Renovación de postas y hospitales; de antiguas escuelas, como en Aysén; de caminos vecinales que no se podrán mejorar, en Los Lagos, o la dársena de Punta Arenas, entre otros proyectos emblemáticos, deberán esperar, debido al conservador incremento propuesto por el Gobierno en los presupuestos regionales para el próximo año, que en la mayoría de los casos apenas supera el 2%.
«Pedimos $120 mil 600 millones y nos están asignando $74 mil millones (…) un aumento muy menor respecto al presupuesto 2018 ($71 mil millones)», dice sin ocultar su decepción el presidente de la Comisión de Inversiones del Consejo Regional (Core) de Valparaíso, Manuel Murillo (PPD).
Una decepción que recorre el país de norte a sur y que solo se interrumpe en O’Higgins, que recibiría un poco más de lo que pidió; en Ñuble, donde el intendente, Martín Arrau, asegura que «puede que haya que fortalecer a los equipos municipales» para ejecutar el monto asignado, y en La Araucanía, que gracias al Plan Impulso se benefició del mayor aumento presupuestario a nivel nacional.
Pese a que el Gobierno había adelantado que habría recortes por la necesidad de reducir el déficit fiscal, en el país han proliferado las críticas.
En Biobío, acostumbrada a tener uno de los mayores presupuestos regionales, aún no pueden digerir la baja. «Un nuevo tsunami que arrasa Biobío», opina el senador Alejandro Navarro. Y aunque el recorte se atribuye a la creación de la Región de Ñuble, que le quitó unos $47 mil millones de los que recibía Biobío, la idea no convence.
«Había una cifra solicitada de manera responsable, acorde a la cronología de nuestros compromisos», alega la presidenta del Core Biobío, Flor Weisse (UDI). «No nos vamos a quedar tranquilos», añade.
Su par de Los Lagos, Fernando Hernández (RN), acota que «uno siempre va con la cuenta pasada y esta siempre baja, pero esperábamos superar los $90 mil millones (…) Va a haber iniciativas nuevas que no se van a poder concretar».
En Maule, el presidente del Core, George Bordachar (RN), afirma que se pueden ver afectados proyectos de Agua Potable Rural, «que son prioritarios».
Y mientras esperan que aún se sumen recursos, como los de la Ley Espejo del Transantiago o de programas especiales, se anticipa un intenso lobby . «Todas las provincias en Los Lagos estamos tratando de que haya más recursos», comenta Hernández, situación que se repite en zonas como Biobío, donde anuncian conversaciones con gremios y parlamentarios.
También solicitarán una audiencia con el subsecretario de Desarrollo Regional, Felipe Salaverry, para conseguir «aportes que maneja esa cartera a nuestros territorios más rezagados», adelanta Millones.
Mientras el alcalde de Calama, Daniel Agusto (RN), se queja de que «la soberanía es desarrollo y para eso se requiere inversión», en Magallanes el core Ramón Lobos dice que les preocupa el desarrollo del Plan de Zonas Extremas y pide continuidad de proyectos paralizados o disminuidos. En tanto, el senador Rabindranath Quinteros (PS) critica el manejo de recursos importantes: «Queremos claridad respecto de los compromisos. Saber cuáles son los Cesfam que se van a construir y cuáles no. Los hospitales: ¿se van a terminar?». (El Mercurio)



