco en limitar los riesgos y mantener la seguridad. En vez de aprovechar el momento para innovar, la UE introdujo una Ley de IA, que dificulta la competencia de las empresas europeas. Con la actual regulación de la IA en la UE, su desarrollo se ve muy cuesta arriba.
Los responsables a nivel político deben entender que la IA representa un cambio fundamental, un nuevo paradigma. Y con los nuevos paradigmas surgen nuevas posibilidades de negocio que, a su vez, traen nuevas oportunidades de crecimiento económico, nuevos modelos de negocio y nuevas reglas. Mientras menos restricciones se impongan a las empresas de IA, más se fomentará la innovación. Para ello resulta indispensable crear un entorno en el que puedan prosperar las nuevas ideas, facilitando la creación y el desarrollo de empresas innovadoras, reduciendo los riesgos y los costos de experimentar y probar innovaciones.
En la actualidad, Chile no cuenta con un marco legal que regule el desarrollo, uso y aplicación de la IA. Sin embargo, el actual gobierno se encuentra tramitando en el Congreso un proyecto de ley que se basa en el modelo europeo de regulación. El proyecto regula los sistemas de IA en cuatro categorías, donde las calificadas como de “riesgo inaceptable” quedan prohibidas (salvo algunas excepciones) mientras que las calificadas como “sin riesgo evidente”, quedan reguladas por la normativa general propuesta.
El proyecto permite la creación de espacios seguros de desarrollo de la IA previo a la entrada al mercado (también conocidos como “sandboxes”), lo que también se considera en la regulación europea. Un enfoque más proclive a la innovación en el campo de la IA debe otorgar a las empresas emergentes libertad para experimentar en este campo, con más protección respecto a posibles demandas legales. El proyecto de ley también define infracciones y sanciones en los casos de uso de la IA de riesgo inaceptable que el propio proyecto de ley define, pero no establece estímulos reales para incentivar el desarrollo y uso creciente de la IA a nivel nacional. Lo que se observa en la propuesta es una copia de muchos aspectos de la regulación en la UE.
Nuestro país tiene grandes potencialidades en esta materia y enormes necesidades de volver a crecer a través de importantes aumentos en la productividad. La IA representa una de las llaves maestras para hacer crecer la productividad en la economía chilena a futuro. Sin embargo, la adopción en Chile del modelo europeo de regulación en materia de IA representa un grave error que limitará seriamente su desarrollo y aplicación en el mundo de las empresas en Chile. Con la regulación que se propone, la IA simplemente se desarrollará en otros países.
Por ello, resulta necesario reformular el actual proyecto de ley y adoptar un enfoque mucho más proclive a la innovación y a la auto-regulación como el que existe en Estados Unidos. (El Líbero)
Carlos Budnevich