¿Por qué tropieza Kast?

¿Por qué tropieza Kast?

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En las ultimas semanas, el candidato presidencial del Partido Republicano, José Antonio Kast, parece haber tropezado en su camino hacia La Moneda. Después de haber liderado las encuestas por varias semanas, Kast ahora aparece detrás de la candidata comunista Jeannette Jara y apenas unos puntos por sobre Evelyn Matthei. En 2021, Kast se convirtió en el primer candidato que, habiendo obtenido la primera mayoría relativa de la votación de primera vuelta, no logró ganar la segunda vuelta. En 2025, para que evite perder una elección que hace unas semanas parecía tener casi ganada, Kast deberá entender que, para poder ser Presidente de Chile, deberá aprender a actuar como alguien que aspira a ser Presidente de todos los chilenos.

Las campañas electorales son siempre momentos de crispación y polarización política. Los candidatos deben marcar diferencias con sus rivales para mostrar sus fortalezas y ocultar sus debilidades. Para convencer a los votantes, los candidatos deben mostrarse cercanos y, a la vez, presidenciales. La tarea no es fácil. Hay candidatos que les resulta mucho más fácil potenciar su cercanía con las personas -como Michelle Bachelet o la propia Jeannette Jara. Hay otros que les resulta natural presentarse como líderes que saben guiar los destinos de la república -como Ricardo Lagos o Patricio Aylwin. También están aquellos que pueden demostrar que tienen la energía, la voluntad y los equipos para gobernar -como lo que hacía Sebastián Piñera o intenta hacer Evelyn Matthei.

José Antonio Kast no ha perfeccionado bien el tipo de imagen presidencial que busca potenciar. Aunque a ratos pareciera querer ser un estadista que sabe de los temas de gobierno, en otras ocasiones se perfila como el político anti-élite que viene a combatir la corrupción de la clase gobernante y que, desde su superioridad moral, como Jesús, viene a expulsar a los mercaderes del templo. Cuando articula su mensaje contra la delincuencia y la migración ilegal, Kast aparece como un sheriff que viene a imponer la ley y el orden.

Aunque todos esos pueden ser atributos deseables en un Presidente, la gente quiere que un Presidente sea más que un jefe de la policía, un paladín que combata la inmigración ilegal o un campeón de la probidad. Ser Presidente implica también ser el líder que puede llevar a la nación a un mejor lugar en un mar de aguas turbulentas. Hasta ahora, Kast no ha definido cuál es ese mejor lugar al que quiere llevar al país. Mientras Matthei se centra en la eficiencia y el bueno gobierno, y Jara repite el mensaje izquierdista de la protección social, Kast se refugia en el discurso de ley y orden.

Hasta ahora, sabemos que Kast quiere ley y orden y una economía que genere empleo y oportunidades. Es cierto que todos los candidatos dicen cosas parecidas, pero Kast ha convertido el mensaje de la ley y el orden y del crecimiento económico en el foco de su campaña. En eso, le lleva una ventaja a sus rivales. Pero ¿cuál es el sueño de país que quiere construir Kast cuando se restablezca la ley y el orden y cuando la economía crezca?

No está claro si el Chile con el que sueña Kast tiene espacio para la diversidad de estilos de vida y concepciones de mundo que existen en Chile. Al hablar tanto de los delincuentes que deben ir presos para que la gente pueda salir sin temor de sus casas, Kast ha olvidado enfocarse en qué cosas podrá hacer la gente cuando salga de sus calles. Le falta explicar qué tipo de anchas alamedas imagina para Chile y qué libertades y sueños imagina para los residentes de este país cuando las personas logren dejar atrás el miedo a la delincuencia y la ansiedad por la difícil situación económica.

Es cierto que hablar sale gratis y que muchos candidatos se dedican a hacer promesas que serán imposibles de cumplir. Pero una campaña presidencial es también una oportunidad para describir el país con el que sueñan los candidatos e invitar a la gente a soñar individual y colectivamente con el país que quieren construir. Si José Antonio Kast no logra articular un mensaje optimista que llegue más allá de terminar con la delincuencia y recuperar el camino económico correcto, su campaña seguirá tropezando en las semanas que vienen.

Igual que una novia que duda en casarse con alguien por mera conveniencia, el electorado chileno está dudando de si la seguridad y estabilidad que ofrece Kast son razón suficiente para entregarle su voto el 17 de noviembre. La campaña de Kast está tropezando porque el mensaje de su campaña tiene demasiada racionalidad y no suficiente emocionalidad. A menos que corrija rumbo en las próximas semanas, la apuesta de Kast por establecer una relación meramente transaccional con el electorado hará muy difícil que la gente lo vea como un Presidente que sea capaz no sólo de defender sino también de representar a los chilenos. (El Líbero)

Patricio Navia