Evelyn Matthei decidió hacer cambios en su equipo de campaña. A un poco más de tres meses de la elección, la tendencia de las encuestas era preocupante. Tercera tras Jara y Kast en la mayoría de las encuestas y cuarta en una de ellas detrás de Parisi, en circunstancias que hace algunos meses ocupaba el primer lugar.
Dos efectos perniciosos se cernían sobre la exalcaldesa: uno, la desafección de los candidatos a parlamentarios de Chile Vamos, algunos de los cuales empezaron a mirar para el lado a la hora de definir su referente presidencial; y dos, la creciente falta de sintonía con el electorado, lo que aconsejaba un cambio de estrategia.
Se justificaba entonces hacer cambios importantes. Decidió así nombrar al senador Juan Antonio Coloma como refuerzo para contener la desafección de los candidatos a parlamentarios. Bien elegido a mi juicio. El último de los coroneles de la UDI es un político experimentado, con vocación de diálogo y proclive a llegar acuerdos. Y lo más importante en esta ocasión, con complicidad y empatía con sus pares, un líder entre los parlamentarios porque comprende sus anhelos y temores y es reconocido por ellos. Además, lo que nunca es menor, de política Coloma sí sabe. Pareciera que es el indicado.
El otro nombramiento es el de Juan Sutil. Un empresario exitoso, preocupado de los asuntos públicos y con reconocida capacidad de gestión para trabajar bajo presión. Lo demostró con creces durante la pandemia al liderar el esfuerzo privado para conseguir ventiladores mecánicos que salvaron muchas vidas.
Sutil tiene también redes, lo que siempre es positivo, aunque ello está siendo utilizado en contra de la candidatura por la izquierda por el posicionamiento que le confiere la presencia de un líder empresarial. Creo que en la derecha se está consciente de este problema, pero quizás aun así se priorizan las fortalezas de Juan Sutil. Su tarea no es fácil, porque si bien puede esperarse un mejoramiento en la gestión de la campaña, hasta ahora no se ha definido una estrategia adecuada para el momento que vive el país.
Se tiende a mirar siempre las elecciones en el eje izquierda-derecha, y por ello se busca un posicionamiento en el centro, apostando a que la mayoría se ubica allí. Eso puede ser correcto en tiempos normales, pero no necesariamente en situaciones excepcionales. Con todo, son muy valorables las gestiones de la candidatura de Evelyn por acercarse al centro, pactar con Demócratas, atraer votos de Amarillos y deben continuar y acrecentarse, ofreciendo un refugio a votantes de centro que no tragan una candidata comunista. Pero eso no basta para ganar esta elección o contener la pérdida de apoyo.
Sergio Melnick, que fue mi jefe, me enseñó algunas cosas valiosas. Una de ellas es que más importante que tener las respuestas correctas a todos los problemas era hacerse las preguntas correctas. Esa es una máxima de la estrategia.
La forma categórica y casi humillante en que Carolina Tohá perdió la primaria de la izquierda, siendo la candidata más capaz, la más moderada, la de más trayectoria entre quienes competían, hizo que me cayera la teja. ¿No estaría pasando algo similar con Evelyn Matthei? ¿No estaría su equipo contestando la pregunta equivocada?
Creo que Chile no vive tiempos normales. La mayoría de la gente (con la excepción de la élite) no está preocupada de la izquierda o la derecha, está preocupada de las balas. Del asalto a la casa de su vecino con resultado de muerte, de las macabras muertes de niños acribillados, de los portonazos. Tampoco valora tanto, como se cree a veces, los acuerdos políticos; desconfía más bien de ellos cuando contempla con rabia e impotencia como algunos se llevan las platas públicas en carretillas.
La mayoría de los electores (muchos de ellos obligados, recordemos eso) no votan por ideología, tampoco por los derechos de los trabajadores; votan por el que creen les resolverá la cesantía de años de sus hijos. ¡Por los derechos de los que no trabajan porque no hay inversión!
Y así en el norte el problema es el descontrol en las fronteras, la proliferación de campamentos en Iquique o en Antofagasta. En el sur la violencia y el terrorismo en la Araucanía y Bíobío.
La encomiable incorporación de Coloma y Sutil a esta campaña se enfrenta a un gran desafío. Deben entender que los votantes están en una oposición radical contra el gobierno y todo lo que se le asemeje, deben saber leer los signos de los tiempos. Si no interpretan ese sentimiento, su tarea puede no lograr los objetivos.
Y a propósito, los objetivos deben ser que Evelyn Matthei dispute con posibilidades de éxito la pasada a segunda vuelta, sumando votos para sus candidatos a parlamentarios. Porque quienquiera que gobierne el próximo período va a necesitar un Congreso afín y una derecha que trabaje unida para sacar a Chile del charco en que lo ha sumido este gobierno. (El Líbero)
Luis Larraín



