Sea quien sea el próximo presidente de Chile, debe suspender la ejecución del Programa de Acompañamiento a la Identidad de Género (PAIG). Un “programa social” dirigido a niños entre tres a 17 años que se perciben del sexo opuesto y que impulsan esa percepción mediante el enfoque transafirmativo, y que además deriva a los niños a intervenciones hormonales que son verdaderos experimentos capaces de provocar daños irreversibles. Un programa, que a pesar de ser objetado técnicamente, se incluyó en el proyecto de Ley de Presupuestos para el 2026. Cada candidato puede tener sus razones para decidir si se continua o no con una agenda trans que viola sistemáticamente los derechos humanos de los niños.
De partida, solo un candidato se refiere explícitamente al PAIG: Jeannette Jara, del Partido Comunista. La medida 221 de su programa de gobierno propone mejorar y reforzar el PAIG para que la identidad de género de los jóvenes trans “no sea motivo de ruptura familiar y para otorgarle legitimidad pública a este servicio social”, y entre las medidas de refuerzo no hay nada mejor que elaborar (o publicar) recomendaciones técnicas sobre hormonoterapia en jóvenes trans. Si, la candidata del oficialismo propone hormonizar menores, usarlos como conejillos de Indias, destruyendo sus cuerpos y mentes y contribuir al enriquecimiento de la industria farmacéutica. Así, se propone una política pública sustentada en evidencia científica de la peor calidad posible y contraria a las reacciones de los países pioneros en esta brutal maquinación que han decidido restringirlas o derechamente prohibirlas. Una decisión que no sorprende, considerando que 29 diputados oficialistas (desde la DC al PC) –muchos de los cuales van a la reelección– rechazaron el Informe de la Comisión Investigadora Nº57 de la Cámara de Diputados que proponía suspender el PAIG y no permitir intervenciones hormonales ni quirúrgicas transafirmativas en menores de 18 años. En este sentido, el programa de gobierno de Jara sigue la senda del programa de gobierno de Boric.
Ni Johannes Kaiser, ni Evelyn Matthei ni José Antonio Kast se refieren explícitamente al PAIG en sus programas presidenciales, pero un punto en común es que todos se han pronunciado en contra del tema en distintos momentos y destacados parlamentarios de sus partidos han realizado un trabajo de fiscalización y alerta de forma seria y rigurosa, buscando proteger a los niños y a sus familias.
Prácticamente, casi todos los partidos de oposición, salvo Evópoli y Demócratas, han tenido una postura clara y tajante en proteger a los niños, al igual que pocas y valientes excepciones de diputados de partidos del oficialismo. Casi todos los diputados de Chile Vamos (salvo Evópoli), Republicanos, Social Cristianos, Demócratas, Amarillos y Libertarios firmaron la solicitud para la creación de la Comisión Investigadora mencionada; hubo al menos un representante de cada partido en dicha Comisión y más de 50 de ellos aprobaron el Informe Final y solo dos lo votaron en contra (Erika Olivera y Francisco Undurraga). Lo mismo ocurrió en el Senado respecto a prohibir que el Minsal financiara intervenciones hormonales transafirmativas a menores en la Ley de Presupuestos del año pasado (salvo por los votos de Kast y Walker) y defender la norma prohibitiva cuando el gobierno la llevó al Tribunal Constitucional.
Si Dios quiere, quien llegue a La Moneda el próximo año contará con un amplio apoyo ciudadano, político y parlamentario para terminar con pseudomedicina experimental, basada en ideología y sin evidencia que causa daños irreparables, y entregar una ayuda real, seria, responsable y que busca lo mejor para miles de niños confundidos y padres asustados. Esa es la oportunidad que tienen los candidatos presidenciales y el bien que pueden lograr. (El Líbero)
Roberto Astaburuaga



