El senador Pedro Araya militó en la DC, el PRI y ahora es independiente en el comité PPD. El parlamentario expresa un diagnóstico ciertamente pesimista sobre el estado actual de la oposición en la Cámara Alta. Para ello ejemplifica con la extinción de las reuniones del bloque en los tradicionales almuerzos de los martes en el Senado. A eso suma el congelamiento de los encuentros de coordinación.
Araya relaciona el inicio de las fisuras con la «desordenada» votación por el ascenso de la jueza Ángela Vivanco a la Corte Suprema. Había un acuerdo para respaldarla, pero sectores de la oposición lo desconocieron, provocando una controversia desde la cual se suspendieron los encuentros políticos-legislativos. Lo peor de eso, asimila Araya, es la ausencia de un bloque interlocutor de oposición con el Gobierno. Incide en los contrapesos institucionales la falta de coordinación, advierte.
-¿Cuál es el estado actual de la oposición en la Cámara Alta?
-A raíz de la votación de la ministra Vivanco a la Suprema, se produjo un quiebre bastante importante al interior de la oposición, porque existía consenso en todos los senadores de la oposición, salvo algunos con reparos anticipados, de aprobar su nombre y seguir con la tradición de no vetar a una persona por lo que piensa a fin de evitar lo que le ocurrió a otros ministros de la Corte Suprema como en su momento fue el ministro Cerda. Eso se tradujo en que los almuerzos de la oposición y las reuniones de coordinación de la oposición hoy estén congelados. Por eso no tenemos una articulación ordenada a fin de poder armar una oposición al actual Gobierno.
-¿Cómo considera esas señales de suspensión de reuniones?
-Creo que lo que se vive a raíz de ese episodio es que ha impedido una coordinación adecuada para enfrentar los distintos temas. Esas suspensiones de reuniones dan cuenta de que hay síntomas de quiebre de la oposición en el Senado. Y eso nos lleva a que haya una desarticulación para enfrentar al Gobierno; por ejemplo, ahora en el salario mínimo. Si no nos articulamos va a ser imposible que la oposición pueda enfrentar de manera competitiva la próxima elección municipal, presidencial y parlamentaria.
-Sobre el trámite del salario mínimo, ¿cree que ahí se refleja parte de esa descoordinación?
-Claro. Lo que pasa es precisamente que el Gobierno logró un acuerdo con algunos parlamentarios en la Cámara sobre el salario mínimo, pero no con la oposición y no se ha logrado un acuerdo, porque no hay coincidencias principalmente en cuanto a lo que va a durar la plurianualidad.
-¿En qué otra materia lo ve reflejado?
-En materia de DD.HH.; por ejemplo, hay tres vías para enfrentar el tema de las libertades condicionales: los parlamentarios que están por la acusación de supremos, los que quieren avanzar en la comisión mixta y quienes concurrieron a la CIDH. Eso da cuenta de la falta de coordinación de la oposición para hacer frente a los distintos temas, porque para un mismo objetivo se están yendo por vías absolutamente distintas. En lo personal no me puedo pronunciar sobre la acusación a los ministros de la Corte Suprema, porque el Senado tiene que resolverla si la Cámara la aprueba; pero, por ejemplo, el proyecto en la mixta resuelve, a mi juicio de buena manera, el tema de las libertades condicionales para delitos comunes y delitos de lesa humanidad al establecer ciertos criterios respecto de cómo debieran aplicarse, pero también aparecen otros colegas ingresando otros proyectos sobre la materia, lo que da cuenta de que hay cierto desorden en la agenda.
-¿Entonces quién, en la oposición, va a ser interlocutor del Ejecutivo para la modernización tributaria o el Presupuesto fiscal?
-El Gobierno hoy se va a encontrar con una oposición que no está trabajando coordinadamente, por eso es importante que si nosotros como oposición no somos capaces de llegar a coordinarnos como lo hacíamos antes de la suspensión de los almuerzos, por ejemplo, se corre el riesgo serio de que el Gobierno pueda llegar a acuerdo con ciertos sectores de la oposición, quedando el resto fuera. Eso nos puede llevar a que se pierda parte importante de las reformas que se hicieron en el gobierno pasado.
-¿Ve un riesgo institucional para la oposición?
-Sin duda, porque si eso pasa después es bastante difícil que la oposición se pueda volver a rearticular con una unidad de criterio o un proyecto en común, porque sin dudas se van a abrir heridas, las que van a quedar y si no son procesadas adecuadamente van a hacer muy difícil el trabajo conjunto.
-¿Ese escenario en qué podría derivar?
-Todos los partidos políticos sufrieron poselecciones un cataclismo electoral y los llevó a replantearse cuál era su eje de discusión, cuál era el centro que estaban pensando para sus ideas y a partir de eso debería haber un reordenamiento de las fuerzas políticas del país. Ahora, la irrupción de nuevas fuerzas políticas, de los independientes en el Congreso ha ido generando una mayor tensión que antes no existía en general en el mundo político y eso ha llevado a que muchos se replanteen su razón de ser; pero a partir de eso, si no hay claridad en eso, y la oposición no logra estructurarse en torno a un tema en común, entonces vamos a estar asistiendo al término definitivo de lo que va quedando de la ex Nueva Mayoría
-¿En el Senado qué observa?
-Lo que veo es que el Gobierno se puede encontrar con una oposición fragmentada, lo que, a mi juicio, podría facilitarle mucho la tarea, porque bastaría que pudieran negociar determinados temas con ciertos sectores de la oposición con el fin de tener las mayorías. Y hoy la oposición tiene la manija de una buena negociación en la medida en que tiene mayoría en el Senado.
-¿Al tramitar qué proyectos se verá eso?
-En la modernización tributaria. Esa va a ser la prueba, porque si la oposición no es capaz de ponerse de acuerdo en un mínimo común vamos a seguir facilitándole la tarea al Gobierno. Y no vamos a ser capaces de tener una coalición por los próximos tres años, al menos.
-¿Entonces se juega parte importante del posible rearme de la oposición en el Senado al debatir la modernización tributaria?
-Creo que sí. Parte importante de lo que sea la oposición al gobierno de Sebastián Piñera va a depender de cómo se lleve adelante la modernización tributaria, porque va a ser necesario que los senadores de oposición podamos tener una sola posición, porque si no les será muy fácil conversar con un sector de la oposición y obtener la mayoría necesaria para aprobar el proyecto.
Estamos dando una señal muy mala a nuestro sector. No somos capaces de ponernos de acuerdo en un mínimo común y sin eso difícilmente podremos conformar un conglomerado que pueda competir en las próximas elecciones.
-¿Qué le parecen los cuestionamientos a la ex ministra Javiera Blanco por el permiso sin goce de sueldo a sus labores en el CDE?
-Han sido críticas bastante injustas y básicamente cualquier funcionario público tiene derecho a hacer uso de permiso sin goce de sueldo. Por lo demás, Javiera no es la primera persona que en el Consejo solicita permiso sin goce de remuneraciones, por eso no veo por qué razón causa tanto revuelo el que ella solicite permiso para resolver temas de carácter personal. Hay muchas situaciones que se le tratan de imputar que, a mi juicio, no corresponden a la realidad.
-¿Cómo cuáles?
-Como el caso Ascar, donde ella fue quien cerró el programa y el informe de la Contraloría que existe da cuenta de que las responsabilidades son de otras personas y no le corresponden a ella.
-¿Y sobre las cifras de fallecidos en el Sename entregadas por el diputado René Saffirio?
-Lo del diputado Saffirio es de una bajeza y aprovechamiento político que no veía hace tiempo. Saffirio tenía esa información hace dos años. Le explicaron detalladamente cada oficio. Le contestaron específicamente lo que él pedía. Los usó en la acusación constitucional contra Javiera y hoy los vuelve a usar para confundir a la opinión pública, enlodando el nombre de Javiera solo para tener unos minutos en televisión. (El Mercurio)


