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Estado de la Unión: Trump pide apoyo a plan de infraestructura por US$ 1,5 billones

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Ovacionado por un Congreso dominado por los republicanos, el Presidente estadounidense, Donald Trump, cerró anoche su primer año de gobierno defendiendo los «increíbles avances» y el «extraordinario éxito» que ha logrado desde que llegó al poder. En el discurso sobre el Estado de la Unión, en el Capitolio, el Mandatario se refirió a un «nuevo momento americano», gracias a una economía bien encaminada.

«Nunca ha habido un mejor momento para comenzar a vivir el sueño americano», aseguró Trump, quien al poco de cumplir un año en la Casa Blanca cuenta con 38% de aprobación, una cifra baja previo a las elecciones de medio período del Congreso en noviembre, que determinarán si los republicanos mantendrán su mayoría.

El Presidente destacó la buena salud de EE.UU. con un crecimiento económico de cerca del 3% anual y un desempleo que ha continuado su progresivo descenso y que cerró diciembre en el 4,1%, la cifra más baja en 18 años y por debajo del 4,8% en el que estaba cuando asumió.

«Hemos recortado las tasas de impuesto a las empresas del 35% hasta el 21%, por lo que las empresas estadounidenses podrán ahora competir y ganar contra cualquier persona en el mundo. Se estima que todos esos cambios aumentarán sus ingresos en más de 4.000 dólares», resaltó sobre uno de los mayores logros de su primer año de gestión.

En un discurso de una hora y 23 minutos, con una retórica de tono positivo y unificador, el Mandatario pidió a los demócratas y republicanos del Congreso a trabajar juntos: «Esta noche, hago un llamado a todos nosotros para que dejemos juntos nuestras diferencias y busquemos la unidad para cumplir con las personas que nos eligieron para que les sirviéramos», dijo en su discurso sobre el Estado de la Unión, haciendo un balance del año pasado y fijando las prioridades para el actual.

«Esta noche estoy tendiendo la mano a trabajar con miembros de los dos partidos, demócratas y republicanos, para proteger a nuestros ciudadanos, de cualquier clase, color y credo», agregó. Entonces, pidió a los legisladores que apoyen su propuesta de reforma migratoria, a la que dio especial importancia en su mensaje anoche.

Trump culpó a los «mortales recovecos» y a las «fronteras abiertas» por permitir que las drogas y las pandillas «lleguen a nuestras comunidades más vulnerables». Sustentó su afirmación con las historias de dos familias -a las que invitó al discurso- cuyas hijas fueron asesinadas por miembros de la pandilla MS-13 (Mara Salvatrucha).

El plan del Mandatario proporcionaría un mecanismo de naturalización para 1,8 millones de jóvenes inmigrantes que viven en el país de forma ilegal. A cambio, pide US$ 25.000 millones para construir un muro en la frontera con México y reforzar drásticamente la vigilancia fronteriza, terminar con la migración en cadena (la reunificación familiar), recortar el cupo de inmigrantes legales y suspender el sorteo de visas.

«Es hora de comenzar a avanzar hacia un sistema de inmigración basado en el mérito, que admita a personas que estén capacitadas, quieran trabajar, contribuyan a la sociedad y amen y respeten nuestro país», destacó.

En el discurso, marcado por el tono nacionalista, en el que incluso habló del himno nacional, pidió al Congreso que presente «un proyecto de ley que genere al menos US$1,5 billones para la nueva inversión en infraestructura que nuestro país necesita con tanta urgencia».

«Vamos a construir brillantes rutas nuevas, puentes, autopistas, vías férreas y vías acuáticas en todo el país», dijo. «Y lo haremos con un corazón estadounidense, manos estadounidenses, y el empeño estadounidense».

Trump hizo su llamado a la unidad para hacer frente al conflicto partidista en general, «por sus nuevas propuestas políticas, como el plan de infraestructura, y porque quiere apoyo bipartidista para su propuesta en inmigración», explicó a «El Mercurio» Robert Shapiro, académico de la Universidad de Columbia.

El analista agregó que el Presidente «estuvo más moderado de lo que suele ser» en sus discursos.

En materia de Defensa, el Mandatario pidió al Congreso que levante las barreras del presupuesto militar y abogó por «modernizar y reconstruir» el arsenal nuclear del país «con la esperanza de nunca tener que usarlo, pero haciéndolo tan fuerte y poderoso que disuada cualquier acto de agresión».

En materia de política exterior, condenó la «cruel dictadura» de Corea del Norte y advirtió sobre el peligro que su programa nuclear implica. Se refirió además a los desafíos de Rusia y China, y subrayó especialmente que su gobierno sancionó a los regímenes de Cuba y Venezuela.

«La era de sometimiento económico (de EE.UU.) se ha acabado por completo», aseguró también el Mandatario, quien además dijo que trabajará para «arreglar malos acuerdos comerciales y negociar otros nuevos». Estados Unidos «ha pasado página después de décadas de injustos acuerdos comerciales que sacrificaban nuestra prosperidad y enviaban fuera nuestras compañías, trabajos y la riqueza de la nación», agregó.

Entre sus anuncios, el Presidente republicano destacó su decisión de mantener abierta la prisión en la base naval estadounidense en Guantánamo, Cuba, que su antecesor Barack Obama había intentado infructuosamente cerrar definitivamente. (Emol)

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