“…el mundo un paso y otro paso otro paso
un canal donde atascarse con algunos cuchillos con algunos
reinos negros con algunas novedades del silencio y del sol…”. (Fragmento de un poema de Susana Thenon).
“Atascarse con algunos cuchillos de algunos reinos negros” representa la dura realidad de la vida que enfrentan cotidianamente los ciudadanos en Chile.
Un senador del Partido Comunista, en una actitud francamente antidemocrática e inaceptable, llama a privilegiar la “presión social” para forzar al Senado que se aprueben las reformas del gobierno. Esto nos trae también a la memoria la terrible violencia que comenzó en Chile el 18 de octubre de 2019, validada en ese entonces por muchos de quienes hoy nos gobiernan. No fue este el único llamado ni es la primera vez que incitan a la gente a “las calles”.
Lo han manifestado también para insistir en llevar a cabo otro proceso constituyente cuando termine el actual gobierno para validar todas aquellas propuestas que ya que fueron rechazadas en septiembre de 2022 por el casi 62 % de la población, aunque siguen incluidas en el programa de gobierno aún vigente en el Servel.
¿Se habrán dado cuenta que la mayoría ciudadana rechaza cualquier tipo de violencia o convocatorias antidemocráticas que pretenden saltarse la institucionalidad en Chile? ¿Saben acaso que el ciudadano tiene un agotamiento constitucional?
Ortega y Gasset escribió que “toda realidad que se ignora prepara su venganza”. El rencor que se percibe en quienes incitan a esta llamada “presión social” está muy relacionado con realidades ignoradas.
Existen profundas diferencias en el seno del gobierno donde no está claro si están tras los objetivos del programa o existe otra realidad que ignoramos.
Ser. Dirigir. Gobernar.
Es mandatorio gobernar con un irrestricto respeto por la institucionalidad.
En Chile el Presidente de la República no puede reelegirse. Asume sabiendo que deberá dirigir el país durante cuatro años. Sabe también que existe la posibilidad que en el siguiente periodo de gobierno sea oposición. Sea gobierno y también como oposición es importante enfrentar todas las realidades, lo que genera empatía con las necesidades colectivas de la gente. Esto exige una mirada larga, amplia y ancha tal de darle continuidad a los proyectos en marcha que recibió del gobierno anterior y generar otros que vayan más allá de su propio mandato. Eso es lo que le da eficacia a la democracia y mayores certezas a las personas.
Imaginemos por un momento que en una empresa, un hospital o un colegio, se de el fenómeno de realidades ignoradas y que cambien su gobernanza, modifiquen sus estatutos, los proyectos de mejoras o planes de estudio cada cuatro años, sin una mirada de continuidad. Sería un caos.
La política es el arte de gobernar un espacio público compartido y lleno de contradicciones. Por esto, la comunicación a la ciudadanía debe ser clara, concreta, sin oscuros ni ignorando realidades. La cultura de la participación, la conexión emocional, el consenso y la inclusión han resultado decisivas en determinados puntos de inflexión de la historia reciente.
La gente necesita que los diálogos gobierno/oposición o gobierno/ ciudadanía se hagan de manera no violenta. En el caso del senador comunista, no le preocupó que renaciera el miedo a la repetición de épocas negras, donde la presión social en las calles produjo una gran angustia colectiva.
El terror y el odio en la comunicación a la gente son instrumentos al servicio de intereses políticos, del cual se aprovechan los populismos extremos para influir en el electorado.
Hemos visto insultos en el Parlamento, diálogos en medio de gritos, agresiones a través de la prensa y en medio de este fuego cruzado, la compleja situación de la gente aparece como insalvable.
La política debe recuperar la inteligencia del pacto. Solo serán líderes relevantes quienes sean capaces de recuperar la ilusión colectiva de que es posible un mejor futuro dialogando y acordando.
Será en ese momento en que los ciudadanos, como decía Thenon, se crucen con las novedades del silencio y el sol. (El Líbero)
Iris Boeninger



