Expertos expusieron sus dudas y críticas por el impacto que tendría el proyecto de ley de reforma al impuesto a la renta que por estos días el Ministerio de Hacienda ha ido socializando con distintos gremios, puntualmente por el nuevo esquema que se plantea para las grandes empresas.
La propuesta central incluye un régimen dual, que, en primer lugar, reduce el impuesto corporativo de 27% a 25%.
En este sistema los propietarios contribuyentes de impuestos finales quedarán sujetos al impuesto a las rentas del capital con una tasa de 16%, la que será retenida al momento de realizar la distribución del dividendo.
A su vez, las utilidades distribuidas por las empresas sujetas a este régimen quedarán gravadas con un nuevo impuesto, denominado tributo a la primera distribución, con una tasa de 4%, independiente de quien sea el destinatario de las utilidades. Este gravamen será retenido al momento de la distribución.
Según la cartera que lidera Mario Marcel, este esquema busca alinear la carga tributaria con el promedio de la OCDE, situándola en un 39,5%.
DUDAS SOBRE INCENTIVOS A LA INVERSIÓN
César Gacitúa, socio de Tax & Legal en Deloitte, valoró la intención de incentivar la inversión, pero señaló limitaciones en la propuesta. «Con la información que contamos actualmente es difícil pronunciarse con mayor profundidad, pero el esquema que se ha propuesto recientemente tiene por objetivo desde el Gobierno el incentivar la inversión a través de una reducción del impuesto corporativo en dos puntos porcentuales», comenzó diciendo Gacitúa.
«Esta baja en el tributo creemos que va en la línea correcta, pero al mismo tiempo nos parece insuficiente para modificar la decisión de inversión de grandes proyectos si consideramos que el impuesto corporativo de la OCDE en promedio es más cercano al 23%-24%», añadió.
Además, Gacitúa advirtió que el tributo del 4% a la primera distribución de utilidades podría neutralizar el beneficio de la reducción del impuesto corporativo, especialmente en grandes holdings empresariales.
«La reducción del impuesto se ve compensada por un tributo del 4% a toda primera distribución de utilidades, lo cual en los grupos empresariales disminuye el beneficio de la baja del impuesto corporativo ya que casi todos los grandes holding empresariales tienen varias empresas en cadena y distribuyen al menos un 30% de sus utilidades anualmente«, manifestó.
Complejidades jurídicas y fiscales
Por su parte, Cristóbal Pérez, abogado tributario y académico de la Universidad de los Andes, expresó preocupación por las implicancias jurídicas y de diseño del nuevo esquema. «Creo que si se quiere introducir un impuesto a la distribución de dividendos, hay que hacer un análisis bastante más profundo porque sería no solamente un impuesto para las empresas, sino que más bien un impuesto para los socios de las empresas, lo cual creo que podría generar algunas complicaciones desde el punto de vista de financiamiento«, expuso Pérez.
El experto también destacó la necesidad de un estudio detallado para evitar problemas derivados de la interacción entre sistemas tributarios. «En Chile tuvimos durante un tiempo una dualidad de sistemas que generó bastantes complejidades al momento de aplicar lo que fue el sistema de integración parcial con el sistema de integración total, y por lo mismo tuvo que modificarse nuevamente el sistema», expresó.
Por eso, consideró que «si quieren de nuevo hacer interactuar estas reglas del sistema de integración con las reglas del sistema clásico, se requiere un análisis bastante más profundo, estudiado en detalle para lograr un resultado que no genere consecuencias negativas».
Juan Ortiz, economista senior del Observatorio del Contexto Económico (OCEC) UDP, subrayó los impactos económicos y fiscales de la medida. «Es positivo respecto a la reducción de la carga tributaria y su impacto positivo respecto a la inversión. Esta medida también permitirá impulsar en parte el crecimiento económico efectivo y también respecto al crecimiento del PIB potencial», indicó.
Sin embargo, Ortiz alertó sobre los costos fiscales asociados. «La reducción en 2 puntos la tasa de impuesto implicaría menores ingresos en torno a US$1.000 millones. Mientras que la nueva tributación respecto a las utilidades distribuidas tiene efectos negativos en el mercado de capitales, específicamente en la renta variable, la cual la hace menos competitiva». acotó.
El economista también planteó dudas sobre la capacidad del nuevo impuesto para compensar la caída en ingresos. «La base del impuesto al retiro de dividendos no es anual, ya que es contingente al retiro de recursos por parte de las firmas. La pregunta que surge es si existe una trayectoria estimada asociada al retiro de dividendos que compense dicha caída», finalizó. (Emol)