Terminamos con el binominal, implementamos ley de cuotas de género de entrada para el Congreso, permitimos el voto en el extranjero y regulamos el financiamiento de la política.
Todo ha cambiado… menos la franja electoral.
Este miércoles comienza una nueva franja, ahora por las primarias, con el mismo formato de 1988. ¿Tiene sentido seguir con una franja pensada hace 40 años, en una época en la que la TV abierta no competía con el streaming y el TV cable como ahora, y en la que las redes sociales ni siquiera habían sido concebidas?
No digo que deba acabarse, pero este importante insumo para tomar decisiones requiere al menos un reajuste.
Actualizar la franja no es banal; es asumir que la forma en que nos comunicamos ha cambiado, y que si queremos una democracia sana, necesitamos instrumentos acordes a los nuevos tiempos. (El Mercurio Cartas)
Roberto Munita Morgan
Director Administración Pública UNAB