Gobernar en tiempos de turbulencia-Iris Boeninger

Gobernar en tiempos de turbulencia-Iris Boeninger

Compartir

El actual Presidente Gabriel Boric, cuyo plan de gobierno era llevar a cabo lo que establecía la Constitución propuesta y que fue rechazada a seis meses de asumir, tuvo que hacer un giro en su programa. Ha llevado tiempo y aun no queda claro para la ciudadanía si podrá llevarse a cabo el cambio de giro realizado. Sumamos los graves incendios, ahora las inundaciones, el aumento de la inseguridad, la violencia y el crimen organizado.

Chile lleva una larga historia de estancamiento económico ya desde el segundo gobierno de Bachelet. Una larga serie de proyectos no han logrado salir a la luz.

Gobernar requiere de una clase política sólida, un equipo de gobierno con mucha experiencia de gestión y la férrea decisión de nombrar en sus equipos de trabajo a personas que sean evaluadas porque son los mejores y no porque son amigos.

Esta serie de situaciones problemáticas que han ocurrido estos últimos años, exigen prudencia política a la hora de la crítica despiadada que se hace entre opositores, que sólo daña y menoscaba a quien gobierna.

¿Cómo será la próxima oposición en Chile a partir del 2026? ¿Se decidirá de antemano estar en contra de todo?

En Argentina, el Presidente Javier Milei presentó al Parlamento la llamada Ley Bases que requiere para avanzar con sus reformas. En votación general en el Senado, luego de once horas de debate y un empate en la votación, requirió del desempate de la vicepresidente Victoria Villarruel. Con actos de violencia lograron aprobar en lo general y en lo particular. Vuelve a diputados. De aprobarse, la señal es que el país sigue siendo, para ese gobierno, gobernable, aunque el Presidente del país vecino no ha logrado aprobar una sola ley hasta ahora. La renovación del Swap con China, la aprobación de la octava revisión del Fondo y el dato de inflación de mayo completaron las novedades de la mejor semana desde que asumió la presidencia.

Milei ganó con el voto popular de una gran masa hastiada de los gobiernos anteriores, que rechazaba a la clase política. Incluyendo a una enorme cantidad de jóvenes que se sienten sin futuro. A pesar de las dificultades económicas que experimentan los argentinos tras el ajuste instrumentado por el gobierno, la inflación, la recesión y la baja del poder adquisitivo, la aprobación de la gestión de Javier Milei en abril de 2024 se mantiene estable desde que asumió. Si bien ganó con el casi 56% de los votos, según un sondeo a nivel nacional realizado por Opina Argentina, arrojó que el 49% de la sociedad le brinda su apoyo a pesar de las duras medidas de ajuste económico que impactan en los ingresos de la mayoría de la población. Si esos datos se comparan con el mes anterior bajó apenas un 1% ya que en marzo la aprobación había llegado al 50%. Los jóvenes, por su parte, siguen siendo el segmento etario que mejor califica al gobierno de Javier Milei, con el 64%. El mayor rechazo lo tiene en la política jubilatoria, la de educación y el manejo del dengue. No tiene una oposición que tenga el prestigio ni la confianza de la ciudadanía, al menos por ahora.

Esto muestra algo muy importante a considerar en política. No sólo son necesarios los votos para ganar una presidencia.

Es necesaria la popularidad, que es un activo difícil de sostener. Se debe tener carisma, característica intrínseca de las sociedades e inseparable del liderazgo político. Sostener la popularidad requiere de varias cosas.

En el caso de AMLO, Presidente de México, ha mantenido su índice de popularidad en valores altísimos. Lo explica su manejo de la economía -conservador en lo económico y populista de izquierda- en lo social. Ha mantenido el equilibrio macroeconómico, una relativa sanidad de las cuentas fiscales y la inversión extranjera llegó a niveles récord. Su estrategia comunicacional ha sido destacada, partiendo por sus “mañaneras” programa que comienza a las siete de la mañana y se amplifica por redes sociales. Esto le garantiza que el debate gire en torno de él.  Su trayectoria política marca cuatro décadas. Otro factor que caracteriza la alta aprobación de AMLO es la ausencia de una oposición capaz de hacerle un contrapeso y desarrollar un proyecto político alternativo. Esto es clave.

La popularidad, la conexión con las necesidades ciudadanas, la generosidad política la comunicación y la capacidad de liderazgo son claves a la hora de sostener la popularidad que requiere un gobernante. Hacer las cosas bien, comunicarlas bien, y demostrar con acciones que las necesidades colectivas de la gente están por sobre cualquier interés personal ni partidario.

Es necesario además un programa creíble y practicable de gobierno que debe contener mínimos comunes acordados con todas las fuerzas partidarias del conglomerado que compite. Desde el primer día en que se asume, el equipo de gobierno debe estar ya manos a la obra.

Esto requiere obviamente de una construcción previa de acuerdos en puntos mínimos y comunes de los bandos que quieran competir. En general, le resultará más fácil a la oposición del momento, dada las complejidades del mundo actual. Hoy ser oposición es más fácil que ser gobierno. No hay lugar para la inexperiencia, ni la ideologización extrema. Las señales previas a la negociación deben ser generosas, tal de ir ampliando la futura coalición, como supo hacer la Concertación de Partidos por la Democracia por el bien común de Chile. Es allí donde se debe construir un nosotros.

Quienes presiden partidos políticos y buscan con lógica medir las fuerzas propias en las próximas elecciones municipales para competir y ganar más votos, deben tener claro que eso no alcanza para construir una gran y solida coalición que le dé a Chile por varios años la gobernabilidad que necesita y de la cual hoy carece en gran medida. Es demasiada responsabilidad que la clase política, en estos momentos que atraviesa Chile, se dé gustos que sin duda serán efímeros. Se requiere generosidad para construir gobernabilidad a largo plazo.

¿Es la juventud un factor que determina lo que pasará en las urnas? Cada vez más. El horizonte para los jóvenes es borroso con inestabilidad laboral e incertidumbre. Altos niveles de desempleo y menores posibilidades condenan a muchos jóvenes a la desesperanza y precariedad. Ellos son quienes gobernarán en las próximas décadas.

¿Nos representan nuestros políticos? ¿Debería ser la clase política un reflejo de la sociedad?

El descrédito de los partidos políticos responde a la medición ciudadana que les atribuye una cierta incapacidad para resolver sus problemas. En una paradoja que en un sistema de democracia representativa los ciudadanos no se sientan representados.

¿Está el mejor o el más amigo en determinado cargo? Deben ser los mejores quienes nos representen.

Una consecuencia de esto es que la gente no quiere y se resiste a militar en política. Es más, hacer carrera política supone costos personales inmensos, tanto que muchos deciden no participar.

Estamos a un año y cinco meses de las próximas elecciones presidenciales. La construcción de un gran «nosotros» debe comenzar ahora.

El filósofo romano, Séneca decía: “No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas”. (El Líbero)

Iris Boeninger