La discusión que se ha dado a propósito de las declaraciones de la ministra de Seguridad argentina, Patricia Bullrich, quien aseveró la presencia de la organización terrorista Hezbolá en el norte de Chile, constituye una variante nueva desde la perspectiva del terrorismo internacional.
Más allá de las diferencias sobre los antecedentes en que se basó la ministra argentina para fundar su aseveración, es legítimo preguntarse si estamos como país preparados verdaderamente para enfrentar la amenaza del terrorismo tanto nacional como internacional. Y la respuesta lamentablemente es negativa. Chile durante mucho tiempo no se ha tomado en serio la discusión sobre el terrorismo. Basta evidenciar un simple hecho, no existe una estrategia nacional contra el terrorismo que aborde dicho fenómeno integralmente.
Naciones Unidas tiene la Estrategia Global contra el Terrorismo, la Unión Europea recientemente elaboró la Estrategia Contraterrorista 2023-2027, y tan solo hace unas semanas, España publicó su Estrategia Nacional contra el Terrorismo, que actualizó la versión del 2019.
Vinculado a ello, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha sostenido que se “requiere la formulación de estrategias nacionales contra el terrorismo que procuren prevenir actos de terrorismo, enjuiciar a los responsables de esos actos criminales y promover y proteger los derechos humanos y el imperio de la ley”.
Así las cosas, la discusión con la autoridad de seguridad del país trasandino pone de relevancia la fragilidad y debilidad en que nos encontramos frente al terrorismo. Debido a lo anterior, es momento de elaborar seriamente una verdadera estrategia antiterrorista. (El Mercurio)
Pablo Urquízar
