Preocupación ha desatado en la Democracia Cristiana, pero sobre todo en el Partido Comunista, tal casual encuentro. Tienen razón para preocuparse, su efímero poder se sustenta tan solo en la división de la izquierda democrática. A saber: 37 convencionales apoyan a la dupla Boric/Narváez y congregan un 24,6% en votación en municipales; en el caso de Provoste, cuenta con dos convencionales y 11,5% en votación municipal; y Jadue es apoyado por ocho convencionales y un 11,9% en municipales.
Esos son los datos reales, bastante más comprobables que las especulaciones de la encuestología derechista, que no le ha achuntado a ninguna. Entonces la pregunta es: ¿por qué la oposición está polarizada entre el PC y la DC, que son minoría? Porque han aplicado bien el viejo principio de dividir para reinar. Dividir el Frente Amplio y dividir a este con el Partido Socialista. A río revuelto, ganancia de minorías astutas.
Tal vez el pasado sea la explicación; la DC, el PS y el PC compartieron el último Gobierno nuevamayorista. Sin embargo, tal vez los programas para dibujar el futuro, los que tienen mayor sintonía, son los de Boric y de Narváez. Todo se explica en aquel fatídico 19 de mayo de 2021, donde se impuso el sectarismo y les faltó carácter y peso político a los dirigentes PS y FA.
Estos días hubo un giro muy significativo: se unieron en la Convención Constitucional y el país está expectante a sus capacidades de gobernanza del cambio inevitable. En las presidenciales será decisivo el entendimiento de la izquierda democrática para asegurar el rumbo de transformaciones profundas con gobernabilidad, aunque las posibilidades de Boric y Narváez son menores a las de Provoste y Jadue… precisamente por su división.
Las sopaipillas sureñas son una esperanzadora noticia para Chile; ese es, sin duda, el camino al cambio tranquilo. (El Mercurio Cartas)
José Sanfuentes



