Miserias humanas-Luis Larraín

Miserias humanas-Luis Larraín

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A mi edad uno piensa que ya nada le sorprenderá. Pero no es así; dos acontecimientos, uno en Chile y otro en el extranjero, me han desconcertado la semana pasada. El primero ha sido la reacción de un grupo no menor de personas frente a la decisión del Comité Noruego de conceder el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado. Varios políticos de izquierda no sólo se han mostrado contrarios a la decisión, lo que siendo discutible podría ser aceptable, sino que la han aprovechado para denostar a la líder venezolana. Lo han hecho los fundadores de Podemos en España. Pablo Iglesias ha dicho que Machado lleva años intentando dar un golpe de Estado en su país y que podrían haberle dado el premio derechamente a Trump o incluso a Hitler. Juan Carlos Monedero, por su parte, se pregunta cómo le dan el premio a una golpista y por qué no le cambian el nombre al Nobel de la Paz.

Como se sabe, ambos políticos han recibido recursos económicos del régimen venezolano y han pagado con servicios este financiamiento al apoyar en todo momento la dictadura de Nicolás Maduro, blanqueando sus violaciones a los derechos humanos y validando el escandaloso fraude electoral cuando robaron la elección presidencial a Edmundo González, su legítimo ganador. El presidente del gobierno Pedro Sánchez, del PSOE, ha guardado un ominoso silencio y no se ha dignado llamar a María Corina para felicitarla. Ello habla de la debilidad del gobierno español que depende del apoyo de Podemos para mantenerse en el poder. Tiene el PSOE además en su partido al expresidente Zapatero como aliado de Maduro, quien lo ha premiado también con generoso apoyo económico. Triste derrotero para el partido que alguna vez liderara Felipe González.

En Latinoamérica, afortunadamente nuestro Canciller Van Klaveren felicitó a Machado, pero los gobiernos de Uruguay y Brasil no se han pronunciado y Claudia Sheinbaum, desde México, simplemente respondió a la prensa con un “sin comentarios”. Gustavo Petro, luego de felicitar a María Corina Machado por redes sociales, se contradijo con un par de cartas derechamente incoherentes.

Pero además de las declaraciones de prensa de políticos españoles y latinoamericanos, han abundado las expresiones odiosas hacia María Corina Machado en las redes sociales. En X se le ataca sobre la base de minutas, que la tratan de golpista y hasta de terrorista, contra la realidad que demuestra que sus métodos siempre han sido pacíficos, contrariamente a los del usurpador Maduro.

Una mujer admirable y valiente como ella, que ha llegado a ser un símbolo de la lucha por la democracia y la dignidad, lo que le ha valido el Premio Nobel de la Paz, no merece ser tratada con ese odio. Es un orgullo para El Líbero haberle concedido el Premio Alma Libre Internacional el año 2024, e incomprensible para hombres y mujeres de buena voluntad que haya quienes la tratan de esa manera. Por si alguien no ha reparado en ello, brillan por su ausencia grupos feministas que hayan celebrado a María Corina Machado.

El otro caso que quería comentar y que tampoco es precisamente digno de admiración, ha sido el intento de grupos indigenistas en Chile y del propio Presidente Gabriel Boric, por aprovechar la muerte de Julia Chuñil, una mujer mapuche de 72 años desaparecida en noviembre del año 2024, para sembrar el odio y la discordia atribuyéndole la calidad de defensora ambiental de la comuna de Máfil. Grupos activistas han afirmado que habría sido asesinada por agricultores, reclamando para ella verdad y justicia. A ello se han sumado diputados que quieren aprobar una “Ley Julia Chuñil” que protege a las personas defensoras de la naturaleza y los derechos humanos ambientales.

La fiscal a cargo del caso ha declarado que Julia Chuñil era una mujer trabajadora conocida en su entorno local, desempeñando labores productivas de pequeña escala que mantenía vínculos de colaboración con sus vecinos. Agrega que no existen antecedentes que permitan afirmar que ella ejerciera una labor política o de activista organizada.

Un reportaje en T13 ha informado que una línea de investigación apunta a miembros de la familia de la mujer, que se habrían beneficiado de su muerte luego que un contrato cambió la propiedad del predio de Julia Chuñil por uno de venta a uno de sus hijos, con usufructo de por vida para la mujer. Muestras de sangre de la mujer desaparecida y de un hijo serían posibles pruebas en la investigación.

De corroborarse esa línea, estaríamos ante un caso de miseria humana de familiares de la mujer; de estupidez política presidencial y parlamentaria al no respetar los fueros del Ministerio Público y sumarse irreflexivamente a intentos, también miserables, por transformar una tragedia humana en una supuesta reivindicación ambiental e indígena que aviva el odio y la violencia sin fundamento alguno. (El Líbero)

Luis Larraín