Las palabras de Erika Kirk en la ceremonia realizada este domingo en homenaje a su esposo Charlie, cobardemente asesinado, son un ejemplo concreto de lo que significa dar testimonio de vida cristiana aun en las circunstancias más difíciles.
Citando a Jesús en el momento de la crucifixión, cuando señala “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”, dijo, refiriéndose al asesino de su marido: “a ese joven… lo perdono”. Y luego manifestó su rechazo a la pena de muerte, vinculándolo también a su fe cristiana: “no quiero la sangre de ese hombre en mi cuenta. Porque cuando llegue al cielo, y Jesús diga: ¿ojo por ojo? ¿Es así como lo hacemos?”.
En tiempos de polarización y violencia la actitud de Erika es una lección para todos. (El Mercurio Cartas)
Joaquín Lavín



