Menos blindados, más algoritmos

Menos blindados, más algoritmos

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Es de noche en la frontera. Un operador observa una pantalla térmica y duda si enviar una patrulla. Ese gesto, que antes dependía de un par de ojos cansados, hoy podría resolverse con algoritmos que detectan patrones y anticipan riesgos. La seguridad nacional ya no se mide sólo en tanques o aviones, sino en quién procesa mejor la información y reacciona más rápido.

El mundo vive un momento de tensión. Ejemplos recientes muestran que las potencias están en competencia abierta. En todos esos escenarios la inteligencia artificial está presente; drones de bajo costo, sistemas de vigilancia, campañas digitales y ciberataques. No son conflictos lejanos, sus efectos se sienten en rutas comerciales, precios de energía, migración y seguridad interior. Chile no puede quedarse mirando.

Mientras tanto, en nuestro país muchos insisten en copiar regulaciones sin entender que eso puede ahogar la innovación antes de despegar. Regular de más es como ponerle freno de mano a un auto que recién empieza a tomar velocidad. Necesitamos reglas claras, pero no autolimitarnos en un terreno que puede ser gravitante para el desarrollo de nuestras capacidades militares en los próximos años.

El contraste es evidente. Mantener un F-16 o un tanque Leopard cuesta millones en entrenamiento y mantención. En cambio, desplegar cientos de drones con IA, capaces de vigilar fronteras día y noche, tiene un costo mucho menor y una eficacia comprobada. La guerra en Ucrania mostró cómo la caballería blindada puede ser neutralizada por sistemas autónomos y municiones guiadas. La lección es simple, más barata y más eficaz.

Chile necesita actuar ya. No podemos seguir viendo cómo las armas se pierden en los cuarteles, cómo la frontera se abre día y noche a la migración irregular, ni cómo las campañas digitales moldean la opinión pública sin respuesta. La inteligencia artificial podría estar vigilando entradas y salidas, anticipando patrones de movimiento y advirtiendo cuando algo no cuadra. Podría también ayudarnos a desenmascarar operaciones de desinformación antes de que escalen, o a proteger la infraestructura crítica de un ataque silencioso.

Pero nada de esto ocurrirá si seguimos discutiendo como si la IA fuera un tema de ciencia ficción. Necesitamos entender que su valor no está en un futuro distante, sino en el presente, en cada decisión que se toma en segundos. Si no aprendemos esa lección ahora, lo haremos tarde y en condiciones mucho más adversas.

La historia nos advierte. Cuando una potencia en ascenso desafía a otra consolidada, las tensiones suelen terminar en conflicto. Es lo que Tucídides describió hace más de dos mil años, y lo que hoy vemos repetirse. En un mundo de bloques, la soberanía real será decidir mejor y más rápido. Menos acero. Más código. Chile aún está a tiempo. (Red NP)

Cristobal Auger

CEO y -Co- founder de LIDIA360