Ética e Inteligencia artificial en el Estado

Ética e Inteligencia artificial en el Estado

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Habrá que sumar sistemas con inteligencia artificial, luego de los casos Fundación Democracia Viva, la caída del alcalde Torrealba, los casos de las fundaciones de ayuda a los pobres y los tasadores de la alcaldesa Hassler. La institucionalidad del Estado ha quedado severamente golpeada, aun cuando luego no se confirmen causas civiles o criminales, porque la democracia siempre necesitará trasparencia, prestigio y credibilidad para lograr y mantener respaldo ciudadano y viabilidad. Cuando ello no ocurre, la misma se debilita y finalmente se pierde.

Por cierto, habrá que evitar sacar ventajas coyunturales, las que sólo destruyen al Estado y a los propios inculpadores, en un carrusel oscuro que no para de girar y en el que los acusadores de hoy terminan siendo los acusados de mañana. Son posibilidades que da la democracia, pero que, mal usadas, sólo la destruyen

Lo ocurrido con las recientes inundaciones producto del cambio climático que ya se manifiesta, así como el daño generado en Vitacura, Antofagasta, Santiago y otros lugares en los casos de Administraciones Municipales y Regionales, es muy grave y afecta la línea de flotación del país, lo que impide que pueda navegar con seguridad y ojalá velozmente.

Es probable que, en los próximos tiempos, el Estado chileno se vea enfrentado a uno de los más altos egresos financieros de las últimas décadas. Por eso hay que anticiparse. Los hechos climáticos que se esperan y el daño contra la fe pública, junto con la preocupación por los recursos que se estarán administrando, puede estimular una “casa de brujas” desconocida en nuestro país, independiente de quien esté gobernando.

Se requiere de un Acuerdo Nacional para invertir millones de dólares en el control inteligente de las decisiones de gasto y de inversión de recursos del Estado, así como en una modificación profunda de las formas de decidir los miles de millones de dólares que se deberán usar para enfrentar el cambio climático. Tamaña tarea requerirá con seguridad de un gran acuerdo nacional que otorgue tranquilidad a la población en tiempos difíciles.

En los recientes acontecimientos han caído simultáneamente jóvenes y viejos líderes políticos.  De izquierda a derecha, encontrados, al parecer, llevándose platas fiscales mediante diferentes métodos, cada uno más burdo que otro, clara indicación de complicidad e inexistencia de sistemas modernos de control e información adecuados para evitar esas fugas. Los hechos son también una señal de la ausencia de ética y moral en política, razón por la que hay que colocar máximo control sobre los recursos, tal como ocurre en la empresa privada. De otro modo, la democracia sufrirá daños irreparables.

Es tiempo que la institucionalidad funcione, partiendo por la Presidencia de la República y el Parlamento y siguiendo con el Ministerio Público, Contraloría General de la República, Tribunales de Justicia, Empresas y Servicios del estado, Municipalidades, Gobernaciones Regionales y las Delegaciones Presidenciales.

Esta es una tarea que debe ser encabezada por los números uno y responsables legales de cada una de esas Instituciones, evitando delegar. Se envía así una señal a la población, que contribuye a recuperar la confianza ciudadana, el objetivo de más importancia, porque es en tal confianza que descansa la viabilidad de la democracia.

Una gran carencia en el Estado son sus sistemas de información de decisiones y control, en los cuales habrá que invertir millones, distribuidos en sistemas institucionales de nivel nacional, regional y comunal, tras un completo y profundo cambio en el manejo de los gastos y decisiones asociadas a su revisión, de la estructura y el funcionamiento del Estado y modernizándolo mediante la aplicación de modelos sistémicos de última generación.

Una tarea de esa complejidad debe estar a cargo de un equipo de expertos nacional e internacional, que use inteligencia artificial. El Estado debe liderar la lucha para poner fin a los escándalos financieros de distinto tipo y organizar debida y óptimamente la asignación de los miles de millones de dólares que distribuye anualmente. Cuando esta tarea se hace mal, se destruye el esfuerzo de millones de trabajadores y de una nación que desde hace años busca aprender a hacer bien las cosas.

Contar con Sistemas de Información y Control de gran tamaño, que funcionen en línea y tiempo real, con datos disponibles simultáneamente en todas las organizaciones del Estado y Contraloría General de la República, para ser chequeados y contrachequeados, potencialmente ex/ante en toda toma de decisiones y luego, durante el control de las mismas, corresponde a una práctica esencial durante el tiempo inaugural del uso de Sistemas con inteligencia artificial.

Acabar con los tradicionales sistemas de trabajo terminará con la creación de grupos cerrados que operan furtivamente en contra de los intereses generales de empresas, servicios del Estado, universidades estatales, públicas y privadas, cooperativas y todo tipo de organizaciones productivas de bienes y servicios, que están a la base del confort y mejor vida de sus habitantes.

Hasta hoy, las tareas de la Contraloría General de la República llegan tarde, porque funcionan contra hechos ocurridos y denunciados, que son investigados para efectos de determinar las responsabilidades administrativas y habilitar potenciales demandas o querellas del Estado contra los acusados. El problema, por lo demás, no es sólo del robo de recursos fiscales. Los robos en contra de empresas privadas, si bien los pagan sus dueños o sus seguros, finalmente los sistemas de costo los trasladan a precios y termina pagándolos la población.

Fortalecer la democracia importa llevar a cargos de representación popular a candidatos con una trayectoria limpia, extensa y probada, así como transparentes en la evolución política que hayan tenido. También se debe evitar la permanencia de autoridades individuales por larguísimos periodos, una práctica que tiende a dañar el sistema político en el caso de quienes ejercen jefaturas institucionales. Quizás esté llegando el tiempo que autoridades medias cambien cada cierto tiempo de cargo, comuna y/o región, dándose y dando una oportunidad para llevar a otros sitios la experiencia acumulada, lo que es una práctica habitual en otras organizaciones en el país.

Es tiempo de reforzar el cuidado y atención por la democracia, nuestra principal fortaleza, para enfrentar el duro tiempo que traerá el cambio climático. La complejidad de estos desafíos de gobernanza en tiempos difíciles requerirá de Inteligencia artificial y más, no menos, democracia para enfrentar el futuro. La democracia está en la base de toda corrección ética que se deba aplicar y para ello, la transparencia y la participación ciudadana son claves.  Más acción y menos reacción, que aunque cuesta y mucho, es el camino para hacer crecer y desarrollar a nuestra nación. (Red NP)

Basilio Torres

Profesor de Política y Estrategia Financiera