Minutos después de que se conociera el informe de Contraloría que detalla cómo los traspasos de recursos públicos a fundaciones por razones políticas se extendieron masivamente a quince secretarías regionales del Minvu, la ministra Vallejo dijo con desparpajo: “Esto no tiene que ver con un modus operandi, sino más bien con una debilidad institucional que permite que pueda darse ese modus operandi”.
O sea, nos dice que algunos de sus socios políticos (que están bajo investigación judicial) vieron la puerta abierta y dijeron ¡robemos!… obvio. ¿Qué más se podría hacer si uno se encuentra parado frente a una puerta abierta que conduce a miles de millones de pesos?”. En este gobierno, eso les hace sentido. Había una brecha por donde podía colarse este mecanismo para defraudar al fisco, ¿quién les podría pedir que no lo utilizaran? Estaba ahí. El “forado”, como dijo el ministro Montes.
Se fueron más de 30 mil millones de pesos (y contando) a fundaciones políticas de los amigos que están en el Gobierno, porque “se podía”. Porque quienes debían controlar eligieron mirar hacia el otro lado. Explícitamente. De hecho, por correo electrónico, la Segpres pide a auditores de los ministerios no informar determinadas transferencias. Es decir, hay un mecanismo (modus operandi) diseñado y bien cuidado.
Es uno de los mayores escándalos de corrupción de nuestra historia. No solo por los montos involucrados, sino porque, con la información que tenemos hoy, el robo se produjo a plata que todos los chilenos, con esfuerzo, dan al Estado a través de sus impuestos. Plata destinada a los “asentamientos precarios”, como llama el Gobierno a los campamentos. La Contraloría acreditó un desvío masivo de esos recursos. Y está bajo investigación la forma en que llegaban a fundaciones políticas, elegidas por los mismos funcionarios del Gobierno, para usarlos políticamente. Es decir, sería no solo corrupción, sino cohecho anticipado.
El ministro Montes debe renunciar. El “caiga quien caiga” del Presidente Boric vale tan poco como cualquiera de sus infinitas declaraciones de cartón. Les da lo mismo mientras puedan seguir aferrados al poder. En la próxima campaña presidencial no podrán lavarse las manos, culpando de corrupción solo a Revolución Democrática cuando el ministro a cargo de la cartera desde donde todo ocurrió es del Partido Socialista. Están ya abrazados en el mismo lodo. Y nunca más podrán enarbolar esa bandera de falsa superioridad moral en relación con la pobreza, cuando se han servido políticamente de los recursos destinados a quienes no tienen ni siquiera dónde vivir.
Si esto no provoca la salida del ministro Montes, es difícil imaginar una situación más grave que sí lo haga. ¿Qué tendría que pasar?, ¿les parece poca la plata “perdida”? ¿Quince regiones no es suficiente? Si sabía de todo esto, debe salir. Si no sabía, también. Es el responsable político del ministerio, y quien debe resguardar el buen uso de los recursos públicos.
Como la oposición no tiene votos para aprobar una acusación constitucional, está cómodo en el blindaje que su mayoría parlamentaria le otorga. El otrora diputado Montes habría sido implacable con el hoy ministro Montes. Jamás hubiera permitido este desfalco con recursos destinados a los más pobres de Chile, y claramente la explicación del “forado”, siendo el ministro a cargo de la cartera, le habría parecido, y con razón, una vergüenza. (El Mercurio)
Marcela Cubillos



