Jugado está el presidente de RN, Rodrigo Galilea, por empujar este año una serie de reformas al sistema político. En esta entrevista, el senador por el Maule traza un itinerario claro luego de que un grupo transversal de expertos llegara a un acuerdo de 24 puntos en torno al tema, tomando como base el trabajo de la Comisión Experta del segundo proceso constituyente.
Galilea le otorga especial relevancia al rol del nuevo presidente del Senado, José García, también RN.
¿Qué le pareció el trabajo de este grupo de expertos para armar un insumo técnico y revivir los acuerdos logrados en materia de reforma al sistema político?
Es muy evidente, en casi la totalidad de los sectores políticos, de que la reforma electoral del segundo gobierno de la Presidenta Bachelet terminó haciéndole mal a la política, a la institucionalidad, a las dinámicas internas del Congreso y a las relaciones del Congreso con el Poder Ejecutivo. Es difícil encontrar partidos de trayectoria que tengan una opinión distinta. Si uno revisa los esfuerzos, particularmente de la segunda constituyente, tanto la Comisión Experta como los consejeros, este fue un tema profundamente tratado y surgieron propuestas unánimes. Lo que se percibe es que este sistema proporcional, que no tiene corrección alguna, provoca una dispersión de partidos muy grande, permite la existencia de partidos más pequeños de lo deseable, demasiado identitarios, que dificultan el trabajo institucional, de conseguir grandes acuerdos que permitan a los gobiernos poder avanzar. Los países con sistemas proporcionales tienen sistemas de corrección. Por ejemplo, este umbral del 5% existe en Alemania, que es una democracia consolidada y funciona bien.
¿Hay condiciones políticas para reflotar esta reforma?
Yo pienso, y lo he conversado con dirigentes del partido y con el gobierno, que debiésemos rescatar al menos lo central de una corrección al sistema proporcional. Cuando digo lo principal, quiero decir que no complicaría las cosas, dado los procesos electorales que estamos viviendo. Si vamos por muchas reformas, probablemente no vamos a lograr nada. Por lo tanto, si solo estamos de acuerdo en dos o tres aspectos, los centrales, debiéramos hacer el empeño por una reforma que salga rápidamente del Congreso. Eso debería ser un requisito.
¿Por qué?
Porque los ciudadanos quieren avances en materia de orden social y seguridad y, por lo tanto, parece un poco disruptiva esta corrección del sistema político. En la última encuesta, la gente pareciera estar entendiendo y compartiendo que hay que hacer una reforma, pero no nos podemos eternizar en una discusión sobre este tema. Debe haber un trabajo prelegislativo importante, que defina dos, tres o cuatro contenidos básicos, hacerlo rápido y dejarle al próximo Congreso la labor de profundizar otros aspectos, pero con más tiempo y calma, sin el apremio de elecciones que generen ruido.
¿Cuáles son esos contenidos básicos?
En la Comisión de Constitución del Senado, el presidente, el senador socialista Alfonso de Urresti, tocó este tema la semana que acaba de terminar. Él esbozaba que hay que concentrarse solo en dos temas. Esos son definir el umbral del 5% para que los partidos puedan elegir a parlamentarios, con la salvedad o la sola excepcionalidad de que si ese partido no tiene el 5%, pero suma ocho parlamentarios, entre senadores, que permanecen en el cargo, y los teóricos diputados elegidos, puede también seguir participando. Si sacamos esa norma, más la que establece que si un parlamentario renuncia a un partido pierde el escaño, en una reforma sencilla, breve y entendible para la ciudadanía, daríamos un paso grande. Luego, que el próximo Congreso, elegido con estas reglas, con partidos más sólidos, siga la posta de los perfeccionamientos, pero en un ambiente político, institucional y de partidos distinto al que tenemos hoy.
¿Cómo ve la disposición de las fuerzas políticas del oficialismo en avanzar en esa línea que propone?
Veo buena disposición de muchos partidos y del gobierno. Todas estas son conversaciones preliminares y puede haber matices y cambios, pero al menos la disposición del Partido Socialista, del gobierno, de gente vinculada al Frente Amplio; en los partidos de la derecha y centroderecha también veo buena disposición. Incluso, he tenido conversaciones con dirigentes de partidos pequeños, que teóricamente son los más perjudicados y que van a tener que entrar en procesos de fusión, y ellos también muestran buena disposición, porque entienden que está en juego la calidad de la democracia del país.
¿Ha hablado con el Presidente? ¿Con el ministro Elizalde?
El ministro que se relaciona con el Congreso es el ministro Elizalde y por eso he hablado con él, y aclaro de manera informal y sin compromisos, vemos que esto le haría bien al país. También he conversado con profundidad con Javier Macaya, presidente de la UDI, y lo veo muy comprometido. Con Arturo Squella no he conversado profundamente de esto, pero he recibido señales de gente vinculada a los republicanos y veo también buena disposición hacia este cambio.
¿Esta reforma debiera ingresar como una moción parlamentaria?
Es opinable, pero dado que habría un trabajo prelegislativo consolidado, creo que el camino es que los representantes, los jefes de comité quizás, presentaran una moción. Que presentaran conjuntamente este proyecto de ley de modificación constitucional y que ingrese por el Senado. De ahí, en un tiempo breve, traspasarlo a la Cámara para que ojalá valide lo hecho por el Senado y convertirlo en ley cuanto antes.
Sería un desafío que asuma el presidente del Senado, José García.
Creo que la gestión del senador José García podría estar muy marcada por esto. Tiene todas las condiciones personales, la trayectoria y la experiencia para hacerlo.
En sectores del oficialismo sospechan del interés por parte de la derecha de avanzar en este tema y lo atribuyen a la posibilidad de llegar al gobierno en el próximo período con el sistema resuelto.
Mirar esto con una mirada cortoplacista es el clásico error que lleva a tomar malas decisiones. Una reforma como esta no es para un gobierno y un momento determinado, es una reforma estructural importante, que ojalá permanezca por decenas de años. Por lo tanto, previsiblemente le va a tocar desde el Poder Ejecutivo a todos los sectores del país. Lo relevante es la mirada de largo plazo, porque esto vale para el próximo gobierno, pero también para el siguiente y el subsiguiente. Las consecuencias de lo que fue una mala reforma la han pagado varios presidentes, desde Piñera a Boric.
¿Cómo ve que el ambiente político enrarecido por las elecciones del Senado y la presidencia de la Cámara pueda complicar este trabajo de buscar un acuerdo?
Es cierto que el Congreso ha tenido episodios de tensión y por eso el momento en que una reforma como esta se trate es muy importante. El momento oportuno es una vez que ya estén consolidados los gobiernos de las corporaciones. El Senado ya lo resolvió y estoy seguro de que las aguas se van a calmar. A la Cámara le faltan un par de semanas para decidir la mesa y cómo va a ser la integración de las comisiones. Lo prudente es en este instante hacer el trabajo prelegislativo intenso.
Eso dejaría al mes de mayo como el más fuerte para la presentación de este proyecto.
Mayo y junio son buenos meses para hacer esta reforma, que hecha con altos grados de consenso puede ser tramitada con mucha rapidez.
¿Quién debería liderar ese trabajo prelegislativo?
Ya contamos con este insumo del trabajo de estos expertos, que tomaron como base el segundo proceso constitucional. La Comisión de Constitución del Senado está dispuesta a avanzar. Tiene que haber presencia del gobierno a través de la Segpres y los partidos que quieran avanzar. Si logramos ese cambio estructural, que sea el próximo Congreso, elegido bajo estas reglas, el que profundice mejoras en nuestro sistema democrático.
¿Se la va a jugar para que esta reforma tenga éxito?
Vamos a poner todos nuestros esfuerzos para que una reforma de este tipo se apruebe. (La Tercera)