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Turquía: detenidas 105 esposas de militares turcos por «vínculos golpistas»

La Fiscalía de Ankara ordenó hoy la detención de 105 mujeres casadas con oficiales del ejército turco por presuntos vínculos con la orden del clérigo islamista Fethullah Gülen, a quién el Gobierno turco acusa de organizar el fallido golpe de estado del pasado 15 de julio.

Por el momento, 74 mujeres han sido arrestadas en una operación policial que abarca 31 provincias del país, informó la agencia semipública Anadolu.

Según la acusación, las esposas de los oficiales turcos presuntamente hicieron transferencias de dinero a funcionarios de alto nivel vinculados a la cofradía del clérigo islamista.

Los maridos de dos de las mujeres son coroneles, 14 son tenientes coroneles, 40 son comandantes, 40 capitanes y el resto oficiales, precisó Anadolu.

La mitad de las sospechosas bajo orden de detención se encuentran en Ankara y Estambul. (El Mostrador EFE)

Las candidaturas de Trump y Ossandón

El 20 de enero de 2017 asumirá Donald Trump la Presidencia de los Estados Unidos. ¿Cómo éste reconocido empresario y actor mediático logró acceder a tan alta instancia?

Primero lo hizo venciendo en forma indiscutida en las Primarias del Partido Republicano, diferenciándose  de sus rivales por medio de discursos encendidos, polémicos y sarcásticos en algunos casos. Sin embargo, pese a las controversias que esa retórica provocaba, en el fondo estaba denunciando situaciones que llegaban a las fibras más íntimas de muchos norteamericanos, en especial a los denominados “blue collar”, es decir, aquellos empleados de poca jerarquía y obreros.

Sus promesas de campaña fueron, entre otras, “make America great again” (hacer América grande nuevamente); aplicar un control restrictivo para impedir la inmigración irregular, hoy residen entre 11 y 30 millones de indocumentados en Estados Unidos ; ser recordado como el Presidente de “La Ley y el Orden”, respaldando con ello la función policial en el control de la seguridad pública y el combate al terrorismo; un aumento sustantivo del Presupuesto de Defensa, debido a que según informes de especialistas, el poder bélico de esta potencia se encuentra muy debilitado.

A lo anterior, debe sumarse su permanente crítica mordaz al “establishment” y  a todo aquello que huela a “políticamente correcto”.

Su contendiente, Mrs. Hillary  Clinton, ex Primera Dama,  Senadora y ex Secretaria de Estado, con vastos conocimientos y experiencia en la arena política interna e internacional, fue incapaz de superarlo. Las causas de su derrota son variadas, sin embargo hay coincidencia entre los analistas que su falta de empatía con la gente,  el manejo imprudente e irresponsable de emails clasificados cuando era Secretaria de Estado, provocaron su derrota, entre otros factores de relevancia, según esas fuentes.

Por otra parte, la campaña presidencial norteamericana provocó una profunda división en la opinión pública, algo inédito, que no se veía desde hacía muchos años. Tal fue el grado de animosidad, que la gran mayoría de los partidarios de Trump optaron por no expresar abiertamente su adhesión. Asimismo, los medios de prensa y las encuestas tampoco le favorecían, por lo que el silencio parecía una estrategia razonable.

Pese a la adversidad, Donald Trump se impuso y se convertirá en el 45 Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica.

Por otra parte, en el extremo austral del continente americano, otro candidato de tinte republicano comienza a subir en las encuestas, pero con un estilo distinto en la forma de difundir su mensaje. Sin embargo, el contenido de sus propuestas abordan temas que la ciudadanía también señala como importantes.

Me refiero al senador Manuel José Ossandón, quien durante su carrera política se ha caracterizado por ser crítico del “establisment”, es decir, de aquellos políticos que a toda costa desean mantener sus cargos y prebendas.

Asimismo, hace poco tiempo denunció la necesidad de regular la inmigración ilegal (en estricto rigor debería hablar de inmigración irregular), pues aunque la migración es un aporte para la cultura y el desarrollo de los países, ésta requiere que sea segura, ordenada y regulada.

Por otra parte, el Senador Ossandón ha insistido en defender a ultranza la labor de la Fuerza Pública, tanto ahora como en su calidad de Alcalde de Pirque y luego Puente Alto, como una forma de prevenir y combatir adecuadamente a la delincuencia. Ha afirmado que durante su Gobierno empoderará a carabineros e Investigaciones de Chile, indicando que se debieran garantizar  más derechos para las policías y menos para los delincuentes.

Finalmente, cuando comparo las ideas y características principales de ambas candidaturas no pretendo asimilar ni las conductas públicas ni privadas de los actores en cuestión, ni tampoco intento equiparar esas candidaturas pues son completamente disímiles, no sólo por las características de los países involucrados sino que también por la forma de sus respectivos sistemas electorales, los montos de dinero invertidos en éstas, etc.

Simplemente quiero destacar algunas mínimas coincidencias, aunque esto pareciera ser muy osado en estos días, sobre todo en la arena pública, donde cualquier idea diferente es cuestionada.

Por lo mismo, no matemos al mensajero – en este caso, el suscrito – por el contenido de su mensaje. Los invito simplemente a reflexionar, como decía un ex profesor de filosofía. (Cooperativa)

 Francisco Devia

Los vértigos del populismo

El populismo es por lejos una de las nociones más controversiales en la biblioteca de las ciencias sociales. Hace un quinquenio, la irrupción del movimiento estudiantil nos permitió identificar el sentido de la articulación populista (en los términos analizados por la «teoría hegemónica» de Ernesto Laclau) como un vehículo portador de cambios globalmente democráticos. Si partimos de la base que la democracia no puede estar restringida a cuestiones de procedimiento, administración, institucionalización y ciudadanía electoral, debemos admitir el ámbito de la participación popular –so pena del desbandes de pasiones- que se debe articular a distintas expresiones innovadoras de la «voluntad popular».

En suma, la democracia no puede estar ensimismada (encapsulada) invariablemente en el formato liberal. Si bien reconocemos en la promesa democrática un horizonte de inclusión, a veces se abre un territorio vacante que sólo el populismo puede copar, en un clima post-liberal o libertario. La intervención populista consiste en invocar una dimensión redentora que surge gracias al desencuentro entre las dos caras de la democracia. En principio, la asimetría entre exceso de pragmatismo (realismo sin renuncia) y ausencia de redención (cabildos fallidos, encubrimiento y falsa consciencia) puede explicar la genética populista. El punto es saber si este agrietamiento es siempre un suplemento respecto del desencuentro de la propia democracia  (fallida), o bien un rasgo estructural de la política moderna, como lo han formulado otros autores.

Ya lo sabemos; el controversial populismo no es democrático ni antidemocrático en sí mismo y tampoco hay pureza conceptual. Ninguno de ambos modelos puede pervivir en estado puro; ni la pasión jacobina por los cambios, ni la reducción de la democracia a la técnica. Populismo y democracia mantienen una implicancia friccionada que resulta indispensable repensar. Recordemos que, más allá de las incomprensiones de nuestra elite, deberíamos entender al populismo como un énfasis, como “una dimensión de la cultura política general” que interpela a la democracia en su tentación pragmática.

En nuestro caso, la protesta social fue finalmente absorbida por comunistas, socialistas, y una elite aventajada que veía en los movimientos sociales empoderados un camino plausible para un vínculo cortocircuitado con las tecnologías del realismo, aunque todo haya vuelto a fojas cero. Este año, y pese a ciertas prácticas populistas, el movimiento social vuelve a sufrir de la indiferencia tan característica de la relación de los actores políticos con la ciudadanía en la década de los 90. De suyo, la elitización transicional se mantiene implacable y el 2011 representa una rotación de la elite, pero también un populismo de baja intensidad que ingresa nuevos significantes a nuestro paisaje político.

¿Y ahora qué se viene en nuestro paisaje político? Todo indica que nos enfrentamos a un sujeto híbrido que manifiesta nuevo antagonismos globalmente transversales, que se expresan en una corriente mayoritariamente anti/establishment, de una inédita ebullición social. Pero ese sujeto invertebrado también participa de los rituales formales o “cínicos” del consumo post-moderno (caso de los grupos medios masificados). Cada vez que la protesta irrumpe, se escenifica una hibridez en el reclamo. Y no basta con persistir majaderamente con la tesis del hastío hacia la clase política, menos con negarlo, sino con que los servicios son incapaces de erradicar la nueva morfología de los antagonismos. En consecuencia, ese sujeto invertebrado tampoco viene a la búsqueda de reponer la historicidad de la política como lo pretenden retratar los movimientos sociales.

La externalidad compleja que ello generará es una cultura de la insurgencia donde se exacerbará –como nunca- la «reactividad social». De un lado, la persistencia de que el sujeto resuelva sus demandas en el campo de los bienes y servicios no se muestra consistente con la escenificación del mismo en el grito de la calle. Entonces, la operación política consistiría en desplazar el foco hacia los problemas de la comunicación y la cultura como producción de símbolos de reconocimiento. La insurgencia que se avecina no tiene plan, ni busca recomponer el tejido socio-político, a lo sumo es una evanescencia política, una expresión que vive de la fugacidad y no tiene la “dignidad” de las revoluciones –y sus tragedias–. Es la frustración o ira disfrazada de carnaval. Por fin, es clave entender que el sujeto de la insurgencia –que puede ser marginal o grupo medio radicalizado– tiene la obsesión de perturbar el statu-quo y, en cambio, no le interesa administrar un programa político. Aquí el medio –la calle– es el mensaje.

De otro modo, a diferencia del populismo  semi-ilustrado de 2011, las «pensiones del hambre» (AFP) como expresión de la ira social –aunque claramente anti-establishment–, aún no representan la construcción de un populismo vertebrado, pese a la sedimentación de una cultura insurgente (constituyente). El populismo visita espectralmente a la democracia; hay relaciones de contaminación entre estos dos términos. Lo más notable de esta «subjetividad política» es su debilidad en sostener con vigor una narrativa, un «horizonte de trazabilidad», dada la ineludible inclinación redentora de las izquierdas.

Por fin, no debemos olvidar que el temido populismo también puede ser una respuesta a las limitaciones de la democracia elitista y puede estar a la sombra, en un vínculo espectral –sombrío–  o fértil sobre la democracia más que augurar majaderamente su funcionamiento defectuoso. Populismo y democracia deben ser concebidos desde la «metáfora de la sombra», de aperturar los anquilosamientos del orden petrificado.

De un lado, la Concertación fue aquella arquitectura populista que necesitaba justificar los mitos neoliberales del individualismo, de otro, la Nueva Mayoría fracasó en el ejercicio de reconocer la brecha entre populismo y democracia, y más aún en ceder la nueva arquitectura política de un laguismo (“izquierdizado”) que difícilmente pasará enero. Finalmente, hay una ficción política fuerte en Chile, dada la historia de los partidos políticos: damos por sentado que no somos populistas, sino que somos rehenes de este sentimiento cuando estamos en crisis.

Mauro Salazar J., investigador asociado Universidad Bernardo O’Higgins

Miedo y desconfianza

Todo indica que el acontecimiento cultural de este año será el centenario de la Revolución Rusa. Las universidades ya están organizando encuentros dedicados a revisar lo que fue la Unión Soviética y su enorme influencia a lo largo y ancho del planeta. Las editoriales no se han quedado atrás. A fines del año pasado, Debate publicó La Revolución Rusa, una suerte de clásico de Richard Pipes que no se encontraba traducido al español, mientras que en inglés hay varios títulos que están dando que hablar, entre los que destacan Caught in the Revolution de Helen Rappaport y Lenin on the Train de Catherine Merridale.

En realidad, es probable que por sus alcances históricos, sociológicos y políticos, la vida en la URSS haya sido el tema de los últimos 25 años. Al rescate editorial de Vasili Grossman o al Premio Nobel de Svetlana Aleksiévich, se suma la edición permanente de novelas, testimonios y trabajos históricos que, en muchos casos, trascienden las fronteras rusas.

Para hacerse una idea: Joseph Brodsky en su ensayo “Pieza de coleccionista” invita a imaginarse lo que era el hall del Hotel Nacional de Madrid durante la Guerra Civil. Junto a Malraux, Orwell y Hemingway estaban Kim Philby y Ramón Mercader. A este último, Padura le siguió los pasos en La Habana para convertirlo en protagonista de El hombre que amaba a los perros y de Philby, bueno, de Philby se ha hecho de todo. Fue el topo mayor. Un espía inglés que se ganó la confianza del líder de la CIA y trabajó para los soviéticos durante décadas. “El sueño de un escritor de novelas baratas hecho realidad”, escribe Brodsky en ese ensayo maravilloso que comienza interrogándose por qué la URSS sacó una estampilla con el rostro de Philby apenas dos años después de su muerte, y que termina analizando la política exterior soviética en Medio Oriente.

¿Por qué los países árabes no se convirtieron al comunismo, a pesar de todas las armas y el dinero que la URSS les pasó? La respuesta de Brodsky apunta a lo esencial, y es propia de un poeta: “La cultura del Libro no tolerará nunca otro libro, especialmente si está escrito por un judío”.

Uno de los mejores testimonios que se han publicado sobre la URSS es de Nadiezhda Mandelstam, viuda de Osip Mandelstam, para muchos el mayor poeta ruso del siglo XX. Contra toda esperanza arranca con el allanamiento a la casa y la primera detención de su marido, en 1934, luego de conocerse un poema contra Stalin que Mandelstam había recitado en círculos muy reducidos. El fin se produce cuatro años después, cuando Mandelstam muere en un campo de tránsito hacia Siberia, destruido sicológicamente por las alucinaciones auditivas, los ataques de miedo, la manía persecutoria. Entre medio está el exilio y el terror, pero sobre todo la desconfianza. Los aparatos de seguridad instalaron a un delator en cada puesto de trabajo, en cada vecindario, en cada familia. La desconfianza -y su hermana la mentira- privaron de vínculos verdaderos a generaciones completas y, a la larga, fueron el principal sustento del comunismo soviético. (La Tercera)

 Alvaro Matus

Brechas de género en la PSU-Alejandra Sepúlveda

La fotografía de los puntajes nacionales de la PSU, conocida la semana pasada, trajo novedades. Entre ellas, más mujeres en el grupo destacado: 44 de 163 (27%), notorio avance desde el 11% registrado en 2015 (7 de 65). Dos de ellas, además, lograron doble puntaje nacional en Matemáticas, Ciencias y una de ellas en Lenguaje, alcanzando también el mejor promedio PSU.

Si bien estos triunfos son positivos, también en términos simbólicos, no deben hacernos olvidar que los resultados PSU hace tiempo alertan sobre una anómala brecha de género (Informe GET, ComunidadMujer). Las mujeres sistemáticamente obtienen peores resultados en casi todas las materias, lo que no se condice con ser las que logran mejores puntajes por sus notas de Enseñanza Media (NEM).
¿Qué anda mal? La educación chilena, siendo la PSU reflejo de un sistema segregado y donde los sesgos de género podrían incidir en los menores resultados obtenidos por ellas, según alerta el Informe Pearson (2013).

Las pruebas estandarizadas nacionales e internacionales, en general, comportan más dificultades para las mujeres. En Simce, hasta 4° básico, niñas y niños obtienen resultados similares, pero a medida que crecen ellas se quedan atrás en Matemáticas. En TIMSS (International Association for the Evaluation of Educational Achievement) y PISA (OCDE), las chilenas de 8° básico y 2° Medio tienen en promedio 18 y 14,6 puntos menos en Matemáticas en comparación con los niños.

Estas disparidades no se dan en todos los países. Hay naciones con rendimientos similares entre niñas y niños y otras donde las ventajas son para ellas, lo que revela que de ninguna manera estamos frente a un problema de capacidades.

La evidencia demuestra, además, una mayor inseguridad de las niñas al rendir pruebas estandarizadas y menor confianza para resolver problemas matemáticos o científicos, aun cuando tengan buen rendimiento escolar. Ello nos lleva a preguntarnos sobre los efectos del currículum oculto y los discursos y prácticas llevadas al aula que afectarían la seguridad y autoconfianza en ellas. La misma PISA evidencia que cuando niños y niñas declaran un nivel similar de confianza en sí mismos, la brecha de género desaparece.

Promover una educación igualitaria es determinante para el futuro de las jóvenes, porque al percibirse con menores capacidades para Matemáticas, bajan su participación en carreras vinculas a STEM (Ciencias, Tecnología, Ingenierías y Matemáticas, por su sigla en inglés), predictoras de mayores ingresos futuros.

Un estudio de ComunidadMujer para Conicyt revisó experiencias internacionales para la atracción de mujeres en STEM. Ahí, la mayor parte de las iniciativas se focalizan en la motivación y desarrollo de vocaciones científicas en las niñas y en cambiar sus percepciones sobre Matemáticas y Ciencias. Estas experiencias están presentes en todo el ciclo escolar, siendo partícipes la comunidad educativa, familias y docentes.

La PSU nos recuerda lo mucho que tenemos por hacer en la búsqueda de un modelo educativo más justo desde la primera infancia. Y también la necesidad de revisar mecanismos multidimensionales que contribuyan a un proceso de selección a la educación superior con mayor equidad de género y oportunidades. Para que lo normal sea, año a año, una imagen diversa y representativa de puntajes nacionales, pero también que los logros y talentos estén presentes en todas las áreas del conocimiento, sin que ello esté determinado irremediablemente por el colegio en que estudiaste, el lugar donde naciste o ser hombre o mujer. (La Tercera)

Alejandra Sepúlveda

Para ser presidente

No es mucho lo que la Constitución les pide a quienes desean postular a la Presidencia de la República. Solo tener la nacionalidad chilena, haber cumplido 35 años y reunir las calidades para ser ciudadano con derecho a sufragio. No necesitan presentar certificado de honorabilidad, ni título profesional ni diploma alguno. No están obligados a rendir una prueba de aptitud para el cargo. El régimen democrático les entrega a los ciudadanos la responsabilidad de decidir quién merece ser gobernante. Y pueden equivocarse.

Es razonable que el requisito constitucional sea mínimo. Pero no nos puede dar lo mismo si los postulantes están o no calificados para desempeñarse como Jefe de Estado, como creen algunos parlamentarios oficialistas a raíz de que ellos mismos no tuvieron que cumplir grandes exigencias. Lo único que parece interesarles es que el presidenciable sea “competitivo”, simpático, que tenga posturas adaptables, que le diga amén a la calle y, sobre todo, que les ayude a seguir siendo parlamentarios. Incluso consideran que las carencias del abanderado se pueden disimular con un programa: basta con que él lo memorice y se comprometa a cumplirlo. En caso de ganar, se arma un “gobierno de asesores”, y listo. En el fondo, expresan una pobre idea sobre la institución presidencial y, al mismo tiempo, una disposición de ejercer control partidario del Ejecutivo por encima de las facultades del mandatario.

Lo más relevante es de qué madera está hecho un candidato, o sea qué tipo de persona es realmente. Ello es difícil de apreciar pues se refiere al factor humano, que incluye inevitablemente una zona misteriosa: nunca terminamos de conocer a las personas, ni siquiera a las más cercanas, ni siquiera a nosotros mismos. Nos consta que no todo lo que brilla es oro. Y no hace falta demostrar que los electores pueden ser engañados por las apariencias y los actos de ilusionismo, las tretas demagógicas y las mentiras. Allí está Trump.

Nadie reúne todas las cualidades, pero hay una exigencia fundamental que debemos hacerles a quienes aspiran a gobernar: la integridad moral. Allí se juega todo. Es muy grave si llega al poder alguien que tiene pocos escrúpulos. Un gobernante puede acreditar estudios especializados y habilidades de gestión, pero si es moralmente desinhibido, o frívolo, o cínico, lleva consigo el germen de una catástrofe.

En las elecciones presidenciales no votamos por un programa ni por un comité, sino por una persona en la que depositamos nuestra confianza para que gobierne, con el mejor criterio posible, dentro de la Constitución. Es esencial que defienda los valores republicanos y las instituciones que hacen posible la vida en libertad; que proteja el interés nacional en cualquier circunstancia; que administre con rigor los bienes del Estado; que resista las presiones de los grupos de interés; que gobierne para todos; que sea capaz de mantener el equilibrio y la serenidad en los momentos difíciles. Hablamos por lo tanto de una persona en la que vale la pena confiar. (La Tercera)

 Sergio Muñoz

De conveniencia propia y de interés colectivo-Rafael Rodríguez

No ha dejado de llamarme la atención lo solitaria que se ha visto a la industria de AFP en la lucha que están dando por mantener el sistema de capitalización individual. Básicamente la clase empresarial, los políticos que suscriben la libertad de formar una previsión independiente y el mundo académico, no han acudido en su ayuda. Es cierto que ha habido en privado apoyo y algunas expresiones públicas, pero como el tema no es popular, hay que tener coraje para defenderlo porque no es grato -como lo sufrió José Piñera y otros- y quizás no sea rentable para muchos hacerlo desde sus particulares conjuntos de intereses, en el corto plazo. Me gustaría recalcar esto último, en el corto plazo.

Veo un peligro en esta política de «cada uno mata su propio chancho» que se ha venido dando en forma creciente, un peligro que es potencialmente grave. En Argentina hace unos ochenta años atrás las clases más ilustradas dejaron su rol natural de liderar al país y a la política; más bien se dedicaron a disfrutar de los beneficios de haber formado un patrimonio significativo.

No por casualidad Argentina se encontraba entre las ocho economías más grandes del mundo, con un ingreso per cápita similar al de Canadá y Australia. No soy un experto en la economía y sociedad argentinas, pero personas que sí lo son sostienen la hipótesis de que si bien no es el único factor, el abandono de sus responsabilidades de una parte importante de la clase dirigente fue lo que dio espacio para la entrada de líderes populistas que terminaron con la instalación del peronismo como una fuerza dominante de la política.

Hoy el país ha perdido más de 50 lugares en el ranking de ingreso per cápita. Un par de datos que reflejan esta crisis: en cifras de poder adquisitivo de paridad (PPP), en 1980 el ingreso per cápita de Chile era de MUS$ 3,4, poco más de la mitad de los MUS$ 6,3 de Argentina. El año pasado el de Chile llegó a ser un 15% más que el de nuestros vecinos (MUS$ 23,5 vs. MUS$ 20,5).

Esta ha sido la lamentable trayectoria de un país que logró estar en el ranking top ten mundial para posteriormente descender a niveles que constituyen una de las mayores pérdidas de oportunidad del mundo. Si se quisiera cuantificar esta pérdida bastaría con promediar el ingreso per cápita de Australia y el de Canadá y restarlo al de Argentina. La diferencia equivale a una pérdida anual de MMUS$1.5 miles de millones (no hay error, está bien la cifra, en dólares del 2016).

En Colombia pasó algo similar con el narcotráfico y la guerrilla; el primero era un problema que afectaba a «otros» y el segundo era un problema del Estado y sus fuerzas armadas. Finalmente, el narcotráfico sometió a la población a un terror sin precedentes y corrompió una parte importante de la estructura social, mientras que la guerrilla terminó secuestrando, extorsionado y reclutando a la fuerza a jóvenes, afectando así a toda la sociedad, obligándola a un gasto militar gigantesco para lograr después de décadas una paz que empieza recién a ver la luz.

Dios quiera que este no sea el tipo de camino que vayamos a seguir en Chile. Para evitarlo es necesario salir de las comodidades propias y jugarse por los principios, en paz pero con valentía. (DF)

Rafael Rodríguez

Fascismo, alimentos y libertad de expresión

¿Qué tienen que ver entre sí estos tres conceptos? Mucho. La ley de etiquetado de alimentos aprobada hace poco en Chile fue patrocinada por un grupo de fundamentalistas encabezado por el senador Guido Girardi, que quieren imponer a los demás los alimentos que pueden ingerir. En Inglaterra son denominados los fascistas de la comida, pues son irreductibles en su intento por imponer sus cánones estéticos y alimentarios a toda la población.

La ley, conocida en su tiempo como “ley del Super Ocho”, prohíbe la venta de dulces en los colegios. Tampoco permite vender sándwiches, hamburguesas, bebidas gaseosas y otros alimentos considerados “chatarra”, de modo que en los colegios los niños sólo podrán comprar unas matitas de apio y frutas. Ello ha desatado un incipiente mercado negro entre los niños, que llevan golosinas al colegio y las venden a sus compañeros, lo que al menos tiene el mérito de fomentar el emprendimiento, aunque no logrará que la alimentación de los niños sea más sana.

La falla conceptual de la ley es que en lugar de educar e incentivar los buenos hábitos alimenticios prohíbe consumir ciertos alimentos en determinados lugares y castiga el consumo de otros con un pretendido descrédito social, sin lograrlo como veremos más adelante.

Girardi ha reaccionado duramente a una campaña de prensa de la organización gremial que agrupa a productores de alimentos, denominada “Hagámoslo bien” porque hacen ver los errores que contiene la ley. El senador ha hecho graves acusaciones diciendo que la campaña la patrocinan quienes han estado envenenando a nuestros niños por años, mencionando luego a varias empresas productoras de alimentos. A sus críticas se ha sumado el Ministerio de Salud que señala que las críticas no corresponden para una ley tan importante en el país, y los artistas que osaron participar en esta campaña ya han sufrido el bullying de sus colegas “progres”. Alguno ha manifestado ya su arrepentimiento, en una confesión a lo Padilla.

Es que el fascista no sólo pretende obligar a la gente a comer lo que él quiere, a pensar como él, sino que además pretende que le obedezcan sin chistar. Por eso les ha indignado esta campaña que no hace otra cosa que poner en evidencia algunas de las aberraciones de la ley.

Entre estas aberraciones está el que la medición para determinar si un producto debe llevar el disco “alto en”, se hace en relación a una medida de 100 gramos, en circunstancias que en muchos alimentos es impensado consumir de una vez 100 gramos (margarina por ejemplo). Los productores de alimentos piden que la medición se haga en relación a la porción que habitualmente se consume, lo que parece del todo razonable. La medición adoptada transforma el etiquetado en algo absolutamente irrelevante porque prácticamente todos los alimentos quedan etiquetados como “alto en” sodio, azúcares o grasas, lo que no permite discriminar entre aquellos que tienen mucha o poca azúcar, por ejemplo. Esta observación, que fue profusamente representada durante la tramitación de la ley, fue desechada por los fascistas de la comida, lo que parece bastante inexplicable a primera vista. La razón es que, como lo expresó en su oportunidad Girardi, ellos querían una ley que estuviera entre las más exigentes del mundo.

La falla conceptual básica que anima a los fascistas de la comida es que no es sostenible una alimentación saludable si la persona no tiene hábitos alimenticios sanos. Esos hábitos, en una sociedad libre, se forman a partir de la convicción, la responsabilidad y el esfuerzo de cada persona, lo que se forja fundamentalmente en la familia. Reemplazar esa convicción por un estado policial que persigue a los consumidores no es una solución de largo plazo. Es más, lesiona los incentivos para que las familias cuiden la alimentación de sus hijos, pues ahora muchas de éstas entenderán que sale de su ámbito de responsabilidad la alimentación sana y equilibrada de los niños, cuestión que ahora es una tarea del Estado.

Como le gustaba decir a Mussolini: “Todo en el Estado, nada fuera del Estado”. (DF)

Luis Larraín

Director del SII avala legalidad de inversión de Piñera en Perú

Con aire triunfal los representantes de la oposición dejaron ayer la sala donde sesiona la comisión investigadora de las inversiones de Bancard en la empresa peruana Exalmar. Esto, luego que tras una hora y media de exposición, el director del Servicio de Impuestos Internos (SII), Fernando Barraza, despejara una incógnita que a la derecha le pareció suficiente para terminar incluso con la instancia: “Específicamente, respecto de la creación de esta sociedad, por parte del grupo Bancard, en las Islas Vírgenes Británicas, se informó oportunamente al Servicio de Impuestos Internos”.

Esta frase, que el personero debió repetir, ya que todos los representantes de la oposición preguntaban acerca de si había alguna irregularidad en que la empresa del ex presidente de la República, Sebastián Piñera, hubiera creado una sociedad en el mencionado paraíso fiscal, fue la que gatilló la algarabía de los diputados opositores, lo que generó un ambiente muy tenso durante toda la sesión.

Barraza también mencionó que Bancard no habría incurrido en irregularidades tributarias en lo que respecta a la sociedad que invirtió en la pesquera peruana Exalmar durante el litigio marítimo con ese país, pero acto seguido fue categórico en que hasta el 1 de enero de este 2017, el SII no tenía facultades para fiscalizar a las sociedades creadas en el exterior y que invierten también fuera de Chile.

De ahí que Bancard cumplió con la legalidad vigente en nuestro país antes de la reforma tributaria, con sólo informar al SII de la creación de la sociedad Bancard International S.A.

Sin embargo, la sola palabra del director del organismo fiscalizador no dejó conforme al diputado Sergio Ojeda (DC), quien solicitó a Barraza que hiciera llegar los documentos que acreditan sus categóricas afirmaciones.

Lo anterior produjo un breve conato, pues desde la derecha -diputados como Joaquín Godoy (Amplitud), Paulina Nuñez (RN), Nicolás Monckeberg o Patricio Melero- expresaron su desazón por la solicitud del legislador falangista: “Qué vergüenza”, repetían una y otra vez, y se disculpaban con Barraza por tan inapropiada solicitud.

En todo caso, el director del SII no se dio por aludido y parapetado en el “secreto tributario” se negó a entregar la información solicitada.

MIRADAS ANTAGÓNICAS

Al término de la sesión, las miradas de ambos bandos eran absolutamente antagónicas. Para el presidente de la comisión investigadora, el DC Fuad Chahín, quien fue permanentemente presionado por sus pares de oposición durante la sesión, la exposición de Barraza “hay una cosa que es muy clara, que estas inversiones en las Islas Vírgenes por parte del grupo Bancard se realizaron en un momento en que el Servicio de Impuestos Internos no tiene ninguna facultad para fiscalizar, controlar, ni siquiera pedir información de lo que ocurría, menos aún de percibir los impuestos”.

Desde el punto de vista del diputado Monckeberg, “el director del SII fue categórico, en tres oportunidades, en señalar que las inversiones que hizo Bancard, a través de subsidiarias, en Exalmar eran absoluta y totalmente legales, que se cumplió con todas las disposiciones tributarias y que ellos no hicieron, por lo mismo ningún reparo”.

Por ello, atribuyó la investigación de la comisión a que “sólo hay un móvil político”. Ello, haciendo caso omiso de que sobre las empresas creadas en el exterior el propio Barraza afirmó “es ahí donde no tenemos facultades, sólo tenemos facultades para fiscalizar a las empresas locales que hacen inversiones en el extranjero”. (DF)

Fondos soberanos de Chile caen US$ 1.500 millones en dos meses

La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos a inicios de noviembre remeció los mercados globales, principalmente el de bonos, instrumentos que vieron desplomar su valor ante la expectativa de una política fiscal más expansiva de parte del sucesor de Barack Obama. Aquello impactó la renta fija en todo mundo y la repercusión para Chile no fue menor.

Una de las vías de traspaso de la volatilidad fue el rendimiento de los fondos soberanos chilenos, que desde octubre han perdido casi US$ 1.500 millones de su valor.

De acuerdo a cifras de la Dirección de Presupuestos (Dipres), entre octubre y noviembre el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) ha reducido su valor de mercado en US$ 899 millones, totalizando US$ 13.821 millones, la cifra más baja desde inicios de 2015 (ver gráfico).

En el mismo período, el Fondo de Reserva de Pensiones (FRP) redujo su tamaño en US$ 560 millones, con lo que su valor de mercado se situó en US$ 8.843 millones, mínimos desde el primer trimestre.

¿Las razón de las caídas? La exposición de los fondos a bonos soberanos y a monedas, que se vieron afectadas tras la victoria de Trump. En el caso del FEES, su exposición a deuda soberana -tanto nominal como indexada a inflación- asciende al 68,9% de la cartera de inversiones, mientras que apenas un 8,1% está invertida en acciones.

En el caso del FRP, el 63% de las inversiones se centra en renta fija soberana, mientras que un 20% en bonos de empresas. La participación de la renta variable en el total asciende a 16%.

HACIENDA

Desde Hacienda desdramatizan la disminución que han mostrado los fondos en los últimos dos meses. Precisan que la baja ha sido causada “principalmente” por el alza de tasas de interés a nivel global, sobre todo en los tramos mediano a largo plazo de las curvas y por las depreciaciones con respecto al dólar de las monedas en que se invierten los fondos.

“Es importante señalar, si se tiene en cuenta el enfoque pasivo de nuestras inversiones y su baja rotación, que las ganancias o pérdidas transitorias debido a movimientos en las tasas de interés tienden a desaparecer a medida que pasa el tiempo, ya que los bonos tienden a converger a su valor par”, explican en Teatinos 120.

El economista de BCI Estudios, Antonio Moncado, recalca que no es la primera vez que ambos fondos registran pérdidas de tal magnitud en los últimos seis años. “La gestión de los fondos es adecuatoria y los fondos deben rebotar por la recuperación de los activos en diciembre”, dice.

El economista de Banchile Inversiones, Nathan Pincheira, coincide: “Las pérdidas de los fondos son recuperables, ya que el mercado de renta fija es mucho menos volátil que el de renta variable. Y algo de eso ya se vio hacia fines del año pasado”.

Mientras que el economista jefe de Scotiabank Chile, Benjamín Sierra, plantea que si bien la caída es “importante”, se trata de un movimiento “sistémico” no atribuible a la distribución de los activos. “Sin duda que este tipo de resultados será más frecuente en los próximos años, en la medida que entramos en un período más desafiante en administración de carteras”, afirma.

FONDO DE RESERVA DE PENSIONES

A fines de 2014, el Ministerio de Hacienda encargó al Comité Financiero -instancia asesora en la gestión de los fondos soberanos- analizar cambios en la política de inversiones del Fondo de Reserva de Pensiones (FRP).

Según el acta del Comité Financiero del 7 de noviembre de 2014, los miembros de la instancia acordaron solicitar un estudio a un consultor internacional sobre el tópico. En 2016 se escogió a Mercer como el consultor. «A partir de las conclusiones de este estudio, el Comité evaluará si la política actual de dicho fondo debería ser modificada para cumplir de mejor forma los objetivos para los cuales fue creado», señalaba el documento.

La última modificación al régimen del FRP data de 2012. En 2011, el Comité aprobó eliminar de la cartera de inversiones las posiciones en el mercado monetario. En su reemplazo, se flexibilizó el régimen para que el fondo tomara posiciones en instrumentos más riesgosos, como bonos corporativos y acciones.

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