La suerte de la primera vuelta no está echada

La suerte de la primera vuelta no está echada

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Si bien casi todas las encuestas sugieren que la candidata comunista de la coalición gobernante Jeannette Jara y el abanderado del Partido Republicano José Antonio Kast parecen encaminados a pasar a segunda vuelta, hay tres factores que pudieran contribuir a dar una sorpresa en la votación del 16 de noviembre. La participación de casi seis millones de personas que no votaron en la elección presidencial de 2021, la posibilidad de que muchos que no quieren tener que escoger entre Kast y Jara en segunda vuelta decidan votar estratégicamente en primera vuelta, y la incapacidad que han tenido Kast y Jara para consolidar su liderazgo en las encuestas indican que la suerte para la votación del 16 de noviembre todavía no está echada.

Como todas las campañas, esta temporada electoral ha tenido varias sorpresas. Las preferencias electorales se han movido bastante, aunque se ha mantenido un incuestionable patrón. En torno al 60% de las personas que responden las encuestas parecen determinadas a votar en primera vuelta por alguna candidatura de oposición. Pero como hay cuatro candidaturas que son evidentemente de oposición al gobierno, los electores descontentos con el rumbo que lleva el país no parecen estar muy de acuerdo respecto a cuál es el camino que debiera llevar Chile. Mientras las opciones de Kast y Johannes Kaiser abogan por un giro radical hacia la derecha, la opción de Matthei ofrece un giro más moderado. Por su parte, Parisi combina el giro a la derecha con un rechazo a la política tradicional y una apuesta por su liderazgo personal.

Parte del problema para entender qué quiere el electorado es la incapacidad que tienen las encuestas para explicar qué quieren esos seis millones de personas que van a votar por primera vez en una contienda presidencial el 16 de noviembre. Como la participación pasará de un 47,3% de los electores habilitados en 2021 a sobre el 80% en 2025, los votantes decisivos serán aquellos a los que menos les interesa la política y menos atención ponen tradicionalmente a las campañas. Esos electores obligados tienen menos disposición a responder encuestas y a explicitar qué quieren hacer. Muchos de ellos decidirán su voto a último minuto. Ese componente de incertidumbre debiera ser suficiente para que todos los candidatos sigan en su intento por convencer a los votantes indecisos hasta el último día de campaña. Con tanto elector nuevo, es difícil creer que la suerte ya está echada en esta elección.

Por otro lado, como las encuestas sistemáticamente muestran que Jara y Kast parecen encaminados a pasar a la segunda vuelta, pero que ambos lograrán en conjunto alrededor del 50% de la votación, la otra mitad de los electores que no gusta ni de Jara ni de Kast pudiera estar considerando votar de forma estratégica para evitar que haya una segunda vuelta entre un candidato radical de derecha y una candidata radical de izquierda. Los votantes moderados que no quieren repetir el escenario de polarización política que tuvo Chile en estos cuatro años bien pudieran optar por agruparse en torno a alguna de las opciones menos radicales que hay en la papeleta de primera vuelta. Un escenario de segunda vuelta que enfrente a Kast y Jara es una opción que casi la mitad de los encuestados, a partir de sus preferencias en primera vuelta, preferiría no tener que enfrentar.

Finalmente, el hecho que, aunque vayan liderando las encuestas, ni Kast ni Jara hayan sido capaces de consolidar sus liderazgos y se mantengan por debajo del 30% en las encuestas de intención de voto -aunque en algunas encuestas, eliminando a los indecisos, ambos pudieran superar esa barrera- refleja que los dos no han podido capturar el apoyo de los votantes que tradicionalmente optan por la izquierda o por la derecha. Porque la trayectoria de vida de ambos muestra que son más dados a los extremos que a adoptar posiciones moderadas y pragmáticas, Kast y Jara no han podido conquistar el voto moderado que normalmente decide las elecciones en Chile. Si ambos pasan a segunda vuelta, los chilenos deberán escoger entre un apologista de la dictadura militar y una militante del Partido Comunista, que aboga por el fin de la propiedad privada y cree en la lucha de clases. Los chilenos, que nunca permitieron que llegara a La Moneda ni un comunista ni un pinochetista, deberán escoger entre dos opciones que les resultan difíciles de tragar.

Por todas esas razones, tiene sentido creer, aunque falta solo un mes y hay pocos indicios en las encuestas de que haya movimientos en las preferencias de la gente, que la suerte en esta elección todavía no está echada. (El Líbero)

Patricio Navia