Según José Sanfuentes, de aprobarse la propuesta constitucional ocurrirán los siguientes “hechos”: tormentas en la macrozona sur, levantamientos del feminismo, ecologismo, trabajadores, pobladores y jefes de hogar; sumado a que los jóvenes volverán a saltar torniquetes.
De esa forma, quienes hemos realizado una ponderación de los distintos contenidos del texto propuesto y del proceso que lo produjo, con sus luces y sombras, para concluir que es mejor para Chile aprobar esta segunda propuesta, somos codiciosos, obnubilados, ciegos y estamos motivados por intereses pecuniarios. Solo así se explica que no veamos “los hechos” que él anticipa con una certeza admirable.
Sorprenden sus proyecciones y epítetos cuando este proceso constitucional tiene en su origen un acuerdo desde el Partido Comunista al Republicano, que se vio reflejado en las 12 bases y en la composición de la Comisión Experta que propuso un anteproyecto; cuando casi 13 millones de chilenas y chilenos eligieron a los integrantes del Consejo Constitucional que trabajó el texto final; y, sobre todo, cuando serán los mismos ciudadanos los que tendrán la última palabra el 17 de diciembre.
Es legítimo discrepar de los contenidos de la propuesta, pero anticipar “nuevos estallidos, aún más poderosos que el del 18 de octubre” si los ciudadanos optan por el A favor, no hace honor al título de su carta “Responsabilidad constitucional”.
Es de esperar que con el piso de legitimidad que da una elección democrática, José Sanfuentes, así como todos los liderazgos que participan del debate público, respeten el resultado cualquiera este sea, lo que pasa por no inflamar el debate con pronósticos catastrofistas si el resultado no es el que quieren. (El Mercurio Cartas)
Bernardo Larraín



