El cambio de Bachelet-Andrés Benítez

El cambio de Bachelet-Andrés Benítez

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En el fútbol, cuando el equipo pierde, echan al entrenador. En política, cuando el gobierno anda mal, sacan a los jugadores, esto es, a los ministros. Bueno, los presidentes no renuncian, pero eso no significa que muchas veces sean los responsables últimos de lo que sucede. En el caso de este gobierno, es evidente que es la Presidenta la más cuestionada por la gente. Como lo desnudó la encuesta CEP de esta semana, el apoyo a Bachelet se está cayendo a pedazos. Ahora la mayor parte de la gente desconfía de ella, la encuentra lejana, sin liderazgo, y la sensación de que su segundo mandato es mucho peor que el primero, es generalizada.

Esto tiene algo que ver con el escándalo del hijo y los que rodean a Peñailillo, pero tampoco hay que pensar que eso es todo. La rabia de la gente tiene que ver con la manera como la Presidenta ha gobernando en general. Sus reformas emblemáticas, por ejemplo, no sólo tienen un apoyo mínimo, sino que una amplia mayoría piensa que han sido improvisadas y que no tendrán los resultados esperados. Cuando se evalúa la gestión del gobierno por áreas, todas están reprobadas. La salud, el empleo, el crecimiento, la educación, el transporte y la delincuencia están muy mal evaluadas.

En suma, este no es sólo un problema de confianza o corrupción, es uno general. Por eso el cambio de gabinete es necesario, pero no suficiente. Quien también tiene que cambiar es ella, la Presidenta. Sabemos que su gobierno es muy personalista y que Bachelet escucha poco y se deja llevar mucho por sus instintos. Pues bien, ese esquema debe modificarse en forma muy radical si es que quiere terminar bien su segundo mandato. Ya no es la mujer que estaba por sobre el bien y mal, la madre de todos los chilenos. Muy por el contrario, hoy está en el limbo, o muy cerca de él.

Todo esto debe partir por un gabinete fuerte. Personas con experiencia, con manejo, pero por sobre todo, con personalidad, para tener influencia real en las decisiones. Deben terminar los tiempos de la “jefa”, aquellos donde casi todas la declaraciones partían con la cantinela de que la Presidenta lo va a decidir, o que ella no acepta presiones. Por favor, ya basta de tanta condencendencia, que tanto mal le hace al país y a la propia Presidenta Bachelet. Ya sabemos que ella se equivoca, como todos. Tener un grupo de “yes men” es lo peor que puede suceder.

Hace unas semanas, Bachelet dijo que era claro que ella ya no sería candidata a nada. Bueno, mirando los números, no era necesario que lo dijera, pero ese no es el punto ahora. Todavía le queda gran parte de su gobierno y no puede dejar que las cosas sigan por el rumbo que van; de lo contrario, no será sólo ella la que quedará mal, sino que dejará al país en una posición muy débil, y eso no es bueno para nadie.

Es de esperar que el nuevo gabinete sea mejor, se empodere y comience a recuperar el tiempo perdido. Claro que todo esto depende exclusivamente de ella. Es su gobierno y, por ende, es su responsabilidad dar los espacios suficientes. Veremos qué le dicen sus instintos ahora.

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