El ejemplo de los héroes de La Concepción

El ejemplo de los héroes de La Concepción

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En el poblado de La Concepción la totalidad de la guarnición militar chilena, 77 hombres, murió en la batalla. Este épico episodio bélico es quizás el símbolo máximo del sacrificio y heroísmo nacional, porque encarna un paradigma histórico de la fortaleza y convicción en la causa que los chilenos son capaces de demostrar ante circunstancias adversas.

Sin embargo, la inmolación de La Concepción no debe ser interpretada como un acto irreflexivo. Por el contrario, la predisposición del carácter forjado en la educación de valores superiores es lo que marca la diferencia entre un acto temerario de desprecio por la vida y uno virtuoso, donde las personas se sienten conscientemente impulsadas a sobreponerse a la adversidad.

En los últimos meses, los chilenos hemos sido testigos de dos fenómenos altamente traumáticos para el desarrollo normal de la vida en el país. En ambas ocasiones, a las Fuerzas Armadas —y al Ejército en particular— les ha correspondido desplegar sus medios para colaborar al Estado en el control del orden público y la contención de los efectos negativos de estas situaciones, donde destaca especialmente el relevante aporte que los militares han hecho para proteger a sus compatriotas de la severa pandemia que nos golpea.

En el actual complejo escenario, los soldados, hombres y mujeres del Ejército de Chile, fieles a su juramento que nace del ejemplo de los de La Concepción, han postergado sus naturales y legítimas preocupaciones por sus hijos, padres, hermanos y familias en general, para volcarse con toda su vocación de servicio en una tarea que no siempre es bien comprendida, pero que se sustenta y motiva en su indiscutible amor por Chile y los chilenos, conscientes de que su aporte es vital para que entre todos logremos vencer al enemigo común que nos amenaza.

Por cierto, los militares no son —ni con mucho— los únicos en este colosal empeño. Cotidianamente conocemos de cientos de héroes anónimos que enfrentan sus respectivas responsabilidades y quehaceres con gran generosidad, ejemplar profesionalismo y con alto riesgo de su propia salud para asegurar la vida de sus conciudadanos, postergando así también a sus propias familias y seres queridos. Para ellos nuestro rendido homenaje de admiración y agradecimiento.

Otro rasgo que llama la atención en el hecho histórico que hoy conmemoramos es que sin perjuicio de que los 77 héroes provenían de una amplia representación de diferentes sectores de la sociedad chilena, virtudes tan preciadas como el honor, el valor y el patriotismo los impulsaron por igual a entregarlo todo por Chile. Y con orgullo puedo afirmar que esa transversalidad prevalece hasta hoy en el Ejército, como una institución que cruza a toda la sociedad.

La vigencia del mensaje de esos jóvenes soldados nos obliga, entonces, a mirar con detención nuestra realidad nacional.

Los rasgos comunes que destacan entre los héroes históricos y los contemporáneos nos asombran y emocionan con sus ejemplos de vida. La razón de ello parece estar en nuestro tronco común, que se enraíza en un pueblo generoso y esforzado, que conoce de privaciones y sabe de estoicismo, que es capaz de entregar la vida si las circunstancias lo imponen.

Al conmemorarse el centésimo trigésimo octavo aniversario del Combate de La Concepción, invito especialmente a los jóvenes a recoger el mensaje de estos chilenos inmolados. Vivimos tiempos difíciles y posiblemente seguiremos sufriendo sus consecuencias por un largo período. Estos son los desafíos que requieren sacrificio, heroísmo ciudadano y grandeza de espíritu, al igual como nos enseñaron los 77, allá en la cruda sierra peruana.

Ricardo Martínez Menanteau
General de Ejército Comandante en Jefe

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