La Moneda revela preocupación presidencial por acusación constitucional

La Moneda revela preocupación presidencial por acusación constitucional

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“Está preocupado, súper preocupado”, es una frase que se repite en el entorno presidencial. La acusación constitucional en su contra que presentó el martes la oposición, sumada a los traspiés en la candidatura de Sebastián Sichel y la polarización política del país -que se refleja en las encuestas, donde los dos presidenciables con más posibilidades por ahora son los de los extremos, José Antonio Kast y Gabriel Boric- tienen a Sebastián Piñera muy inquieto.

A diferencia de crisis anteriores, el mandatario enfrenta esta más solo que nunca en La Moneda. Sus personas de máxima confianza del día a día en Palacio no están (Magdalena Díaz tiene licencia postnatal; Benjamín Salas en EEUU; Gonzalo Blumel y Andrés Chadwick están fuera del gobierno), por lo que se apoya principalmente en su jefa de prensa Carla Munizaga y el ministro Segegob Jaime Bellolio.

Nadie más. Juan José Ossa, de quien es también muy cercano, por su rol en Segres debe pasar mucho tiempo en el Congreso, por lo que tampoco está ahí, en la puerta de su oficina las 24 horas.

La situación la enfrenta de manera muy diferente a los otros dos momentos más difíciles que recuerdan en el piñerismo: el estallido social y el audio que circuló de su mujer, Cecilia Morel; y la polémica que tuvo a sus dos hijos en el ojo del huracán cuando lo acompañaron a un viaje a China, en 2018.

¿Qué tienen en común los tres momentos? Todos han afectado a su familia. Y eso, comenta una persona muy cercana al mandatario, es lo que más le duele. “Él tiene cuero de chancho, pero ver expuestos a sus hijos -como ocurre ahora, por la cuestionada venta de Dominga que revivió los Pandora Papers- es otra cosa”. “Sobre todo tenerlos a ellos como foco de conflicto, es algo que le duele mucho”, agrega otro.

Ellos, por su parte, no están enojados con el padre, pero sí angustiados. “No por ser culpables, sino por la exposición, estar en la crítica, recibir tanta mala onda y odio”, cuenta un cercano a la familia.

En La Moneda, la relación de Piñera con el jefe del Segundo Piso, está distante. “Hace mucho tiempo que no está contento con él”, confiesa una alta fuente de Palacio, “pero encontrar un reemplazante era muy difícil y no quiso mover más aguas”. A Cristián Larroulet le atribuyen ser la voz que lo hizo en varias ocasiones mantenerse en posturas ortodoxas y lejos de la búsqueda de acuerdos.

Y el problema, reconocen en el piñerismo, es que finalmente lo que hizo el Presidente fue “tomar un poco de acá, un poco de allá, tirar para ambos lados”, dejando a ambos sectores insatisfechos: los duros y los blandos.

Pese a todo, cuenta una persona que lo conoce bien, “todavía no hay un mea culpa de su parte”. Lo único que en privado reconoce como un error es “no haber podido -al menos- mantener la cohesión de su sector y permitir que ésta se haya desfondado tanto”.

En lo personal, complementa alguien que conversa casi a diario con Piñera, la arista penal que abrió la semana la fiscalía, no le quita el sueño, ya que tiene un equipo jurídico que componen los abogados Juan Domingo Acosta, Samuel Donoso, Luis Hermosilla y Gabriel Zaliasnik que están analizando distintas vías para hacerle frente (recurrir de amparo o protección o pedir el sobreseimiento del caso).

Piñera dice estar confiado en que no hay ningún antecedente nuevo que pueda probar los delitos de soborno, cohecho e infracciones tributarias que se le investigan. Sin embargo, la evolución de la acusación constitucional es diferente.

“Para él lo más importante es entregar la banda presidencial en marzo, porque no hacerlo generaría un precedente de que es normal que en Chile los presidentes no terminen el mandato”, cuenta un cercano.

Y añade: “Está más preocupado que para la acusación pasada. En la Cámara es difícil que gane, y lo más probable es que el tema tenga que enfrentarlo en el Senado. Esto es lo más cerca que han estado de echarlo abajo. Y eso fortalece a Boric y a Yasna Provoste”.

Todavía, la persona con la que más conversa es con Andrés Chadwick, con quien, dicen, habla todos los días, más de una vez.

PROYECTO IMAN

En el mismo periodo en que se fraguó la polémica venta de la mina Dominga, que tiene al presidente Sebastián Piñera nuevamente enfrentado a un juicio político que busca su destitución, la familia Piñera Morel negoció la compra de un proyecto minero de hierro y escandio en Vallenar por 13 millones de dólares.

La operación, cuyos detalles publicó Ciper Chile este domingo, una vez más pone foco en los cuestionamientos por posibles conflictos de interés en el proceso de compra, realizado entre 2010 y 2012, cuando el Mandatario ya estaba instalado en La Moneda en su primer periodo.

En concreto, la publicación denuncia que el entonces dueño del proyecto, Arnaldo del Campo, fue nombrado por el presidente Piñera como su representante en el directorio de la estatal Empresa Nacional de Minería (Enami), justo en el momento en que se iniciaron las negociaciones para la compra.

No obstante, Nicolás Noguera, máximo ejecutivo de los negocios de la familia Piñera, y quien participó en la negociación de Imán, aseguró para ese reportaje que no se consideró que esta relación implicara un conflicto de interés.

El proyecto Imán contempla 14 concesiones mineras que contienen hierro y escandio, que suman más de 11.200 hectáreas, que actualmente están en etapa de exploración. En 2017 la unidad de investigación de Radio Bio Bío contó por primera vez sobre la existencia de este proyecto, debido a una querella que presentó la exesposa de Arnaldo Del Campo.

De este modo, dichos antecedentes siguen poniendo en la palestra los negocios de la familia presidencial, en un complicado periodo para el Gobierno de Piñera, donde incluso parlamentarios de su sector están reflexionando frente a la idea de aprobar la acusación constitucional que actualmente se tramita contra el Mandatario en la Cámara de Diputados. (DF-Bio Bio-Ciper)

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