Hasta que gane la izquierda

Hasta que gane la izquierda

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¿Hasta cuándo seguirá vigente el momento constitucional? Con muy buenas intenciones, varios analistas y dirigentes políticos sostienen que el “tema constitucional” se cerraría en caso que gane la opción “A favor” en el plebiscito de diciembre.

Sin embargo, estos buenos deseos no son consistentes con la experiencia comparada latinoamericana en materia de procesos constituyentes, ni tampoco con las posturas de la denominada “izquierda no democrática” que sin texto en mano ya está jugada abiertamente por la opción “En contra”. Así lo han manifestado parlamentarios del Frente Amplio y dirigentes del PC (coalición que constituye el corazón del gobierno). No está de más recordar que hace unos días, el ex candidato presidencial del PC señaló, sin pudor, que seguirán trabajando por una “asamblea constituyente de verdad”, sin bordes planteados por el Senado “que es un poder constituido” desprestigiado y “poco democrático”. ¿Tiene sentido esta posición del Frente Amplio y el PC? Claro que sí. En esto, la coalición de gobierno ha sido consistente: salto a las reglas, incumplimiento de los acuerdos (o una interpretación mañosa de los mismos) y un abierto compromiso por una suerte de “democracia a la carta”. No llama la atención, por ejemplo, que ya se hable de desechar el proceso constitucional vigente, y reemplazarlo por una nueva vía, como sería el envío del texto de los expertos al Congreso. Poco importa la contradicción de la izquierda en cuanto a que este borrador está preparado por personas no electas, y cuyos bordes hayan sido precisamente definidos por el Poder Legislativo.

Así las cosas, volvamos a la pregunta inicial. ¿Cuándo se cerrará el “tema constitucional”? Hasta que la izquierda gane, es decir, hasta que la izquierda escriba la Constitución a su gusto, tal como ocurrió con la Convención Constitucional. Teniendo esto en cuenta, sería aconsejable que los consejeros constitucionales electos y expertos centren sus esfuerzos en proponerle a Chile una buena Constitución que dé certeza, seriedad, orden y seguridad, más que buscar el beneplácito de otros sectores políticos que solo quedarán conformes cuando logren instalar su propio modelo de sociedad. Renunciar a una de las grandes conquistas de la democracia como es la igualdad del voto (todos los votos valen lo mismo y pesan lo mismo) o debilitar libertades de las personas no solo será un esfuerzo infructuoso en obtener una suerte de gran acuerdo, sino que a su vez se terminará proponiendo al país una Constitución que no será mejor que la Carta Fundamental vigente, con lo que se perderá una buena oportunidad para haber ofrecido un mejor texto a los chilenos.

Como señalaba Havel, los políticos más que “buscar solo la satisfacción de muchos intereses y presiones especiales, debieran oír más la voz de su conciencia única e individual, como lo hacen los poetas”.

Constanza Hube