La destrucción de bienes públicos, los saqueos y la impunidad se convirtieron en la norma, y en ese proceso, Carabineros de Chile no solo enfrentó el peligro en primera línea, sino también la falta de respaldo de las autoridades. La institución fue abandonada en su labor esencial de proteger a los ciudadanos, y se le negó el apoyo necesario para cumplir con su misión. Tanto las autoridades como buena parte del mundo político les dieron la espalda. Por cobardía, por cálculo o simplemente por miedo, no tuvieron la decisión, la fuerza ni la valentía de respaldar concretamente a la institución que sostenía el orden cuando todo se desmoronaba. Prefirieron callar, mirar hacia el lado o sumarse al discurso que los demonizaba.
Este abandono institucional debilitó la seguridad, fracturó la confianza ciudadana y dejó a la sociedad en una situación de vulnerabilidad. La violencia no fue un fenómeno aislado, sino una estrategia que buscaba fragmentar la paz y debilitar al Estado de derecho.
Hoy, a seis años del estallido, es fundamental recuperar la confianza, reivindicar el rol de Carabineros y garantizar que la seguridad sea un derecho y no un privilegio. Porque Chile merece un futuro en paz, con justicia y con respeto por la ley. (El Mercurio Cartas)
Enrique Bassaletti Riess
General Inspector (r) de Carabineros



