O’Higgins, la Patria y la identidad nacional-Pilar Lizana

O’Higgins, la Patria y la identidad nacional-Pilar Lizana

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Una idea es el puntapié inicial para desarrollar un proyecto, pero cuando se trata de un Estado, se necesita mucho más que eso. Se requiere unidad, un destino común y una identidad que represente a todos y a cada uno. El Padre de la Patria no es una casualidad, no es solamente aquella persona que puede simbolizar un proceso, es quien cumple un rol fundamental en el desarrollo de los valores e historia de un país. Es un protagonista clave en la construcción de los cimientos sólidos que sostendrán ese proyecto que llamamos Chile.

Esta semana se conmemoró un nuevo natalicio de Bernardo O’Higgins que viene a recordarnos de dónde venimos y que junto a otros próceres, como Prat o Baquedano, ha sido ese protagonista clave. Hijo natural de quien fuera gobernador de Chile y Virrey del Perú, se educó en Lima y Londres, donde conoció, entre otras cosas, el arte de la acuarela.

Con una vida difícil en Inglaterra, la falta de recursos lo llevó a trasladarse a Portugal, sobrevivió a la malaria y sólo obtuvo el apellido O’Higgins cuando su padre murió y recibió el reconocimiento póstumo. Hasta antes de eso era sólo Bernardo Riquelme.

Un profundo sentimiento patrio lo trajo de vuelta a su país. Fue el primero en llamarnos chilenos, el 4 de marzo de 1819, cuando firmó ese decreto que, rechazando la denominación de naturales, declaró que debían ser llamados chilenos. Terminando con las diferencias buscaba la igualdad ante la ley. Poco después, bajo su mandato, en 1823 Chile se transformó en el primer país americano y el segundo en el mundo en terminar con la esclavitud. Somos todos chilenos y somos todos iguales. Poco a poco se iba construyendo esta larga y angosta franja de tierra.

Nos dio nuestra primera Constitución y aportó una visión geopolítica relevante al notar a Chile como un país marítimo. Fundó la primera escuadra nacional, la escuela militar e hizo posible la creación del himno y la bandera.

Conocedor del mapudungun incorporó a la cultura mapuche en la unidad nacional que estaba creando. Esa estrella de cinco puntas no es otra que la venus que guiaba a ese pueblo en sus empresas guerreras, el tricolor del pabellón, el mismo que usan los guerreros araucanos. Incorporando a la diversidad construyó los símbolos de unidad que representarán a Chile en el mundo entero.

Así, Bernardo O’Higgins, desde su participación en el proceso de independencia, fue creando una identidad nacional, manifestada concretamente, a través de sus acciones y el orden institucional del momento.

Hoy, más de 240 años después, resulta fundamental recordar a esta figura de nuestra historia. Sin ella no podríamos estar debatiendo sobre el futuro de Chile, su orden constitucional ni menos sobre su posición global.

Unidos en una bandera y en un gentilicio, O’Higgins nos entregó pertenencia. Una que debiese ser transmitida de generación en generación. Saber de dónde venimos sólo refuerza nuestra identidad, y ésta, nuestra cohesión social. Aspectos tan necesarios para enfrentar los desafíos de hoy. (El Líbero)

Pilar Lizana