Incompetencias

Incompetencias

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Queman cerca de 50 camiones en La Araucanía en una semana y le siguen las declaraciones del Fiscal Nacional, el mismo día que lo visitara el ministro del Interior, comprometiendo su autonomía e imparcialidad. ¿Cómo calificamos este asunto?

Si nos atenemos a lo que dice la Constitución es bien claro: bastante más que meras incompetencias. El Presidente de la República debe velar por el gobierno y la administración a fin de conservar el orden público (Art. 24), impidiendo que se produzcan hechos como los de Los Ríos. El Ministerio Público, por su parte, debe atenerse estrictamente a lo prescrito en su Art. 83: investigar, determinar la participación punible, y adoptar las “medidas para proteger a las víctimas”. En ningún caso, ejercer funciones jurisdiccionales, atribuir a los lesionados descuidos o negligencia, y menos tratar de cubrirle las espaldas al gobierno (¿incompetente?).

Demos otros ejemplos también de esta semana. Bachelet desautoriza a su equipo económico y descarta el peso de “los números” (i.e. bajo crecimiento, alto desempleo), porque lo que realmente importaría es “cómo lo están pasando las familias en sus casas, cómo están resolviendo sus problemas día a día”. ¿También incompetencia de su parte? Digamos que recuerda a cuando, semanas antes, dijo que desconocía ciertos estudios de su propio gobierno y si eran suficientemente serios al desaconsejar medidas de su también administración (no habiendo leído la prensa esa mañana que los citaba).

Valgan estas otras tres intervenciones también recientes de la Presidenta: (1) “La igualdad no admite matices ni prejuicios” (sobre su proyecto de matrimonio igualitario anticipando críticas); (2) “Me parece que en democracia las minorías no pueden buscar cambiar la decisión de las mayorías” (contestándole a Piñera, su probable sucesor en La Moneda, respecto a lo de las causales de aborto); y (3) “La reforma educacional no va a ser reversible por caprichos ideológicos” (refiriéndose a los antojos doctrinarios no de su gobierno sino de “otros”, pérfidos por supuesto). ¿También estas afirmaciones suyas hemos de calificarlas como incompetentes?

Grados no menores de ineptitud se dejan entrever en algunos de estos casos, pero lo que más llama la atención es la actitud defensiva-agresiva de ahora último del gobierno y su principal autoridad. Como si sintieran que están en las cuerdas y tienen que demostrar que están a cargo del buque que apenas manejan en medio de la tormenta que ellos mismos han desatado. Alexis de Tocqueville lo decía: el peor momento de un mal gobierno es cuando le da “por reformar” para salvarse. Se apodera una ansiedad por hacer y decir cualquier cosa con tal de no quedar mal (más que frente al resto, ante sí mismos). Es que intuyen que no les queda tiempo, y se les acaba ese efímero poder que es el poder. (La Tercera)

Alfredo Joselyn Holt

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