Un comienzo de año más bajo a lo esperado para la economía chilena es la que reportó esta mañana el Banco Central. Según informó en las Cuentas Nacionales, la expansión de la actividad en los tres primeros meses del año llegó a 1,6%, algo por debajo de lo esperado por los analistas, quienes estimaban un alza de 1,8%.
Este es el trimestre más bajo para la economía chilena desde el segundo trimestre de 2017.
El periodo estuvo marcado por la caída de la minería tras las lluvias en el norte durante el verano, las cuales paralizaron algunas faenas. Y las cifras así lo confirman, ya que el componente minero de la actividad mostró un retroceso de 3,6%, su peor desempeño también desde el segundo cuarto de 2017, cuando cayó 4,8%. En tanto, el resto de la economía avanzó 2,2%.
De acuerdo a lo reportado por el ente emisor, el sector silvo-agropecuario y el manufacturero también anotaron retroceso, mientras que las actividades de servicios, en especial empresariales, financieros y personales, destacaron en términos de su contribución al crecimiento.
El resultado del PIB ajustado estacionalmente no mostró variación con respecto al trimestre anterior. La mayor incidencia negativa provino de la minería, que en relación el período inmediatamente anterior cayó 4,7%, actividad que anotó también la mayor caída trimestral. En tanto, la actividad no minera creció 0,5%, donde destacaron las incidencias positivas de servicios empresariales y personales y las negativas de la industria manufacturera y agropecuario-silvícola-pesca.
Desde la perspectiva del gasto, el PIB se vio impulsado por una mayor demanda interna (2,8%), incidida principalmente por el consumo, en particular de hogares, efecto que fue parcialmente compensando por una caída en las exportaciones netas (-1,8%).
En tanto, la inversión también contribuyó al resultado, tras el alza de la formación bruta de capital fijo (FBCF) de 2,9% y, en menor medida, de una mayor acumulación de existencias, que alcanzó un ratio de 1,5% del PIB.
Respecto del comercio exterior de bienes y servicios, las exportaciones cayeron 1,8% y las importaciones crecieron 2,3%, ambas reflejo del desempeño del componente de bienes. En el caso de las exportaciones, el resultado se explica por una caída en los envíos mineros. En el caso de las importaciones, aumentó tanto el componente de bienes como el de servicios.
En términos desestacionalizados, la demanda interna creció 0,2% con respecto al trimestre anterior. Destacó en este resultado la contribución del consumo, en particular del gasto en servicios por parte de los hogares. En contraste, las mayores incidencias negativas se registraron en la inversión en maquinaria y equipos y en la variación de existencias. En resumen, el efecto del gasto interno determinó el aumento del PIB, en tanto las exportaciones netas incidieron de forma marginal a la baja.
El ingreso nacional bruto disponible real (INBDR) creció 1,8%, tras hacerlo en 1,2% el trimestre anterior. En el resultado incidieron principalmente las rentas del exterior, donde aumentaron tanto las pagadas como las recibidas, predominando el efecto de estas últimas; en tanto los términos de intercambio no presentaron una variación significativa.
El ahorro bruto total ascendió a 23,6% del PIB en términos nominales, compuesto por una tasa de ahorro nacional de 22,2% del PIB y un ahorro externo de 1,4% del PIB, correspondiente al déficit en cuenta corriente de la Balanza de Pagos.
MINISTRO LARRAÍN
Un «crecimiento bastante moderado» fue el que se observó en los primeros tres meses del año, según lo reconoció el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, esta mañana.
En el análisis del jefe de las finanzas públicas, el 1,6% de aumento en la actividad para el primer trimestre, -cifra que dio a conocer esta mañana el Banco Central- no los deja satisfechos «pero estamos convencidos que la economía se va a recuperar con fuerza, especialmente durante el segundo semestre de este año».
Así, el secretario de Estado ratificó que «como hemos dicho varias veces, este año vamos a ir de menos a más.
Larraín sostuvo que el magro crecimiento «ocurre en un escenario en que hemos tenido cuatro revisiones a la baja de las proyección de crecimiento para la economía mundial, en un escenario en que estamos enfrentando ya más claramente las consecuencias de la guerra comercial entre Estados Unidos y China y también nos han golpeado los aluviones en el norte que especialmente pegaron en el Imacec de febrero».
Pese a los vientos en contra, para el economista el escenario hacia adelante no sería tan negativo, ya que «desde el gobierno estamos haciendo todo lo que podemos para que la economía se recupere».
En esa línea, destacó como «una buena noticia» los datos de la Corporación de Bienes de Capital, donde el catastro de inversiones «habla de un salto de casi 5% respecto del informe anterior, de tal manera que para el período 2019-2022 estamos superando una proyección de inversión de US$ 48.600 millones», cifra que más que duplica el mismo catastro para el mismo período que existía en marzo de 2018
Deastacó que ello es positivo porque la inversión «es lo que permite que hayan oportunidades para los chilenos, estamos empeñados en que la inversión aumente para que haya mejores empleos, mejores salarios, y más crecimiento».
Consultado sobre si el ritmo del primer cuarto del año permitirá llegar al 3,5% que proyecta oficialmente el gobierno, el secretario de Estado señaló que «eso esperamos» y agregó que Chile «el año pasado superó el crecimiento de la economía mundial y estamos trabajando para que este año también pueda superar el crecimiento de la economía mundial».
Incluso planteó que al mirar la situación de los vecinos en la región «la economía chilena está con un desempeño que realmente sobresale».
Finalizó remarcando su llamado a que se apruebe la agenda de reformas económicas, ya que a su juicio «sin duda que un despacho de las reformas estructurales que tenemos en el congreso nos ayudaría significativamente en la posibilidad de que Chile crezca». (DF)



