Es incompatible para mí continuar en el cargo”. A las 15 horas del miércoles pasado, Andrés Chadwick -un histórico de la UDI, uno de los más cercanos a Jaime Guzmán y primo del expresidente Sebastián Piñera– cerró otro ciclo.
Ese día les comunicó a los miembros de la junta directiva de la Universidad San Sebastián (USS) su irrevocable decisión de dejar su presidencia. Al cargo había llegado hacía 104 días, lo que le había permitido apartarse de la política y recluirse en el mundo académico, tras ser inhabilitado en 2019 por cinco años para ejercer cargos públicos, por su responsabilidad política -como ministro del Interior- en las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el 18-O.
Pero el estallido del caso Audio -que detonó en noviembre pasado y cuyas esquirlas lo siguen impactando- hizo insostenible su permanencia.
La idea de dar un paso al costado la venía masticando con su círculo más cercano -entre ellos, el senador Juan Antonio Coloma y los abogados Samuel Donoso y Gonzalo Cordero– desde que su nombre apareció involucrado, en agosto, en los chats de Luis Hermosilla, su amigo desde los tiempos universitarios y su asesor las dos veces que lideró la cartera de Interior en La Moneda. Pero su salida se precipitó el lunes pasado tras la presentación de la acusación constitucional -del oficialismo y la DC- en contra de la suspendida ministra de la Corte Suprema Ángela Vivanco, donde se le menciona como “el instigador y motor del tráfico de influencias para la comisión de delitos e irregularidades”.
Para Chadwick se había llegado a un punto de quiebre.
Fuentes cercanas al exministro sostienen que fue Donoso -quien tomó su defensa en las querellas por lesa humanidad, que hasta la explosión del audio llevaba Hermosilla- quien lo convenció de un cambio de estrategia: el paso a la ofensiva. El trazado lo empezaron a delinear la misma tarde del lunes -cuando se empezó a difundir el contenido del libelo- y lo terminaron de afinar el miércoles.
El análisis fue que el exministro seguía siendo un objetivo político. Y que, por lo tanto, debía defenderse en ese campo y cambiar de tono.
El registro de esto último quedó estampado en la declaración de renuncia a la USS. “He debido tomar esta decisión dolorosa para concentrar mi tiempo y energías en hacer frente a las infamantes acusaciones de las que he sido objeto”, sostuvo. Y agregó: “Siento el deber moral de defender mi honra y responder con fuerza a estas injurias. Por lo mismo, no quiero que mis actividades particulares interfieran en la labor que día a día realiza la universidad en la formación de profesionales que aportan al desarrollo del país”.
El camino esbozado por Donoso fue la presentación de una querella en contra de los 10 diputados que firmaron la acusación, por difamación y por vincularlo a la comisión de delitos. Pero ese acto, en contra de integrantes del Poder Legislativo, tenía un costo. Su inmediata salida de la universidad.
No solo porque personalmente no podía arrastrar al plantel a una contienda político-judicial, sino porque la USS no lo iba a permitir. Menos después de las convulsiones que ha vivido en el último tiempo por las revelaciones del caso Audio -que han afectado a varios de sus miembros, entre ellos al propio Chadwick y al exministro Felipe Ward-; por el reconocimiento que hizo la Comisión para el Mercado Financiero -el 10 de septiembre- de que Chadwick intercedió por STF Capital, empresa de los Sauer, investigados por posibles delitos financieros. Y, ahora, por la controversia que sigue generando el sueldo mensual de $ 17 millones brutos que recibía su amiga, la candidata a alcaldesa de Las Condes Marcela Cubillos, antes de involucrarse en la campaña, y que tiene al plantel en el ojo del huracán y bajo investigación por parte de la Superintendencia de Educación Superior y la Fiscalía.
Fuentes internas de la USS sostienen que Chadwick, incluso, tenía programada una reunión, el lunes 23, con Alejandro Pérez, uno de los socios controladores de la USS. Pero en el círculo del exministro no se confirmó si la cita se realizó. Tampoco su tenor, aunque no descartan que fuera para analizar el escenario en que estaba la universidad y su futuro en esa institución.
De ahí que no extrañara que la junta directiva le aceptara de inmediato la renuncia. Pues muchos sostenían -en voz baja- que la situación no daba para más. “Había una situación incómoda, de daño reputacional”, admite una fuente de la USS.
Es más, ese día Chadwick había solicitado mantener su dimisión en reserva hasta el 30 de septiembre. Pero igual se filtró, hecho que lo obligó a anunciarla vía comunicado. Con ello, sellaba un nuevo capítulo en su larga salida del poder.
UN ACCIDENTADO CAMINO
El 28 de octubre -10 días después del estallido social de 2019-, Chadwick, uno de los coroneles de la UDI, se vio obligado a salir del Ministerio del Interior. Así se lo manifestó -cuatro días antes- a Piñera en una reunión a solas, cerca de las 13 horas, en medio de la multitudinaria marcha de ese día en Plaza Italia.
“El 25 de octubre, sí, asumí mi responsabilidad política. Porque ese día le presenté mi renuncia al Presidente y le dije que ya no era un colaborador útil en la tarea de velar por el orden público, ni menos aún en la tarea que era indispensable, que era iniciar una nueva etapa para abordar los desafíos de la crisis del país”, diría Chadwick el 11 de diciembre de 2019, cuando el Senado votó a favor la acusación constitucional que lo inhabilitó por cinco años para ejercer cargos públicos, restricción que culmina ahora en diciembre.
El trámite del libelo fue álgido. No solo por el ambiente polarizado que se vivía por esos días, sino porque contra Chadwick votaron senadores que habían sido históricamente cercanos a él, como los PS Juan Pablo Letelier y José Miguel Insulza. Particularmente este último había cultivado una amistad personal y familiar con el exministro por años, por su histórica relación con su hermana, María Teresa Chadwick, y su marido, José Antonio Viera-Gallo. La ruptura entre el UDI y sus expares del Senado se ha ido atenuando con el tiempo, especialmente con Insulza, quien incluso fue a la USS a exponer sobre materias de seguridad en los últimos meses.
La acusación fue para Chadwick el inicio de un camino complejo -fuera de las esferas del poder- que hoy lo tiene en la lista de la Fiscalía para declarar como imputado en el caso Audio por una serie de aristas, entre ellas, ahora Capital.
“Sus problemas tienen un solo origen: Luis Hermosilla”, dice un parlamentario UDI.
Uno de los nudos más intrincados -aparte de los chats en que Hermosilla lo involucra- sigue siendo cómo se financió su defensa durante la acusación constitucional. Esto, luego de que el propio Hermosilla -quien fue su defensor durante ese proceso- admitiera ante la Fiscalía que Daniel Sauer, uno de los dueños de Factop, colaboró con el financiamiento de esa defensa para la contratación de un informe en derecho al experto alemán Kai Ambos, por 25 mil euros. Y que aunque él reembolsó esos recursos, no recuerda quién se hizo cargo de ese gasto. Punto que sigue investigando el Ministerio Público.
Tras perder la acusación, Chadwick estuvo por meses con protección policial, incluso en su círculo aseguran que durante ese tiempo apenas salió de su casa, por temor a la reacción que pudiera provocar en la calle. Su rutina, entonces, se limitó a moverse entre su domicilio -ubicado en Vitacura- y las oficinas del piso cuarto de Alonso de Córdova 3788, donde Hermosilla lo acogió a inicios del 2020 en una comunidad de techo. Ahí -según afirma- se dedicó al ejercicio libre de la profesión.
Las cartolas bancarias de Hermosilla -investigadas por la Fiscalía y dadas a conocer el 20 de agosto por Ciper- dan cuenta que entre marzo de 2020 y marzo de 2023 el exministro y una de sus sociedades -Chaco S.A., que controla con su esposa- recibieron al menos 17 pagos por más de $ 190 millones, que se efectuaron desde la cuenta corriente Bci a nombre de su sociedad Asesorías e Inversiones Luis Hermosilla y Compañía Limitada. Arista que también investiga el Ministerio Público, aunque Chadwick ha asegurado -vía comunicado- que “estas labores realizadas en el ejercicio libre de mi profesión están debidamente justificadas mediante boletas de honorarios, las que, como corresponde, fueron declaradas en conformidad a la legislación chilena en los años tributarios 2021, 2022 y 2023″.
En esos meses, junto con Hermosilla, Chadwick -aunque apartado de la primera línea- era continuamente visitado por dirigentes de Chile Vamos, e influyó directamente en varias de las negociaciones que se dieron antes y durante los dos procesos constituyentes.
Pero tras el estallido del caso -donde en una grabación Hermosilla admitía que “aquí estamos haciendo una huevá que es delito”, al pedir armar una “caja negra” para el pago de coimas a funcionarios del SII y CMF-, el exministro abandonó definitivamente esas dependencias. El 17 de noviembre de 2023 retiró sus últimas pertenencias.
Nuevamente estaba afuera. Ahora, con un lío que lo seguiría persiguiendo.
NUEVOS AIRES
La llegada a la academia le dio a Chadwick un nuevo aire personal y profesional. Se había alejado de la política, aunque seguía en contacto con Piñera. Iba regularmente a su oficina y había tenido contadas apariciones públicas. El último registro había sido el 24 de abril de 2020, en un foro reservado de Libertad y Desarrollo, en el que pidió tener un “Plan B” para el plebiscito y afirmó -respecto del coronavirus- que “estamos caminando sobre fuego ardiente”.
Pero el 6 de febrero de este año, la sorpresiva muerte del exmandatario en un accidente en el lago Ranco -cuando se desplomó el helicóptero Robinson R44 que pilotaba- lo puso de nuevo en la mira política. Pues en las mismas exequias -donde tomó un rol de enlace con La Moneda, por tratarse de un funeral de Estado- empezó a ser visto como el único con espaldas políticas para asumir el rol del exmandatario. Chile Vamos, el piñerismo y, en específico, la UDI lo requerían como articulador del sector y de su unidad. Y la familia Piñera Morel, como quien podría resguardar e impulsar su legado. Incluso, alcanzó a ser nominado el 16 de febrero por la familia como representante del expresidente en el Grupo Libertad y Democracia, plataforma internacional conformada por expresidentes de América Latina y España. Pero, al final, declinó y en su lugar quedó Magdalena Piñera.
El exministro -sin embargo- no estaba dispuesto a dejar la universidad y así se lo transmitió a su equipo. No solo porque no quería salir de esa zona de confort, sino porque no podía dejar solo a Luis Cordero Barrera, su amigo por varias décadas -fundador de la UDI y también cercano a Jaime Guzmán-, quien era presidente de la junta directiva de la USS y que estaba aquejado de un cáncer terminal.
En marzo de 2022, Cordero lo había llamado a una reunión para ofrecerle ser decano de la Facultad de Derecho. El exministro ya había trabajado como profesor en algunos magíster después del primer gobierno de Piñera y había vuelto como profesor del diplomado de Derecho Constitucional y Educación Ciudadana. Era un área de especial interés para él. Pero ahora su situación era distinta y, por tanto, la primera respuesta fue negativa.
“No te quiero causar problemas”, le dijo.
Chadwick sabía que su nombre iba a generar ruido; que estaba muy vinculado al tema de derechos humanos tras el estallido social; que la causa estaba abierta y, por tanto, susceptible a impactos mediáticos, y que -en esas condiciones- era muy difícil para él asumir un rol público.
Cordero no aceptó el rechazo. El exministro era -según comentan en la universidad- su delfín para sucederlo en la junta directiva, cosa que al final sucedió el 13 de junio, tras su fallecimiento el 8 de ese mismo mes.
Después de varias conversaciones, el exministro terminó aceptando. Era una oportunidad para salir del confinamiento que se había autoimpuesto desde que había sido inhabilitado por el Senado y una forma de hacer un viraje, esta vez, hacia la academia.
Era la revancha de Chadwick luego del doloroso golpe que recibió en el Senado en 2019.
Y aunque sus resultados fueron positivos -ese mismo 2022, en diciembre, logró la acreditación de esa carrera por seis años-, en una parte del oficialismo siempre se miró con recelo el reclutamiento que estaba haciendo el plantel de dirigentes de derecha. Entre ellos, los exministros Juan José Ossa, Rodrigo Álvarez, Roberto Ampuero, Julio Isamit, Víctor Pérez, Sebastián Sichel, Marcela Cubillos, María Emilia Undurraga, Felipe Ward; los exsubsecretarios Arturo Zúñiga, Alejandro Weber, Rodrigo Ubilla y María Teresa Valenzuela, y los parlamentarios y exparlamentarios Arturo Squella, Diego Schalper y Gonzalo Arenas.
A Chadwick -quien también reclutó a varios de ese sector- se le reconoce, en parte del oficialismo, haber abierto las compuertas al atraer a figuras de centro como Jorge Burgos, Felipe Harboe y Cristián Warnken a esa casa de estudios.
Pero su situación por el caso Audio impactó irreversiblemente su permanencia.
En el entorno de Chadwick hay conciencia de que la defensa que viene no será fácil, pues al flanco abierto con el oficialismo se suma uno más. En las propias filas de Chile Vamos su silencio frente al caso no solo ha generado incomodidad, sino que también molestia. A la coalición le preocupa el impacto que este caso pueda tener en las elecciones de octubre y eso ha llevado a sus dirigentes a exigir al exministro que aclare el vínculo que tenía con Hermosilla, quien está recluido desde fines de agosto en el Centro Penitenciario Capitán Yáber.
Esa presión y el temor a un desgrane en materia de apoyos -en su propio sector e incluso en la UDI- fueron otras de las luces de alerta en el entorno de Chadwick, que catalizaron su paso a la ofensiva.
Por el momento, el hombre fuerte del piñerismo está estudiando sus nuevos pasos. Hasta ahora se ha limitado a hablar exclusivamente a través de escuetos comunicados y de su defensor, el penalista Samuel Donoso. Silencio que mantendrá por el momento, pese a la presión de RN y Evópoli para que se pronuncie. De ahí que ante la nueva arremetida de la Fiscalía -al anunciar que será citado a declarar como imputado- fuera Donoso el encargado de dar un paso al frente para dar la cara: “Aún no hemos recibido citación alguna. Estamos absolutamente tranquilos de la circunstancia de que, más allá que se haya podido usar su nombre, él no ha incurrido en ningún hecho ilícito”.
Pero Chadwick está consciente de que el plan del hermetismo tiene sus días contados. Más aún, ahora que enfrenta uno de los capítulos más complejos de su extensa carrera política. (La Tercera)