Nunca más invisibles-José Carlos Meza

Nunca más invisibles-José Carlos Meza

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Quiero ocupar estas líneas para hablarle a un grupo de chilenos que durante años fue mirado en menos por todos los gobiernos. Me refiero a la mayoría silenciosa. A la gente trabajadora de clase media que se levanta temprano, que paga sus cuentas sola, que no le debe nada a nadie y que, sin embargo, cada vez que había que repartir justicia, oportunidades o respeto, quedaba fuera de la fila.

A ustedes quiero hablarles.

Sé que muchos votaron con rabia en la primera vuelta. Con desconfianza. Con esa sensación acumulada de que los mismos de siempre nunca los escucharon y nunca los miraron de frente. Y lo más importante es que ustedes tienen razón. Fueron ignorados durante demasiado tiempo.

Cada vez que reclamaban por la delincuencia que se apoderaba de sus barrios, los acusaban de exagerar. Cada vez que pedían que la inmigración se ordenara y que la ley se respetara, los acusaban de intolerancia. Cada vez que denunciaban privilegios y abusos, les respondían que no entendían o que estaban mal informados.

Mientras tanto, ustedes veían cómo se instalaba en Chile una división profunda entre dos realidades muy distintas. Un Chile protegido donde casi no existen portonazos ni balaceras, donde no hay listas de espera interminables en los consultorios y donde jamás se conocen los problemas de quienes viven con miedo. Y otro Chile que es el de ustedes, donde el temor se volvió parte de la rutina, donde la plata nunca alcanza y donde el Estado suele aparecer tarde, mal o nunca.

Ese Chile real fue invisibilizado. Y lo fue por años.

Pero en esta elección, Chile habló, y los invisibles se hicieron notar con fuerza.

Quiero decirles algo con total honestidad. Yo sé lo que es que te ninguneen. A los Republicanos también nos dijeron que estábamos equivocados. Que defender el orden, la seguridad, la frontera y la ley era un gesto fuera de época. Nos trataron como si fuéramos un problema para el sistema político. Y sin embargo, aquí estamos, convertidos en la fuerza más grande del Congreso y con un candidato que hoy tiene una opción real de disputar la presidencia para recuperar un país que se estaba acostumbrando al deterioro.

Por eso quiero extenderles una invitación sincera.

No vengo a ofrecerles milagros ni paraísos. Ya hemos visto demasiados gobiernos llenarse de promesas que nunca se cumplen. Yo vengo a ofrecer algo más simple y más valioso. Respeto. Escucha. Prioridad.

Porque mientras ustedes ajustaban sus presupuestos para enfrentar el alza del costo de la vida, este gobierno se reía de ustedes mientras escondía errores que provocaron aumentos en las cuentas de la luz. Se reía de ustedes mientras miles perdían el empleo. Se reía de ustedes mientras llenaban la administración pública con amigos, operadores y conocidos que nunca pasaron por un concurso transparente. Se reía de ustedes cuando advertían que la migración ilegal estaba desbordada, porque desde sus propias realidades protegidas ese problema no era visible.

Basta. De verdad, basta.

Chile merece algo distinto. Merece un gobierno que mire la realidad a los ojos y actúe sin miedo. Merece un Estado que proteja a quienes cumplen la ley, no a quienes viven al margen de ella. Merece un liderazgo que reconozca el esfuerzo de quienes levantan el país todos los días.

Nosotros sí podemos hacernos cargo de este Chile cansado y desconfiado, pero al mismo tiempo digno. Podemos poner fin al desprecio institucional que tantos han tenido que soportar. Podemos devolver el control sobre los barrios, la seguridad y el futuro. Y podemos hacerlo porque no vivimos del reparto de favores, porque no dependemos de grupos de poder y porque no estamos aquí para administrar el desastre, sino para cambiarlo.

Ustedes, que por tanto tiempo fueron tratados como invisibles, tienen hoy la posibilidad de abrir un nuevo capítulo para Chile. Un capítulo donde su voz vuelva a importar. Donde el respeto no sea un lujo. Donde el Estado no los mire por encima del hombro. Donde la prioridad la tenga la gente y no las élites protegidas.

Si quieren un gobierno que nunca más los mire en menos, que los ponga primero sin cálculo y que gobierne para el Chile real, confíen esta vez.

Nosotros no vamos a fallarles. (El Líbero)

Juan Carlos Meza