Matrimonio adolescente: su prohibición

Matrimonio adolescente: su prohibición

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La Cámara de Diputados remitió para su promulgación un proyecto de ley que declara nulo el matrimonio de personas menores de 18 años. La causal de nulidad queda como imprescriptible y se derogan los artículos del Código Civil que regulan el asenso matrimonial por parte de los padres, ascendientes, curador u oficial del Registro Civil, y que estaba disponible para que se permitiera el matrimonio de menores de 18 años y mayores de 16 años. Fue la ley de matrimonio civil de 2004 la que elevó a 16 años la edad mínima para contraer nupcias.

Esta ley, que probablemente será promulgada, ya que cuenta con el apoyo del Presidente Boric, será un nuevo paso en la deconstrucción del concepto de matrimonio que ha venido produciéndose durante largo tiempo. El último hito fue la ley 21.400, que permitió el matrimonio entre personas del mismo sexo, con lo que la institución va quedando en una mera relación de afectividad.

Lo que el Derecho Internacional de los Derechos Humanos intenta erradicar es el matrimonio infantil, no el de adolescentes, como son los que se casan desde los 16 años. Se habla de matrimonio infantil porque se apunta que la Convención de Derechos del Niño califica de niño al menor de 18 años, pero nada hay en este tratado que impida el matrimonio a menores de esa edad. Por otro lado, los tratados internacionales disponen que el derecho a contraer matrimonio es un derecho fundamental que se alcanza a una edad determinada por las leyes internas y que no necesariamente coincide con la mayoría de edad. Es efectivo que el Comité de Derechos del Niño ha hecho esta sugerencia en varios de sus informes, pero se trata de una recomendación; no de una obligación.

De hecho, muchas legislaciones contienen excepciones para el matrimonio de adolescentes, como Alemania, Francia, Italia, Argentina, Colombia y Perú. Por otro lado, según los mismos datos entregados por el informe de la Defensoría de la Niñez, el matrimonio de adolescentes ha ido disminuyendo fuertemente, al punto que en el período de 2018 a 2020 solo 135 matrimonios se contrajeron por personas entre 16 y 18 años. No se percibe que los jóvenes están atrasando cada vez más la edad para contraer matrimonio, mientras puedan mantener relaciones sexuales, convivir y tener hijos. Muchas de las pensiones alimenticias impagas son producto de esta realidad.

No es efectivo que el matrimonio de adolescentes contribuya al abuso de las niñas y que exista sesgo de género en estas uniones, porque lo mismo acaece en las uniones de hecho, dándose a veces muchas más posibilidades de violencia y maltrato a la mujer, ya que no se aplicará el estatuto protector del matrimonio. Si los matrimonios son mínimos, con esta ley proliferarán las convivencias extramaritales, donde se da un ámbito para una mayor violencia por parte de los varones. Tampoco se entiende que se hable de la autonomía progresiva de adolescentes, y no se les permita contraer matrimonio, siendo que luego puede ser disuelto por divorcio.

Resulta frustrante que en la comisión de Constitución se aprobara este proyecto por tres votos contra dos, ya que a los senadores De Urresti y Walker se sumó el senador Rodrigo Galilea, mientras que el senador Pedro Araya hizo dupla con la senadora Ebensperger para oponerse a este proyecto. Galilea sostuvo que “sería preferible que los menores de 18 años convivan, incluso aunque haya un hijo común, hasta que posean edad suficiente para tomar una decisión de esta envergadura”. O sea, convivir y tener hijos fuera de matrimonio es una decisión de menor envergadura que la de casarse…

Hemos de constatar la valentía de la profesora Carmen Domínguez Hidalgo, quien expuso argumentos fundados y jurídicos para oponerse a esta iniciativa de ley, siendo la única voz que se levantó en el Senado en contra de la prohibición del matrimonio de adolescentes.

Esto revela cómo se está legislando en Chile: por razones ideológicas que no tienen asidero en la realidad social. Esta ley, además de debilitar el matrimonio, será un incentivo para un aumento de uniones sexuales entre jóvenes y de los embarazos tempranos, cuyas mayores perjudicadas serán las mujeres adolescentes. (El Mercurio)

Hernán Corral