Uno de los hitos más importantes de la política comercial de Chile será concretar la modernización del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, que consiste en reemplazar el acuerdo vigente desde 2003 por un nuevo instrumento internacional, que actualice y profundice las relaciones económicas, políticas y de cooperación con dicho bloque.
La negociación de la modernización de nuestras relaciones con la UE se inicia, formalmente, a fines del segundo gobierno de la presidenta Bachelet y continuó hasta su finalización técnica, durante el gobierno del presidente Piñera. Como ha sido un sello de nuestra política comercial, su consideración por parte de las respectivas autoridades correspondió a una política de Estado. Este aspecto, fue refrendado en reiteradas ocasiones tanto por el Presidente Gabriel Boric como por la ministra Antonia Urrejola, al expresar el firme compromiso del Gobierno con este nuevo acuerdo.
El objetivo de esta negociación fue, principalmente, actualizar la normativa comercial vigente en el actual Acuerdo de Asociación, abordando las nuevas temáticas que han emergido en el comercio global durante los últimos años.
Indudablemente, el punto de partida —el actual acuerdo— ha sido muy positivo, al convertirse en un motor fundamental para profundizar y ampliar las relaciones comerciales con el tercer socio comercial de Chile. Desde su entrada en vigor, el comercio bilateral ha crecido a una tasa promedio anual de 7%, mientras que nuestras exportaciones al bloque han aumentado en una tasa promedio de 8% anual.
El nuevo instrumento se ocupa también de estrechar los lazos políticos y de cooperación, lo cual le otorga una dimensión estratégica de envergadura para nuestro país.
Luego de cuatro años de una intensa y compleja negociación, las tratativas concluyeron exitosamente en octubre pasado, alcanzándose un acuerdo que logró avances sustanciales en el acceso al mercado europeo de productos chilenos que actualmente enfrentan algún tipo de limitación. Asimismo, se alcanzaron resultados importantes para nuestros exportadores en el ámbito del comercio de servicios y las compras públicas, donde los compromisos otorgados por la UE son de los más amplios que haya entregado a un socio extracomunitario. Los resultados en materia de economía digital son claves también para ubicar nuestra vinculación con Europa entre las más modernas del mundo.
Además, el acuerdo contiene un robusto cuerpo normativo para los temas de la agenda inclusiva del comercio. Se ha destacado el carácter “verde” de lo acordado, sus disposiciones laborales y su capítulo sobre género, donde lo acordado con la UE es lo más amplio y significativo que ambas partes hayan establecido en acuerdos comerciales anteriores. Cabe destacar, también, la atención que reciben las pymes con el propósito de que aprovechen efectivamente los beneficios del acuerdo.
El actual Gobierno puso en pausa el avance de los trabajos para firmar el acuerdo, cuestionando algunos aspectos contenidos en los textos finales e indicando que no existió un cierre de las negociaciones. Es delicado, entonces, que ello lo termine desmintiendo la máxima autoridad en asuntos exteriores de la UE, Josep Borrel, durante su último viaje a Chile, más allá de que el resultado de dicho cierre fuera también debidamente informado a la CPC, a la que se le dio cuenta de las notas diplomáticas intercambiadas con la UE, donde se concordó la finalización de las negociaciones técnicas entre ambas partes, incluyendo la fórmula del denominado “Split” del acuerdo.
La semana pasada visitó nuestro país una delegación de la UE, para sostener reuniones con la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, con el propósito de despejar las dudas formuladas por el Gobierno. Lamento que no se haya informado a la sociedad civil, a través de la valiosa instancia del “cuarto adjunto”, acerca de los temas que se discutieron y la planificación de los responsables del proceso sobre los próximos pasos. Lo anterior no deja de sorprender si se recuerda lo que se señalaba en relación con el supuesto secretismo con que se conducían las negociaciones comerciales.
Lamentablemente, los primeros meses de la actual administración en materia de política internacional no han estado exentos de cierto inmovilismo y desaciertos. Esperemos que el Gobierno reaccione pronto. El comercio global cambia de forma constante y nuestra economía requiere con urgencia mantener su competitividad y continuar entregándoles beneficios a los habitantes de nuestro país. (El Mercurio)
Juan Sutil
Presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC)



