Definitivamente la reforma del “séptimo retiro” de fondos previsionales no se votará la próxima semana y es probable que continuará en el limbo de la Cámara de Diputadas y Diputados por algunos meses más.
En la reunión de comités de este miércoles, la bancada del Frente Amplio, representada en la cita por Lorena Fries y Claudia Mix, y el grupo de diputados de RN, encabezado por Ximena Ossandón, no dieron la unanimidad para que el proyecto -que fusiona un conjunto de mociones que permiten a los cotizantes girar dinero desde los fondos de pensiones- fuera puesto en tabla.
En esta ocasión fueron los comités de RN y el Frente Amplio los que tuvieron que asumir el papel impopular, pero en las últimas semanas también se han opuesto la UDI, Evópoli, el PS, el PC y los republicanos. Este rol, sin embargo, no es fácil. De hecho, los legisladores frenteamplistas están resintiendo que son los únicos del oficialismo que están alineados detrás de la negativa de votar en el corto plazo este proyecto.
La decisión de oponerse, en todo caso, tiene una explicación electoral.
De hecho, los diputados están preocupados de los efectos que podría tener esta discusión en medio de las elecciones municipales y regionales del 26 y 27 de octubre y, posiblemente, en medio de las parlamentarias del próximo año.
El problema es que esta reforma ya quedó en condiciones de ser votada en la sala luego de que la Comisión de Constitución rechazara su idea de legislar. A pesar de que vaya con un “informe negativo”, solo se trata de una recomendación para rechazar. Igualmente la última palabra la tiene el pleno de los diputados.
Al interior de las reuniones de comités que sostienen sus titulares todos los miércoles, este proyecto se ha transformado en tema incómodo.
En la mayoría de las bancadas del oficialismo y la oposición hay resistencia para discutir la iniciativa antes de las elecciones municipales y regionales, dado que los retiros concitan cierto apoyo popular, aun cuando la evidencia económica, que ha sido expuesta por el propio ministro de Hacienda, Mario Marcel, muestra que estos giros desde los fondos previsionales generan efectos indeseados, especialmente en la inflación.
La discusión que se está dando en los distintos bloques, con el apoyo del gobierno, es que esta reforma no se discuta antes de fin de año.
Si bien las proyecciones indican que el llamado “séptimo retiro” (en realidad sería el cuarto si es aprobado, pero adquiere ese número por ser la séptima arremetida en este plano) sería rechazado en la sala, al no contar con el quorum de 89 votos de diputados, este escenario podría cambiar en 2025.
En caso de ser rechazado, de acuerdo a la Constitución, el proyecto no puede renovarse en el plazo de un año. Por lo tanto, si la votación se produce en la sala durante septiembre, octubre o inicios de noviembre, la reforma podría reactivarse en la víspera de los comicios parlamentarios de 2025, en la que varios diputados pretenden ir a la reelección o buscar un escaño en el Senado.
Con ese panorama electoral, el empeoramiento de la situación económica y la presión popular, en la oposición, en el oficialismo y en el gobierno creen que podrían crecer bruscamente los apoyos a una reforma que permita a los cotizantes sacar sus ahorros del fondo de pensiones.
Frente a ese riesgo, existe un acuerdo tácito de la mayoría de las bancadas de aplazar lo más posible esta discusión. De hecho, los jefes de algunos comités se han ido turnando para no dar la unanimidad que facilitaría poner el proyecto en tabla, aun cuando la propia presidenta de la Cámara, Karol Cariola (PC), ha llevado la propuesta de tratar esta materia en el hemiciclo.
Por el momento, Cariola tiene un compromiso con los promotores de los retiros de no bloquear su discusión, pero en vista de que es un proyecto que no cuenta con urgencia del Ejecutivo, su criterio es que la tabla solo incluya iniciativas sin patrocinio gubernamental mientras tengan la unanimidad de los comités.
La barrera que han encontrado algunos impulsores de la iniciativa, según testigos de esas conversaciones, es un diseño que han adoptado los bloques para “turnarse” en las reuniones de comités a la hora de no dar su visto bueno. Sin embargo, entre los impulsores del retiro hay al menos tres bancadas que han presentado proyectos de retiro y al menos uno de ellos ha presionado en esas reuniones para que la iniciativa sea puesta en tabla.
LA DISCUSIÓN INTERNA
En todo caso, el proyecto ha generado divisiones al interior de las propias bancadas, además de las presión diputados independientes que están impulsando la iniciativa.
En este frente figuran la diputada Pamela Jiles (indep.) y sus pares Rubén Oyarzo (indep.), Marcos Ilabaca (PS), Enrique Lee (indep.) y el exjefe de bancada PPD-independientes Jaime Araya (indep.), quien ha sido uno de los más insistentes en la reunión de comités. Esa tarea de presionar ahora fue asumida por la nueva jefa de esa bancada, Camila Musante (indep.-PPD).
“De una manera bien impresentable los distintos partidos políticos se van alternando por semana para oponerse a la unanimidad, para evadir el debate democrático; me parece que es bien impresentable que se eluda la discusión y lo que se pretenda que esto se pueda discutir después de la elección del 27 de octubre, de manera tal que esto no tenga impacto en la ciudadanía”, acusó Araya (indep.-PPD).
“Se esconden porque son cobardes y no quieren dar la cara; si fueran gente valiente lo que hacen es que se ponga en tabla como lo hemos pedido y que se vote la próxima semana”, acusó el parlamentario.
Conscientes de que la Comisión de Constitución rechazó por una aplastante mayoría -9 votos en contra y 4 a favor- este “séptimo retiro“, los diputados impulsores del proyecto se encuentran haciendo las gestiones con el resto de sus pares para sumar apoyos o bien para arrinconar públicamente a los detractores de la iniciativa.
Donde existe mayor ruido y tensión es en el oficialismo. El PS y el PC están divididos. Mientras que los PPD-independientes y el grupo mixto radical-liberal presentaron reformas para habilitar nuevos retiros.
En los comités Demócratas-independientes, Socialcristianos-independientes y DC-independientes también hay división por el tema. De hecho, el expresidente de la Cámara Ricardo Cifuentes (DC) es autor de una de las iniciativas, junto a Roberto Arroyo (socialcristiano).
Por su parte, la UDI, RN, Evópoli y los republicanos son los principales opositores, aunque en sus filas también hay quienes están abiertos a apoyar un nuevo giro previsional.
El diputado Ilabaca (PS), quien junto con valorar la libertad de acción que dio la jefatura de su bancada acusó que la estrategia de los opositores al retiro de fondos tiene que ver con el cálculo electoral.
“Es impresentable la actitud que han asumido los comités respecto a poner en tabla la votación del séptimo retiro, porque no dice relación con su convencimiento respecto al proyecto en particular, sino que es un mero cálculo electoral”, cuestionó Ilabaca.
Oyarzo, por su parte, criticó a quienes no dan su voto favorable para iniciar la discusión. “Sabemos que hay varios descolgados que quieren votar a favor del proyecto y estamos haciendo el trabajo legislativo para que eso se vea reflejado en los comités y no se rechace poner en tabla”, aseguró. (La Tercera)