La inteligencia artificial (IA) es un campo de la ciencia relacionado con la creación de máquinas que pueden aprender y actuar de una manera que normalmente requeriría inteligencia humana o que involucra analizar volúmenes de datos cuya escala excede lo que los humanos pueden hacer.
La IA es un campo amplio que incluye muchas disciplinas, como la informática, el análisis y la estadística de datos, la ingeniería de hardware y software, negocios, la lingüística, la neurociencia y hasta el diagnóstico de enfermedades. El uso de esos algoritmos junto a máquinas más sofisticadas permite reemplazar tareas repetitivas y de bajo valor agregado realizados por humanos, por máquinas que logran hacer lo mismo más rápido y a menor costo.
Este proceso, que no pide perdón, ni permiso, se está implementando paulatinamente en todas las economías, con mayor velocidad en aquellos países que disponen de mayor dotación de computadores per cápita, así como se mejores sistemas de transmisión de datos, como es el caso de Chile en América Latina.
De hecho, previo a la pandemia, uno de los principales temas en la negociación colectiva de Walmart en nuestro país era el reemplazo de los cajeros humanos por cajeros máquinas, lo cual llevó al entonces presidente de la Cámara de Comercio, Manuel Melero, a plantear un plan de capacitación organizado por Sence, los sindicatos del comercio y las principales empresas del rubro. Dicho programa les permitiría a las personas que se ven afectados por la extinción de su oficio, como lo son los cajeros, a capacitarse en otro rubro y así mantenerse en el mercado laboral. Lamentablemente, vino la pandemia y dicho programa quedó frustrado.
Además de los cajeros, oficios como el digitador de datos, encargados de inventario, agentes de viajes, y probablemente también conductores de taxis, camiones y barcos, entre otros, serán reemplazados por la nueva tecnología. Para otras profesiones, en cambio, estos avances son un complemento que incrementarán su productividad, como es el caso de un médico quien enviará las imágenes y exámenes de su paciente al algoritmo, quien las analizará en el contexto de tener acceso a bases de datos descomunales generadas en diferentes países. El diagnóstico generado por el algoritmo le sirve al médico como un insumo para el diagnóstico final. El algoritmo no reemplaza al médico. Lo ayuda a un mejor diagnóstico, lo cual se replica en el caso de los ingenieros y analistas financieros.
La pandemia, a su vez, aceleró este proceso, ya que los seres humanos fueron recluidos en sus casas y hubo que implementar rápidamente nuevas tecnologías, lo que ha llevado a que, por ejemplo, entre 2013 y 2024 el PIB del comercio haya aumentado en 22,7%, mientras que la cantidad de ocupados en dicho rubro lo hizo en 13,7% en igual periodo. Esto implica que, si en 2024 el comercio hubiese mantenido la misma proporción ocupados/PIB que en 2013 (Coeficientes fijos), habría 141 mil ocupados más que lo efectivamente contratados en la actualidad.
El fenómeno descrito en el párrafo anterior esta ocurriendo, con mayor o menor celeridad, en la mayoría de los sectores de nuestra economía y tal como señalaba previamente, no pide perdón, ni permiso, por lo cual mantener las políticas públicas de empleo como si nada estuviera ocurriendo es un error sustancial. Ello se manifiesta con mayor nitidez al observar que la agenda legislativa contiene la negociación colectiva por rama productiva, algo propio de hace 70 años atrás, mientras que nada se prepara para la transformación que esta teniendo lugar ante nuestros ojos. (El Líbero)
Tomás Flores