El Gobierno de Chile decidió restarse de la cumbre del Pacto Mundial para la Migración impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), el cual será respaldado este 10 y 11 de diciembre por más de 180 países en Marrakech, Marruecos.
De acuerdo a un documento elaborado por la subsecretaría del Interior, desde el Ejecutivo advirtieron una serie de diferencias con la iniciativa, que busca proteger los derechos humanos de las personas que salen de sus países de origen a buscar nuevos horizontes.
En ese sentido, según La Moneda, en el acuerdo del organismo multilateral «no se aprecia diferencia entre migración regular e irregular». Asimismo, cuestionó la idea de que el inmigrar sea un derecho humano, según publicó este domingo El Mercurio.
Al respecto, el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, explicó que «nuestra posición es clara. Nosotros decimos que la migración no es un derecho humano. El derecho lo tienen los países de definir las condiciones de ingreso de los ciudadanos extranjeros». «Si fuera un derecho humano, entonces estamos en un mundo sin fronteras. Creemos firmemente en los derechos humanos de los migrantes, pero no que migrar sea un derecho humano», añadió.
Cabe destacar que el pacto ya había sido rechazado por Estados Unidos y otros nueve países que ya se habían comprometido, en medio de la presión ejercida por sectores políticos internos que acusan que este altera su legislación nacional sobre el tema.
La decisión del Gobierno de Sebastián Piñera se suma a las posturas de Australia, Italia, Bulgaria, Austria, Hungría, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Suiza, Estonia, Lituania, Israel y la República Dominicana. Todos ellos anunciaron que no adoptarán el texto y no asistirán a la cita, un hecho que compromete la relevancia del evento..
Desde la ONU han lamentado la reacción de esas naciones. De hecho, la Alta Comisionada para los DD.HH., Michelle Bachelet, se declaró «muy decepcionada» y explicó que esa postura se debe a que «muchos líderes, en lugar de dirigir y dar ejemplo prefieren mirar las encuestas para ver si la gente teme a la inmigración».
Las retiradas comenzaron el año pasado con Estados Unidos que se desmarcó del proceso de elaboración del pacto -consensuado en junio de 2017 tras 18 meses de intensas negociaciones- con el argumento de que contiene cláusulas que no son acordes con la política migratoria del Presidente Donald Trump.
La Misión de Estados Unidos ante la ONU acusó en un comunicado ayer a la organización de tratar de promover a través de este pacto «la gobernanza global a expensas del derecho soberano de los Estados a controlar sus sistemas de inmigración».
Según los organizadores de la cumbre de Marrakech, dos tercios de los 193 países miembros de la ONU asistirán, pero con diferentes grados de representatividad, de los que se destaca la presencia de al menos dos jefes de Estado africanos y algunos líderes europeos como la canciller alemana, Angela Merkel, o el jefe de gobierno español, Pedro Sánchez, entre otros, además del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
El pacto migratorio, pese a no ser vinculante, genera rechazo y división interna dentro de los países que lo van a rubricar: en Bélgica, los nacionalistas flamencos de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA) se retiraron este sábado de la coalición gubernamental debido a que el Primer Ministro, Charles Michel, va a acudir a Marrakech para rubricar el texto, con lo que a su regreso a Bruselas deberá acometer una remodelación gubernamental.
El Pacto Mundial para la Migración se compone de 23 objetivos y es el primer documento mundial sobre este fenómeno que ofrece un marco de cooperación para gestionar mejor la migración a nivel local, nacional e internacional, así como identifica las mejores acciones en la materia.
La Organización Internacional para la Migración (OIM) defiende que el pacto «representa una oportunidad histórica para mejorar la cooperación internacional en materia de migración y para fortalecer la contribución de los migrantes y la migración al desarrollo sostenible».
Según cifras de la OIM, hay más de 258 millones de migrantes en el mundo, lo que representa el 3,4% de la población; una cifra que irá creciendo como resultado de la globalización, la creciente conectividad a través de comunicaciones y transporte, los desequilibrios demográficos y el cambio climático, entre otras razones.
SUS CONTENIDOS
El pasado 13 de julio, durante la Asamblea General de la ONU, se acordó el primer pacto global sobre migración, el cual busca gestionar los flujos migrantes y que deberá ser ratificado el próximo 10 y 11 de diciembre en Marrakeck (Marruecos) por los países miembros de las Naciones Unidos. Su nombre: Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular.
Para el secretario general del organismo, António Guterres, la decisión de llegar a este acuerdo “refleja el entendimiento común de los gobiernos de que la migración que cruza fronteras es, por definición, un fenómeno internacional y que para gestionar con efectividad esta realidad global es necesaria la cooperación para ampliar el impacto positivo para todos”.
El texto, cuenta con 23 grandes objetivos, y algunas metas. Además no es vinculante y respeta la soberanía de cada nación para gestionar las políticas migratorias.
PRINCIPALES ALCANCES
El Pacto Mundial para la Migración implica que los países firmantes se comprometan a tratar y solucionar problemas y riesgos que se han en el marco de la migración como la trata y tráfico de personas; además de evitar medidas para evitar el flujo de personas como la separación de las familias y la detención de migrantes.
Además reconoce el derechos de las personas que ingresen al país en busca de mejores oportunidades a recibir salud y educación en los países que los acogen.
Por otro lado, las naciones que ratifiquen este acuerdo se comprometen a mejorar las medidas de seguridad en sus fronteras y costas con el fin de salvaguardar la vida de quienes ingresen a la frontera.
Miroslav Lajčák, el ex secretario general de la ONU, destacó que la iniciativa no busca incentivar la migración ni impedirla, ya que el documento “no dicta, no impone y respecta totalmente la soberanía de los Estados” y es un recurso para “encontrar el equilibrio entre los derechos de las personas y la soberanía de los Estados”.
APOYO DE RN Y UDI
Parlamentarios de la UDI y RN celebraron la decisión del gobierno de no unirse al pacto migratorio de la ONU, concordando con el Ejecutivo en el sentido que la migración no sería un derecho humano.
Desde la UDI, Jacqueline van Rysselberghe, sostuvo que “encontramos muy, muy bueno el que Chile no haya suscrito el pacto de migración de la ONU, estamos convencidos que la migración no es un derecho humano, que la migración tiene que darse en torno a lo que le conviene a cada país resguardando los derechos de los migrantes pero, sin duda, resguardando también los derechos de las personas que viven en ese país”.
En este sentido afirmó que “esto no se puede transformar en un desorden como el que había en el gobierno anterior, nuestro gobierno ha logrado ordenar todo el tema de la migración, estamos avanzando, estamos dándole condiciones de dignidad a quienes se quedan a colaborar en nuestro país, pero acá no puede venir cualquier persona desde afuera y esto transformarse en un derecho humano, eso es dejar las fronteras abiertas”.
Por tanto enfatizó “felicitamos al gobierno por la decisión de no suscribir este pacto de la ONU, que quería transformar la migración en un derecho humano, y que creemos, que lo que va a hacer, es transformar la migración en un verdadero desorden”.
Aunque para Jaime Bellolio migrar “obviamente es un derecho”, en el programa Estado Nacional sostuvo que es algo “prudencial” que Chile no suscriba el acuerdo, por cuanto se está discutiendo internamente sobre la material. Para él, además, este hecho no implica que el país “se esté restando del escenario internacional”.
Para la diputada Paulina Núñez, quien lideró la interpelación contra el exministro Mario Fernández, esta es también una buena noticia. “Nosotros tenemos serios reparos sobre el contenido y objetivos del Pacto Mundial para una migración ordenada, segura y regular”.
“Por ejemplo, no se aprecian diferencias entre Migración regular e irregular y para nosotros eso es clave, no es lo mismo un inmigrante que cumple con toda la legislación que rige en el país y reside en el en regla que el que no lo hace”, detalló.
Asimismo, añadió que, para ella, “la ONU lo planteó mal y hoy Chile se resta de la reunión en Marruecos y se suma a países como Austria, USA, Bélgica, Croacia y varios más que ya han manifestado que votarán en contra”.
Sumándose a estas palabras, el senador Francisco Chahuán indicó que “una cosa es velar por los derechos de los migrantes y una cosa muy distinta es establecer que la migración, tanto legal como ilegal, pueda ser un derecho humano fundamental. Ese contexto vamos a respaldar la decisión”.
LAS RAZONES DEL GOBIERNO
La tarde de este domingo, desde el gobierno dieron a conocer los argumentos para no participar de este pacto que deberá ser ratificado por los países integrantes de Naciones Unidas este 10 y 11 de diciembre en Marruecos.
Según detalla el texto, “la última versión del instrumento refleja ciertos estándares internacionales que no son compatibles con nuestra política migratoria, pues no resguardan de manera adecuada los intereses de Chile en esta materia”.
Es así como identifican tres argumentos que llevan a Chile a restarse de la iniciativa:
- Frente a ciertos eventos del fenómeno migratorio, el Pacto no distingue claramente entre los derechos y obligaciones que asisten a migrantes regulares e irregulares. Por ejemplo, en cuanto a la pertinencia de la detención y las circunstancias en que procede la reunificación familiar.
- El Pacto establece una jerarquización de ciertos criterios que flexibilizan los procesos de regularización, como la movilidad laboral. Esta jerarquización no es coherente con la política migratoria de Chile.
- Se establecen beneficios a ciertas categorías de migrantes, como aquellos que abandonan su país por causa de desastres naturales. Esta diferenciación no tiene correlato en el derecho internacional y pone en riesgo el carácter excepcional del refugio como forma de protección internacional.
Sumado a lo anterior, mencionan que si bien este pacto no crea obligaciones internacionales, muchas de sus disposiciones si utilizan un lenguaje vinculante, lo que según explican podría dejar la puerta abierta para que “actores internacionales interfieran en el diseño de la política migratoria nacional”.
Finalmente desde el Gobierno detallan que “si bien el Pacto es correcto en su espíritu, la ambigüedad de los estándares que establece presentan un riesgo al diseño de una política migratoria responsable”.
En la misma línea el subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, mencionó que “Chile está completamente de acuerdo que el fenómeno de las migraciones es un fenómeno que requiere de la cooperación internacional”, pero que “el espíritu del pacto migratorio fue evolucionando desde un pacto que apuntaba a la necesaria cooperación internacional hacia un pacto que refleja estándares internacionales que no son aplicables con la política migratoria chilena”.
Según puntualizó la autoridad, “no corresponde que iniciativas que tienden a orientar la acción internacional se constituyan -por conceptos de las ambigüedades propias del texto o por afirmaciones categóricas- en una especie de camisa de fuerza respecto a lo que posteriormente corresponde a cada país hacer”.



