Una adecuada política de inversión extranjera que beneficie los intereses del país no puede descansar solamente en dígitos o cifras.
El Banco Central en su Informe Estadístico de febrero 2024 señala que la Inversión Extranjera Directa (IED) ha cerrado 2023 en US$20.365 millones anotando una baja de 2.4% en comparación con la registrada el año 2022. A fin de morigerar esta baja InvestChile, entidad encargada de promover la inversión extranjera, ha manifestado que la referida cifra es superior al promedio del último quinquenio.
Las cifras dadas a conocer merecen algunos comentarios:
De los US$20.365 millones, solamente US$11.500 millones serían nuevos capitales provenientes del exterior. El resto, US$8.912 millones, consistirían en reinversión que los inversionistas extranjeros efectúan de las utilidades generadas en Chile, esto es: no significan aportes de capital desde fuera del país.
El Banco Central no informa el “origen” de los US$11.500 millones que habrían ingresado al país durante el año 2023. Es decir, los países de procedencia, por ejemplo: EE.UU., China, Europa, Australia, Canadá u otros. Tampoco se conoce el lugar desde donde se transferirían esos capitales puesto que algunos países los aportan desde terceras naciones, como es el caso de los EE.UU. o Europa.
Tampoco se conoce el destino de esos US$11.500 millones; si se dirigen al sector minero, energético, servicios, etc. y, concretamente, la naturaleza de los proyectos y su eventual ubicación geográfica.
No se dan a conocer las empresas receptoras de los capitales, ni se aclara si se crearán nuevas sociedades o si esos capitales se integrarán a sociedades existentes, como se hacía en Chile años atrás individualizándose las empresas receptoras.
Se carece de la identidad de los inversionistas extranjeros. Esto es, si son personas individuales o personas jurídicas y en este último caso quiénes son sus titulares o accionistas, si entidades privadas o públicas, por ejemplo, si las que provienen de China están bajo la tutela de su gobierno.
No se explica si los US$11.550 millones corresponden a lo que se denomina inversión autorizada, como proyectos aún no materializados y si se han fijado plazos para su efectiva materialización. Desde este punto de vista es conveniente distinguir entre proyectos autorizados o meramente informados, proyectos en proceso de materialización y proyectos ya materializados.
A propósito de lo anterior, no está claro si los US$11.500 millones estuvieron o han sido sometidos a un proceso de autorización o simplemente han ingresado o han de ingresar al país sin previo análisis y estudio ni conocimiento de sus titulares ni de sus contenidos.
Tampoco queda claro si esos US$11.500 millones que habrían ingresado o que están en proceso de materialización consisten en divisas, bienes físicos o tecnología y, en caso de corresponder a créditos contratados en el exterior, sus condiciones, tasa de interés y plazos para su devolución desde Chile.
El Informe Estadístico del Banco Central habla de Inversión Extranjera Directa (IED), entendiéndose por ésta la de carácter productivo, no obstante, no existe constancia de que parte de esos US$11.500 millones puedan ser de naturaleza especulativa, capitales golondrinas en busca de ganancias bursátiles de corto plazo que tan pronto la obtienen abandonan el país en vuelo hacia otras latitudes. Conviene recordar al respecto las limitaciones que existían en Chile que impedían repatriar los capitales antes de un año de su ingreso al país, desincentivando de esta manera al capital golondrina.
Lo anteriormente expuesto se aplica, en lo que corresponda, a esos US$8.912 millones que habrían constituido la reinversión de utilidades gestadas en Chile, pero, en este caso, faltaría conocer el monto de los tributos cancelados o adeudados conforme al régimen impositivo a que esas utilidades estuviesen sujetas.
En el supuesto de que el Banco Central posea antecedentes e información sobre lo descrito en los anteriores párrafos, sería conveniente lo diera a conocer junto a sus Informes Estadísticos, a fin de lograr una visión global de los pro y contra de la inversión extranjera, para lo cual simples dígitos no son suficientes.
Con relación a la insuficiencia de información sobre inversión extranjera, la prestigiosa organización con sede en Boston, Competition Policy International, en un reportaje publicado a mediados del 2022 sindica al Chile actual como uno de los pocos países del mundo que carecen de control y conocimiento sobre la inversión extranjera, a diferencia incluso de las grandes potencias como los Estados Unidos, China, Alemania, Inglaterra, Francia y la Unión Europea en general.
Agrega dicha organización que resulta sorprendente comprobar cómo todo el mundo, a diferencia de Chile, posee sistemas de autorización de la inversión extranjera. A vía de ejemplo, en la Unión Europea desde octubre del 2020 rige un Reglamento de Inversión Extranjera que permite a los países miembros recabar información de los proyectos antes de autorizarlos. En Alemania el organismo responsable es el Ministerio de Economía y Protección del Clima (BMWK); en los Estados Unidos el denominado Comité de Inversiones Extranjeras (CFIUS); en el Reino Unido, la Unidad de Seguridad de Inversiones y en China la Comisión Nacional China para el Desarrollo y Reforma (NDRC).
En resumen, no basta con promover en abstracto la inversión extranjera y conocer únicamente sus montos y dígitos, sino que es necesario poseer un conocimiento detallado de esta importante variable, de su contenido y significación, que permita diseñar una estrategia global dirigida a que impacte positivamente en la economía del país. (El Líbero)
Roberto Mayorga-Lorca



