Por 27 años Eduardo Salas militó en la Democracia Cristiana, hasta que, cansado y decepcionado de que no se respetaran los principios del partido de la flecha roja, decidió abandonar la DC. Hoy, está en una vereda distinta, más próxima a la centro derecha, particularmente, a Chile Vamos y es el secretario general del PRI (Partido Regionalista Independiente).
Este abogado que trabajó en la Vicaría de la Solidaridad, en mayo de este 2017 presentó una querella criminal contra el presidente del Partido Comunista (PC), Guillermo Teillier y los militantes José Ricardo Solé, Ricardo Enrique Castro y Pablo Andrés González, por los presuntos delitos de celebración de contratos simulados en la venta de un inmueble del partido por $3.500 millones, estafa y falsificación de documentos públicos, vinculado con el uso malicioso de instrumentos públicos falsos.
Eduardo Salas, en entrevista con EL MURO, analiza el panorama complejo por el que pasa la Nueva Mayoría, con una seguidilla de divisiones internas, desunión, falta de acuerdos en lo que esperan para el país y con recriminaciones cruzadas, responsabilizándose unos a otros por la aplastante derrota en la segunda vuelta presidencial del abanderado y senador por Antofagasta Alejandro Guillier y el triunfo del electo Presidente, Sebastián Piñera.
Salas señala que “lo más prudente que he escuchado, hasta ahora, ha sido Beatriz Sánchez y el mismo Alejandro Guillier. Si algunos creen que lo mejor es guardar silencio o intentar encontrar culpables, eso es un tema que hay que analizar con más profundidad, con más distancia, con más tiempo. De alguna manera, quien tuvo un rol importante en esta materia es lo que ha manifestado, en los últimos días, el ex Presidente (Ricardo) Lagos que fue a visitar al Presidente electo, (Sebastián) Piñera, en el sentido de que cada cual tiene que mirarse a sí mismo y no estar tratando de encontrar las responsabilidades en lo ajeno, porque, eso, es una falta que no ayuda en nada”.
Agrega que “nosotros sentimos desde el PRI que lo que sucedió en Chile o lo que está pasando es que se está produciendo una profunda renovación, una erupción en la izquierda chilena, también en la derecha y desde el centro va a ser más lento, quedó en todo y en nada, porque está en todas partes. Sebastián Piñera en su candidatura presidencial los sumó de manera activa, nadie duda de eso, pero lo que viene es la reformulación de las fuerzas políticas del país”.
¡Las claves: crecimiento, reformas sociales y derechos fundamentales!
-¿Efectivamente, cree que en esta segunda vuelta presidencial se reflejó que la ciudadanía de a pie, como se le llama, está esperando no sólo cambios radicales y que favorezcan su calidad de vida, sino también nuevos rostros, sangre nueva en la política y no seguir viendo por años a muchos anquilosados en los cargos?
El discurso que, finalmente, terminó imponiéndose y que fue el que a través del debate y de lo que fue la segunda vuelta electoral se profundizó, fue esta combinación entre la libertad económica, el crecimiento, el desarrollo económico como fundamental para que haya empleo, pero también de los derechos fundamentales, o el de las reformas sociales.
Es posible que un gobierno de centro, más de centro derecha como el de (Sebastián) Piñera, junto con el crecimiento y el empleo pudiera también incorporar, de todas maneras, reformas sociales, porque la gente lo está planteando, especialmente, en la educación, en las pensiones, en la salud, es posible.
-¿Cómo visualiza al Presidente electo Sebastián Piñera? Algunos han mencionado que desde antes de la segunda vuelta se ve distinto, más cercano…
Sebastián Piñera va a ser un Presidente que, probablemente, pueda ser, algo así como para comparar, el Arturo Alessandri del Siglo XXI, porque fue un Presidente de cambios, recuerde usted que volvieron todas las reformas en materia del trabajo, en el área social, de una nueva Constitución y, acá también lo que veo es que este Presidente Piñera y lo dijimos, alguna vez como PRI, va a ser el Presidente que, a lo mejor, va a firmar una nueva Constitución, donde vamos a tener una reforma constitucional importante, a través del Poder Constituyente que nosotros insistimos que está en el Congreso, sobre todo en este actual.
-¿La gente requiere reformas con acuerdos que impliquen cambios, que se hagan con moderación y no a la rapidita como fue en el gobierno de la Presidenta, Michelle Bachelet?
Sí, tienen que ser bien pensadas y que haya recursos y las platas están íntimamente relacionadas con el emprendimiento, con la libertad económica. Eso, es lo que no supo ver la Nueva Mayoría, no supo apreciarlo, lo miró de una manera burda y tampoco lo sabe ver la gente que dirige el Frente Amplio (FA), salvo algunas expresiones un poco más novedosas como las que plantea el diputado del Partido Liberal, Vlado Mirosevic, que habla muy similar a lo que yo planteo y que, ahora, va a ejecutar Sebastián Piñera.
Este país no se trata sólo de derechos fundamentales y de derechos sociales, no se trata sólo de intentar mayor nivel de justicia y de igualdad, eso es fundamental, por eso es que no hay que ser, extremadamente, ultra-conservador ni, extremadamente, neo-liberal.
Hay que corregir determinadas cosas para que haya justicia social, pero, por otro lado, tiene que haber crecimiento, tiene que haber desarrollo y, eso, eso es lo que se está imponiendo. Nosotros como PRI le planteamos al Presidente, Piñera que había que jugarse por el tema de la gratuidad hasta cierto límite, lo terminó imponiendo Manuel José Ossandón, porque tenía un peso específico y había participado en una primaria y era vital para la segunda vuelta, pero ese tema ya se había tratado con anterioridad.
No sólo de pan vive el hombre, sólo del desarrollo y del crecimiento económico, sino también de considerar a las familias chilenas como fundamentales, sobre todo a la clase media, a la clase media protegida como habla el Presidente, nosotros decimos clase media popular, esta clase de la que hablaba en un artículo el rector de la UDP, Carlos Peña, una clase media que cambió Chile. No estamos hablando de la clase media aspiracional, o de una clase media arribista como la que estábamos acostumbrados a ver, sino que es una clase media popular.
-¿Y esa clase media popular pertenece a algún sector específico?
Esa clase media popular no es de derecha, no es de izquierda, es una clase media popular que lo que quiere es tranquilidad, quiere empleo digno, sí le encantaría que la ayudara a la educación de sus hijos y tener una salud digna, esa es la clase media popular.
-Quizás, los grandes errores que cometió la Nueva Mayoría tiene que ver con el hecho de la falta de unidad dentro del bloque y la campaña del terror que montaron que se instaló de que si Sebastián Piñera llegaba, por segunda vez, a La Moneda, el país iba a retroceder. ¿Fue un error y hasta qué punto la ciudadanía está cansada de esas prácticas?
Uno pudo ver un error estratégico cuando el ex Presidente de Uruguay, José Mujica dijo que este mundo progresista, este mundo de izquierda al cual pertenezco si no logra entenderse con ese otro mundo que ustedes llaman conservador, entonces, no va a ser posible realizar los cambios.
Los llamó a la unidad, a no estar con odio, con rabia. El anti-piñerismo como estrategia era una estrategia del odio, era una estrategia de la rabia y no resultó, ellos intentaron publicitar esto y perdieron. Pepe Mujica viene de haber estado preso y arrepentido de todo lo que hizo, o sea, una izquierda equivocada desde el Ché Guevara, entonces, ¿cómo Alejandro Guillier se le ocurre decir en su discurso hasta la victoria siempre? Como creyendo que, con eso, marcaba un izquierdismo, eso es un izquierdismo trasnochado.
-¿Será que el bloque oficialista terminó llegando a una izquierda más extrema?
La Nueva Mayoría se izquierdizó, muy trasnochada, equivocada, tratando de meter el discurso del odio, de la rabia. También cuestiono que en la derecha de instale el discurso de odio, de rabia y brutales, extremadamente pinochetistas, también me parece errado ese camino.
El camino coherente es el que Piñera encabezó que era el de la unidad, de entender que hay que hacer cambios con eficacia, con responsabilidad fiscal, pero también política y social. Ese fue el punto que marcó Piñera y que no supo entender ni leer la Nueva Mayoría que ya no existe, prácticamente, y esperamos que estos jóvenes, que esta vanguardia nueva que surgió en la izquierda logre entender que no sólo se trata de que un país se desarrolle, crezca y tenga niveles altos de justicia, sólo estar preocupados, insisto, de los derechos fundamentales o de los derechos sociales, el hombre no es sólo es un ser social, también tiene su propia individualidad.
-¿Cuál es el principal desafío que tiene el electo Presidente, Sebastián Piñera en estos próximos cuatro años?
Creo que, para esos efectos, el gobierno del Presidente Piñera tiene que estar extremadamente conectado como lo logró en las últimas tres semanas de la campaña y que fue fundamental, con la ciudadanía, con la calle, con la gente.
Eso, puede ser muy importante, sobre todo teniendo presente que no se tiene un Congreso a favor. No sólo se puede gobernar con el Parlamento, hay que gobernar con la gente. ¡Mira, Michelle Bachelet tenía mayoría en ambas cámaras y, sin embargo, no logró gobernar Chile bien, cometió errores, fue ineficaz, aprobaba leyes que, en definitiva, la ciudadanía rechazaba!
El sentido común y el respeto a los derechos ciudadanos son fundamentales y fueron cayendo, cuando intentaron imponer una gratuidad que sólo beneficiaba a algunos de universidades estatales y los privados que eran más vulnerables que los otros no la tenían. Hoy, día, Sebastián Piñera tiene que enfrentar lo que vive Chile con un potente programa de reformas sociales también, en distintas áreas. (Por Daisy Castillo Triviños/El Muro)


