Carlos Huneeus atribuye la crisis (autodestrucción la llama) de la DC a una concatenación de hechos que incluyen (1) la radicalización de la JDC bajo Rodrigo Ambrosio y Enrique Correa, al adoptar el marxismo-leninismo, (2) la decisión de no colaboración de la UP con la DC, (3) el continuismo de la DC con el paradigma económico de los Chicago Boys tras la recuperación de la democracia en 1990, y (4) la “estrategia de coalición permanente con el PS/PPD sin cuidar su identidad histórica y política”.
Por de pronto, discrepo radicalmente de las dos últimas afirmaciones.
La DC, con sus equipos económicos y definiciones programáticas, y con el conjunto de la Concertación, optamos por una política económica de “crecimiento con equidad” distinta del neoliberalismo de los Chicago Boys y el neopopulismo de derechas o izquierdas.
La Concertación, lejos de haber contribuido a una pérdida del perfil o identidad de la DC, contribuyó a los mejores 20 años de la historia de Chile, primero con Aylwin y con Frei Ruiz-Tagle, y luego con Lagos y Bachelet, contando con un fuerte protagonismo democratacristiano. El abandono de la tesis del “camino propio” en el caso nuestro (gobernamos como partido único bajo el gobierno de Frei Montalva) y del marxismo-leninismo, en el caso del socialismo democrático, así lo permitieron.
Es el equivalente a la “gran coalición” que hoy vive la CDU/CSU con el SPD en Alemania (el único partido grande democratacristiano que sobrevive).
Sobre la ruptura de la JDC en 1969-1971, y el gobierno de la UP, solo cabe señalar que la DC sobrevivió y salió adelante con gran talento político y resiliencia. Nos convertimos en eje de la lucha por los DD.HH. bajo la dictadura y en la recuperación de la democracia, gobernando una década bajo Aylwin y Frei Ruiz-Tagle, y luego con el socialismo democrático bajo Lagos y Bachelet.
Mi argumento no estaba referido a la DC chilena en particular, sino a la “era de la DC” en un sentido más global. La DC no supo adaptarse a un mundo que cambió, uno de cuyos hitos fue la caída del Muro de Berlín y el desplome de los socialismos reales. (El Mercurio)
Ignacio Walker



