El programa económico de José Antonio Kast- Cecilia Cifuentes et al

El programa económico de José Antonio Kast- Cecilia Cifuentes et al

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Estamos en una crisis, qué duda cabe, y los tiempos que vienen no parecen ser mejores que el pasado reciente. Sin embargo, el gasto social per cápita ha crecido a una tasa real por año de 5,4% en las tres últimas décadas, tomando en cuenta lo que se gasta en educación, salud, vivienda, protección social y subsidios de transporte, mientras que el ingreso per cápita creció a una tasa promedio anual de 3,4%. Considerando el 80% de la población que recibe beneficios del Estado, el gasto social por persona (en moneda de hoy) ha pasado de $530.000 anuales en 1990 a cerca de $2.500.000 en 2019. Solo en salud y educación, las demandas más sentidas de la población, el gasto público ha crecido a tasas de 9,4% y 8,7% reales, y durante la pandemia, con cargo al IFE, estos beneficios han continuado incrementándose, impactando la inflación y el déficit fiscal.

Cabe preguntarse entonces por las causas del descontento y las razones por las cuales el tremendo esfuerzo que hemos hecho como país no consigue calmarlo. Creemos que una parte importante de la explicación reside en que la calidad de los servicios públicos no ha mejorado, por su ineficiencia y la captura por parte de grupos de interés, lo que ha impedido que cuantiosos recursos se traduzcan en mayor bienestar. De hecho, aun cuando la desigualdad ha disminuido en las últimas décadas, esta prácticamente no cambia cuando se mide la acción del Estado en los ingresos.

Hoy, a días de iniciar un nuevo ciclo presidencial, nos quieren persuadir, algunos por la razón y otros por la fuerza, de que debemos aumentar el gasto social sin cuestionar siquiera su eficiencia, a riesgo de más violencia e inestabilidad. Nos quieren convencer de que esta vez sí vamos a conquistar la paz social, haciendo más de lo mismo. El proyecto de José Antonio Kast tiene como meta que todas las personas puedan, a través del fruto de su trabajo, lograr mejores condiciones de vida para ellos. Nos encontramos frente a una definición valórica acerca de que son las personas, más que el colectivo, el foco de las políticas públicas. De ahí se desprende naturalmente la necesidad de tener un Estado más eficiente, terminar con la corrupción y el nepotismo, digitalizar la provisión de servicios y eliminar aquella burocracia que es redundante, para llegar a quienes necesitan los servicios del Estado.

Hay todavía un camino para llegar al Gobierno, sumando apoyos, incorporando ideas que puedan mejorar o complementar las propuestas dentro del ideal de sociedad libre que nos anima, porque, como lo ha dicho el propio candidato, “el programa no está escrito en piedra”, así como tampoco lo está el que Chile deba seguir sometido a la inestabilidad, a la violencia y al chantaje de “el que baila pasa”. Como ha dicho el propio José Antonio, el cumplimiento de la ley es un piso, no un techo, y en su Gobierno, de ser elegido, se proveerán los incentivos para atraer a los inversionistas, asegurando el orden y la igualdad frente a la ley.

Es necesario recuperar la confianza de la gente y reencantar a los inversionistas que ya han decidido llevarse sus recursos a países más amigables. Es posible crecer por sobre el 2% tendencial y encontrar un equilibrio en el que converjan las cuentas fiscales con menores cargas para las personas y las empresas. Sabemos por nuestra propia historia que un crecimiento sostenible, que piensa en las generaciones futuras en materia de medio ambiente, cuentas fiscales sanas y ahorro para la vejez, es el camino más efectivo para lograr que las personas mejoren su calidad de vida, producto de mejores condiciones para emprender y trabajar. Requerimos además un Estado concentrado en crear las condiciones para que todos puedan desplegar efectivamente sus talentos. Esa es la invitación de José Antonio Kast y de los que apoyamos su programa. (El Mercurio)

M. Cecilia Cifuentes
Mario Farren
Eduardo Guerrero
Michele Labbé

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