El documento final de “Lineamiento programáticos” de 84 páginas presentado por la abanderada oficialista Jeannette Jara ante el Servicio Electoral es un camuflaje. El de 7 planas de las primarias fue un resumen precario de la carta de navegación original: el Informe de Resoluciones del XXVII Congreso del Partido Comunista de enero de este año, éste es el verdadero programa de la tienda dirigida por Lautaro Carmona y la custodia de ese mandato partidario es lo que explica los constantes arrebatos del secretario general de la tienda de la hoz y el martillo en contra de su propia candidata.
Más claro imposible, para Carmona, lo inscrito en el Servel no es el verdadero programa, sino un borrador susceptible de revisión por el partido. Si se comparan esos “lineamientos” con las resoluciones del PC de enero, las diferencias saltan a la vista.
Hay un “programa verdadero” —el del Congreso— y un “programa falso” —el de campaña—, hecho para transmitir gobernabilidad, pero el proyecto del PC nunca ha sido ese, sino que el de generar condiciones para la revolución.
Sin ir más lejos, el texto madre del Congreso del PC es directo en señalarlo: “El Partido debe desarrollar un programa estratégico de izquierda y contribuir más allá de una coyuntura presidencial” (p.15).
El trasfondo es claro: mientras Jara promete gobernabilidad, travistiendo su militancia comunista con atuendos socialdemócratas para ganar elecciones, el PC se reserva la custodia de su texto doctrinario, con la convicción de que su proyecto histórico nunca ha sido el de administrar una mera coyuntura electoral, sino el de generar condiciones para la revolución. El Partido Comunista Chileno no es un partido con vocación de masas, es un partido de nicho, que busca hacer avanzar precisamente un programa: en esta ocasión el de Carmona, no el de Jara.
Porque a estas alturas el programa de Jara pareciera ser un texto genérico de cualquier candidatura socialdemócrata.
Por ejemplo, respecto de la democracia plantea una visión centrada en acuerdos y consensos para “fortalecer el diálogo y la participación es indispensable para una mejor convivencia democrática” (Programa Jara, p. 2), mientras que la visión del documento del PC es lapidaria: “la democracia representativa heredada de la dictadura ha fracasado en cumplir los anhelos populares” (Congreso PC, p. 3) señalando que el modelo de democracia representativa liberal debe ser superado, al ser un instrumento formal y burocrático que no responde a las demandas populares ¿Reemplazado por qué? Por un nuevo modelo de “democracia popular”.
En seguridad, mientras la candidata levanta el estandarte del orden y la autoridad diciendo que “nuestro gobierno debe garantizar entornos seguros y tomar acciones concretas que resguarden el imperio de la ley, combatiendo el crimen organizado y el narcotráfico” (Programa Jara, p. 4), su partido se declara contrario a la agenda represiva y restrictiva de los derechos y la democracia en materia de seguridad, promoviendo modelos alternativos de “seguridad comunitaria, con perspectiva de género y con énfasis preventivo para fortalecer la cohesión y el tejido social” (Congreso PC, p.15).
En economía, mientras Jara en su programa pone acento en la promoción de la inversión privada, advierte sobre los riesgos del proteccionismo, y resalta el hecho de que el mundo requiere de los recursos y capacidades de los que dispone el país como el litio, el cobre y el potencial para producir hidrógeno verde —omitiendo la nacionalización anunciada en su primer programa—, por contraste, el programa del PC concibe el crecimiento como el resultado de encadenamientos productivos controlados por el Estado, con planificación y protección de sectores internos, subrayando la necesidad de superar el patrón exportador primario centrado en recursos naturales y la apertura comercial, al considerar que forman parte de un pilar del neoliberalismo que debe ser reemplazado.
Al final, el verdadero programa no es el que Jara inscribió en el Servel, sino el que Carmona guarda bajo llave… y en esa disyuntiva radica la apuesta real del PC: no gobernar el presente, sino modelar el futuro, probablemente desde el Congreso, con una hoja de ruta auténticamente revolucionaria. (Ex Ante)
Jorge Ramírez



