Creo que esos conceptos (que como enseña una larga literatura, no tienen sentido metafórico, motivo por el cual deben ser tomados en serio, como es de temer lo emplearon los autores) plantean más problemas que los que pretenden resolver. Y es difícil (para quien le importe) conciliarlos con la cultura de una democracia liberal.
Desde luego ese concepto de representación (como lo muestra la literatura que por ahora no vale la pena citar) no es político, sino religioso. Aspira a que los individuos y la comunidad se estiren hacia alguna forma de trascendencia. Eso nada tiene que ver con diseñar instituciones democráticas.
A ello se suma el uso de los otros dos conceptos.
Uno de ellos es “cuerpo visible” para aludir a la figura presidencial. Esta última, expresan los autores, sería el “cuerpo visible” de la comunidad política. Como todos saben, esa expresión tiene su origen en ciertas reflexiones de la teología política que no ven diferencia alguna, desde el punto de vista de la función que cumplen, entre la monarquía y la presidencia (como tempranamente lo advirtió Kelsen antes que la república de Weimar cayera). No es muy difícil advertir hasta dónde se puede deslizar eso. El presidente de la república como el cuerpo visible de lo que tenemos en común. Esto recuerda el paso siguiente que alguna vez se dio: el presidente del Reich (decía Schmitt) es el defensor de la Constitución. El otro es el empleo del concepto de “naciones” hacia el final de la columna. Esa palabra se puede emplear en un sentido étnico, en un sentido político o en uno arcaico. No es claro en cuál de esos lo emplean. En un sentido étnico alude a las culturas originarias, en un sentido político a una voluntad colectiva que se autogobierna, en un sentido arcaico a la antigua gens.
Pensar la cuestión política de esa forma no es correcto. Lo que vale para reflexionar sobre la forma en que se constituye la cultura o la gente se consuela de las desgracias de la vida (incluso si esa forma fuera la correcta) no vale para justificar las instituciones. (El Mercurio Cartas)
Carlos Peña



