Una investigación chilena ha evidenciado una marcada desigualdad socioambiental en el transporte público de Santiago, revelando que las zonas de ingresos medios y bajos están expuestas a un 37% más de contaminación que la zona oriente, donde circulan las flotas más limpias. El estudio, financiado por ANID y la PUCV, y publicado en el Journal of Transport Geography, utilizó un método innovador para trazar un mapa real de las emisiones.
El trabajo fue realizado por académicos de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, la Universidad Diego Portales, la Universidad del Desarrollo y un investigador de Entel. Por primera vez, se logró combinar datos GPS de más de 4.900 buses del sistema de Santiago con información anónima de teléfonos móviles, permitiendo trazar las trayectorias de los buses y cruzarlas con la ubicación de la población minuto a minuto.
Julio Covarrubia, coautor del estudio e investigador de Entel, destacó que el uso de datos de telecomunicaciones permitió representar a la población flotante, es decir, dónde están realmente las personas a lo largo del día. Según el experto, la exposición a la polución está determinada por la proximidad a las fuentes emisoras, lo que debe priorizar las inversiones para mitigar la contaminación en los lugares donde la gente efectivamente respira el aire contaminado.
Entre los principales hallazgos, se determinó que los modelos tradicionales subestiman significativamente la contaminación al no considerar las condiciones reales de conducción, como detenciones frecuentes y pendientes, ni la población flotante. Al incorporar estos factores, las emisiones reales resultaron ser un 37.5% más altas para partículas finas PM2.5 y un 36.8% más altas para óxidos de nitrógeno (NOx), ambos contaminantes altamente perjudiciales para la salud pulmonar.
Franco Basso, académico de la PUCV y coautor, explicó que existe una disparidad muy marcada en la exposición: los buses más antiguos y contaminantes se concentran en zonas de ingresos medios y bajos, mientras que las comunas de mayores ingresos tienen una mayor presencia de flotas modernas y eléctricas.
El estudio identificó a los adultos en edad laboral de ingresos medios bajos como los principales afectados por la exposición a las emisiones del transporte público. Por el contrario, las poblaciones más jóvenes y las de mayores ingresos presentan una exposición consistentemente menor.

El mapa de contaminación muestra a comunas como Santiago, Lo Espejo, Pedro Aguirre Cerda y La Granja teñidas con los colores de la alta polución, asociada a buses con tecnologías antiguas EURO III y III F. En contraste, la zona oriente, que incluye a Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea, exhibe índices verdes debido a la mayor circulación de buses eléctricos y estándares EURO VI.
El desafío, según los investigadores, no es solo tecnológico, sino social. Alertan sobre la necesidad inmediata de reasignar las flotas y exigen a las autoridades actuar con una mirada explícita de justicia ambiental en la asignación territorial de buses limpios. Concluyeron que para avanzar hacia una movilidad justa, la electrificación debe beneficiar a todos los grupos de la ciudad, no solo a los barrios más ricos. (NP-Gemini-Emol)



