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Rechazo de AC a Montes tensiona al oficialismo y sube recriminaciones en la oposición

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“Sin pretender ser infalible, quiero decirles a ustedes que tengo las manos y la conciencia muy limpias. Y eso se lo digo frente a todos: las manos y la conciencia muy limpias. Nunca pensé en dar un paso al costado, que era la decisión más fácil probablemente. Yo hace 63 años, de los 77 que tengo, he estado dedicado al servicio público”, aseveró el ministro de Vivienda, Carlos Montes (PS), luego de que la Cámara de Diputadas y Diputados rechazara la acusación constitucional en su contra.

En los instantes previos, por 79 votos favor, 61 en contra y una abstención (Pamela Jiles), la Cámara había determinado que el libelo acusatorio ni siquiera cumplía los requisitos formales para continuar su tramitación (la llamada “cuestión previa”), dando por terminada anticipadamente la sesión a las 12.45, a pesar de que estaba contemplada originalmente hasta las 18 horas.

Acompañado por otros ministros y legisladores de casi todas las bancadas, el secretario de Estado hizo varios agradecimientos, entre ellos a su familia, por la votación. No obstante, también reiteró su autocrítica por haber respaldado en el pasado la acusación al destituido ministro de Educación, Harald Beyer, en el primer gobierno de Sebastián Piñera.

En línea con esa reflexión, varios ministros de La Moneda aprovecharon la oportunidad de remarcar un llamado a la oposición para terminar con la dinámica de las acusaciones -que también contaminaron el clima político en la segunda administración de Piñera- y dar paso a los entendimientos para reformas estructurales, entre ellas, la de pensiones, la de Salud y un nuevo pacto fiscal.

RUIDOS LIBERALES

Si bien el triunfo de Montes se vio facilitado por los desmarques de la propia oposición (por ejemplo, el UDI Joaquín Lavín, quien al igual que en ocasiones pasadas no respaldó el libelo), antes de la votación hubo varios ruidos y señales de disidencia en la propia alianza gubernamental, que daban cuenta de una incomodidad ante la obligación de defender al ministro.

Aunque al titular del Ministerio de Vivienda (Minvu) no se le asignaba una falta a la probidad, los argumentos de la derecha encontraron eco en las distintas bancadas oficialistas, donde -algunos en privado, otros en público- admitían que el ministro tuvo responsabilidad en no supervisar adecuadamente para evitar los traspasos irregulares de fondos públicos desde su cartera a ciertas organizaciones políticas, como la Fundación Democracia Viva, que era controlada por militantes de RD.

Uno de los ruidos más notorios fue expresado por la bancada liberal. Prueba de ello es que los escaños de este grupo parlamentario -que se había declarado en libertad de acción para votar la acusación- estuvieron vacíos durante casi toda la mañana en la Cámara.

Sin embargo, al votar la llamada “cuestión previa”, solicitud de la defensa del titular del Ministerio de Vivienda (Minvu) para derribar la acusación por razones formales, el subcomité liberal, compuesto por los militantes Vlado Mirosevic, Luis Malla y Alejandro Bernales y los independientes Sebastián Videla y Viviana Delgado, se alineó tras intensas gestiones y severas advertencias del gobierno.

Un rol clave para lograr la disciplina de los liberales cumplió el ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde (PS), quien se reunió y negoció hasta última hora con los integrantes de esta bancada. Elizalde, cuyas gestiones fueron agradecidas públicamente por Montes, estuvo durante toda la mañana al teléfono, entrando y saliendo de la sala. Al final, presenció el resultado de la votación de pie desde la testera, mirando fijamente hacia los diputados liberales.

Por su parte, antes de la votación, el timonel del Partido Liberal, Juan Carlos Urzúa, entró al Congreso para sostener una ronda de conversaciones con los diputados de su colectividad. Sus gestiones habían comenzaron el día anterior.

La tensión, sin embargo, se mantuvo hasta instantes previos a que se abriera la votación. Al final, el jefe del subcomité liberal, Luis Malla, se acercó a la testera de la Cámara junto a Vlado Mirosevic, para comunicarle su respaldo a Montes.

EL GESTO DE PÉREZ
La sorpresa, sin embargo, fue la ausencia repentina a la hora de la votación de la diputada Catalina Pérez (RD suspendida), quien a diferencia de los liberales, sí estuvo durante todo el debate que se dio en la mañana.

La legisladora fue una de las protagonistas de la crisis política que se generó a partir del caso de Democracia Viva. Su expareja, Daniel Andrade (ex-RD), era representante de la cuestionada fundación, mientras que su exjefe de gabinete, Carlos Contreras (también ex-RD), exseremi de Vivienda en Antofagasta, fue quien autorizó los fondos públicos a esa organizando en un evidente conflicto de interés, que hoy está siendo investigado por la justicia. A raíz de este caso, Pérez fue suspendida de su militancia por el Tribunal Supremo de RD y fue multada por la Comisión de Ética de la Cámara.

Ni siquiera en RD había una explicación por la ausencia repentina de Pérez. Desde el equipo de la legisladora antofagastina tampoco quisieron dar una versión del hecho.

Por otra parte, en el Frente Amplio y en Partido Comunista admitían en privado que la acusación a Montes los había puesto en una situación compleja. De hecho, algunos temían, que a pesar de ganar en la votación, podría haber un efecto negativo en imagen pública.

Si bien desde las bancadas de izquierda, no hubo expresiones públicas contra Montes, esta incomodidad fue sincerada antes de la votación por el diputado radical Alexis Sepúlveda. “La responsabilidad política del ministro Montes es ineludible. Y todos quienes estamos en la actividad pública lo tenemos así de claro. Otra cosa es el sustento que tiene esta acusación constitucional, pero la responsabilidad política, por cierto la define el Presidente de la República, es clara, nítida e ineludible. Es indudable que el ministro queda en una situación de debilidad porque cada acción, cada trabajo a futuro, va a tener reproches y cuestionamientos. Hubiera sido más sano, que el ministro Montes, por su dignidad, su estatura política, por lo que representa, hubiera presentado la renuncia y no hubiera llevado a esta situación al gobierno”, sostuvo.

Sepúlveda, en todo caso, al igual que los liberales, acompañó en la votación al ministro para que la acusación se cayera.

Otra situación inusual fue el caso de la diputada Maite Orsini, quien no asistió al Congreso y se pareó con el republicano Johannes Kaiser (el pareo es el compromiso de no votar para compensar la inasistencia de un representante del bando contrario para no desequilibrar el resultado).

Estos episodios, el día de la votación, venían precedidos, además, por un creciente clima conspirativo dentro del oficialismo, que se acentuó durante el trabajo de la comisión revisora de la acusación. Por ejemplo, los diputados socialistas Jaime Naranjo y Emilia Nuyando cuestionaron severamente la concurrencia del jefe de asesores del Presidente Boric, Miguel Crispi (RD) a esa instancia, a pesar de que se resistió a asistir a la comisión investigadora del caso Fundaciones. Esas sospechas de que desde RD podrían estar en ánimo de hacer una “zancadilla” a Montes se agravaron luego de que la exsubsecretaria de Vivienda, Tatiana Roja (RD), quien ignoró completamente el trabajo de la misma comisión investigadora, expresara a través de un correo electrónico que estaba dispuesta a enviar antecedentes a la instancia que revisó el libelo acusatorio. Ese correo, sin embargo, al menos, no había llegado hasta ayer. Desde el PS, algunos parlamentarios comentaban que hubo gestiones para que finalmente Rojas no enviara esa comunicación.

LLAMADO A LA DERECHA

Tras la fallida acusación constitucional, el Presidente Gabriel Boric dio en redes sociales un respaldo al titular del Minvu. “Por quinta vez, una acusación constitucional contra un integrante de nuestro gobierno es desestimada. Ministro Carlos Montes, tiene mi confianza para seguir trabajando en la noble tarea de entregar 260 mil viviendas en nuestro período. No hay tiempo que perder. Seguimos!”.

“Otra acusación constitucional fallida… Como gobierno seguimos haciendo el llamado a la unidad y al trabajo en conjunto para que podamos avanzar en las necesidades y urgencias del país, como lo es aprobar la reforma al sistema de pensiones, junto con un #PactoFiscal que nos permita avanzar y aliviar cuanto antes las necesidades de las familias de Chile”, posteó por su parte la ministra vocera Camila Vallejo (PC).

Pese a los ruidos en el oficialismo, el resultado fue celebrado por el equipo del ministro. La estrategia comunicacional y jurídica había funcionado, al menos, para sembrar las divisiones en la derecha frente al libelo. De hecho, en la oposición, donde ya había molestia por la errores de forma de la presentación (por ejemplo, citaba erróneamente artículos del Código Penal que no tenían relación con el caso de Montes), se agudizaron las recriminaciones, especialmente contra el Partido Republicano.

Además del desmarque de Lavín (UDI), no votó el RN José Miguel Castro, quien fue presidente de la comisión investigadora del caso, a pesar de que ayer concurrió al Congreso. También hubo ausencias de diputados que presentaron licencias médicas, que no alcanzaron a parearse, por ejemplo, Gaspar Rivas (PDG, patrocinante de la acusación) y Andrés Celis (RN). Por su parte, Francisco Pulgar (independiente PDG), quien estaba por apoyar el libelo, al final tampoco votó, aun cuando ayer estaba en la Cámara.

Un caso especial era el de Roberto Arroyo (PSC), quien a pesar de haber patrocinado la acusación, no pudo asistir por la muerte de su padre, y el oficialismo tampoco le concedió un pareo.

RECRIMINACIONES EN LA OPOSICION

“Si la hubiésemos redactado nosotros hubiese quedado mejor”. “La acusación contenía unos errores”. “Los republicanos son los responsables”.

Esas son sólo algunas críticas que transmitían, tanto en público como en privado, diversos parlamentarios de oposición luego de que la acusación constitucional contra el ministro de Vivienda, Carlos Montes, fuera rechazada este jueves en la Cámara de Diputados al acogerse -con 79 votos a favor, 61 en contra y una abstención- la cuestión previa que planteó la defensa del secretario de Estado.

La nueva derrota de la derecha en un juicio político contra ministros de Estado de la administración Gabriel Boric -la quinta que se cae en la Cámara Baja- empezó a hacerse patente en los días previos y ya en horas de la mañana lo daban como un hecho. Prueba de ello es que en Renovación Nacional, aseguran fuentes de esa bancada, tenían contemplado realizar una crítica pública al Partido Republicano apuntando a que “no logran concitar mayorías”. Esto, en alusión a la derrota que también sufrió el sector con el “A favor” en el plebiscito, donde la tienda fundada por José Antonio Kast tuvo la mayoría del Consejo Constitucional.

Sin embargo, en RN reconocen que, durante el transcurso del día, recularon de realizar esa bajada comunicacional contra republicanos. “No había sentido de generar un conflicto, no se puede echar la culpa si somos parte del proceso”, aseguran conocedores de esos diálogos.

Aunque la arremetida de RN quedó descartada tempranamente, diversos parlamentarios del sector sí hicieron valer las responsabilidades a los diputados que impulsaron la acusación -el Partido Social Cristiano y republicanos- aludiendo, principalmente, al timing político que se manejó en el libelo y por los aspectos formales del escrito.

Ya una vez votada -incluso en medio de la exposición del abogado defensor del ministro, Pablo Ruiz-Tagle– las recriminaciones en la oposición se hicieron sentir.

En ese sentido, desde la UDI transmitían que la acusación quedó “mal redactada y que no se hizo bien”. Tanto así que incluso algunos parlamentarios pensaron en no concurrir a votar, aunque terminaron llegando igualmente.

Entre los mea culpa que han hecho en la oposición es que de antemano sabían que no estaban los votos para que la acusación lograra sortear la Cámara de Diputados. De todas formas, en la derecha mantuvieron sus críticas a Montes e intentaron poner el foco ahí y evitaron profundizar en las recriminaciones con sus pares del sector.

“La autocrítica es que fue extemporánea, formalmente la acusación contenía unos errores, pero el tema de fondo es grave, no podemos dejar de olvidar que si el ministro Montes no sabía lo que pasaba en su ministerio y sólo se enteró por la prensa de las irregularidades, es un tema grave, a mi juicio, es alguien que no está capacitado para ser ministro”, afirmó el diputado Gustavo Benavente (UDI).

“El PDG, Amarillos, Demócratas por qué votaron por salvar la responsabilidad política del ministro en una cosa tan grave, a cambio de qué fue eso”, acusó Benavente.

La diputada Carla Morales (RN), en tanto, apuntó directamente al Partido Social Cristiano, acusando que no logró presentar un libelo bien fundamentado. “No creo que existan partidos más responsables que otros, pero claramente una acusación debe estar bien sustentada jurídicamente y creo que en eso falló el Partido Social Cristiano”, indicó.

Otro parlamentario de RN, en privado, señaló que era partidario de otro mecanismo para fiscalizar al ministro Montes, como la interpelación y que el libelo lo comandara el Partido Social Cristiano y el Partido Republicano era algo que no compartía.

Jorge Guzmán (Evópoli), por su parte, lanzó sus dardos contra los republicanos. “Como Evópoli no suscribimos la acusación constitucional que fue desprolijamente impulsada por el Partido Republicano, pero si la apoyamos con nuestros votos por considerar que la responsabilidad política del ministro es ineludible”, criticó.

SEGUNDA DERROTA DE LA DERECHA

En la derecha, además, son conscientes de esta nueva derrota política en menos de un mes, luego del plebiscito. Por lo mismo, algunos parlamentarios intentaron hacer una especie de control de daños y apuntaron hacia el gobierno.

Respecto de cómo sacudirse de este segundo golpe, en RN afirman que se debe articular “un pacto en pensiones con el centro y la derecha”.

En ese partido, además, en privado continuaron las críticas en contra de republicanos.

Desde la UDI, en tanto, también asumen el fracaso, mientras que en Evópoli tienen una mirada más crítica del rol del sector. (La Tercera)