La política y la seguridad-Pilar Lizana

La política y la seguridad-Pilar Lizana

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La interpelación a la ministra del Interior y Seguridad Pública, Carolina Tohá, se dio en un contexto donde se demandan con urgencia medidas concretas para responder a un diagnóstico que en lo técnico cuenta con bastante consenso, pero en lo político tiene diferencias importantes.

Mientras por un lado se criticó con fuerza la poca eficacia para dictar reglamentos y avanzar en acciones claras en materias de criminalidad, desde el Partido Comunista acusaban a la oposición de “aspirar a un Estado policial”.

Cuando la discusión sobre seguridad lleva a algunos a plantear aquello porque se impulsan proyectos que, por ejemplo, buscaban proteger a los efectivos de Carabineros encargados de nuestra seguridad, el problema dejó de ser la seguridad en sí misma y pasó a ser ideológico, planteando un desafío aún mayor para el Gobierno y el Estado.

Es cierto que quienes habitan hoy La Moneda, iniciaron su mandato con un discurso refundacional y también es cierto que la realidad los ha llevado a tomar decisiones que tal vez no deseaban. Las voces del PC sólo confirman lo anterior, o al menos lo que se cree de una parte de la coalición gobernante.

Cuando se lleva el problema de la seguridad al plano ideológico, el año de Estado de Excepción acotado en La Araucanía y el mes del acuerdo por el fast track legislativo pierden su sentido.

El referirse a “Estado policial” lisa y llanamente demuestra la aproximación que esa parte del oficialismo tiene al orden público, lo ven como represión impidiendo poder tener un debate con altura de miras sobre el mismo. Es así como nos encontramos en un momento donde la respuesta a quienes amenazan el entorno de paz donde vivimos debe, necesariamente, considerar la ideología, pues el desafío no sólo está en las calles, sino que también en los actores políticos que hoy ocupan puestos en algunos de los poderes del Estado. No podemos demandar fortaleza institucional para combatir el crimen si desde quienes nos lideran se debilitan las mismas instituciones que se espera consolidar. 

Es así como, el mayor problema que tiene el Gobierno en materia de seguridad hoy está dado por el sesgo ideológico de algunos de sus integrantes y quedó en evidencia durante la interpelación a la Ministra.

Esta no es una situación única de nuestro a país, a otros también les ha pasado, como por ejemplo a los brasileños, quienes nos han mostrado que separar la política de la técnica en temas de seguridad es bastante difícil, pues sirve a muchos políticos que apelando a ella esperan ganar elecciones.

¿Qué hacer entonces? Asumir esa realidad, enfrentar la ideología con convicción, al mismo tiempo que se diseñan acciones concretas desde el ámbito técnico que entreguen resultados que respondan a las prioridades de los chilenos y controlen, de la mejor manera posible, las amenazas mientras otros discuten en el plano ideológico.

Será muy difícil cambiar la visión de algunos, la ideología es más fuerte, pero eso no significa que no se pueda trabajar para que los chilenos vuelvan a caminar seguros por las calles del país. (El Líbero)

Pilar Lizana