Chile tiene que repensar su política en materia de feriados. Es poco razonable que en un día en el que las personas participan voluntariamente de un proceso electoral, establezcamos un feriado que termina impactando a todo el comercio en general. Debemos saber distinguir aquellos feriados que efectivamente tienen un fundamento en la historia o tradición cristiana de Chile —los cuales me parecen completamente atendibles— de aquellos que se disponen por motivaciones pragmáticas.
En base a esas reflexiones, me ha parecido pertinente presentar por un lado un proyecto de ley que estableciera la irrenunciabilidad del Viernes Santo, en cuanto fiesta religiosa central para la espiritualidad compartida por gran parte de la población chilena; y al mismo tiempo, presentar un proyecto de ley que eliminara el carácter de “feriado” de las primarias legales, de las cuales solo participan aquellos que buenamente quieren, sin existir fundamentos subyacentes ni prácticos que lo justifiquen.
El desafío es encontrar un equilibrio entre elementos fundamentales para un desarrollo integral de Chile (que por cierto involucra el fomento de la familia, la espiritualidad y los vínculos humanos, por mencionar algunos), con las necesarias condiciones para favorecer el crecimiento económico, el empleo y la actividad comercial. Me parece que ambos proyectos conjuntamente considerados logran esa motivación. (El Mercurio Cartas)
Diego Schalper Sepúlveda
Diputado de la República



