Editorial NP: TPP11: ¿Parlamentarismo de facto?

Editorial NP: TPP11: ¿Parlamentarismo de facto?

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La dura derrota del “Apruebo” en el plebiscito de salida del proceso constituyente apadrinado por el Presidente de la República tiene y tendrá una serie de derivadas político estratégicas para el gobierno en la medida que las posiciones de las coaliciones que llevaron al actual mandatario a La Moneda son, como es sabido, divergentes en múltiples áreas y porque sus diferencias aumentan en la medida que crece la influencia en el manejo sectorial de integrantes de su coalición más moderada producto de dicha derrota electoral.

Durante la presente semana, el Senado podría revisar y votar el Tratado Transpacífico conocido como el TPP11, uno que el propio primer mandatario ha señalado que no es parte de su programa, pero que dirigentes políticos de diversas posiciones han manifestado su opción de aprobarlo, aún sin el apoyo presidencial. Revolución Democrática, integrante de la coalición Apruebo Dignidad, emitió una dura declaración en contra del Acuerdo, en el marco de la pugna que se libra entre esa orgánica y el otro conglomerado clave del Gobierno, el Socialismo Democrático, y que tiene como telón de fondo el control político y económico del Ejecutivo por parte de la centroizquierda a contar del reciente cambio de gabinete y de su correlación con el desastre electoral del Apruebo en el plebiscito del 4 de septiembre recién pasado.

Al comunicado de RD se sumó luego una declaración del partido Comunes, como formando parte de una ofensiva del FA-PC para hundir el tratado o al menos permitir hacerlo coherente con el programa de gobierno, el que, como se sabe, ha apuntado a introducir cambios en las fórmulas de resolución de controversias mediante las llamadas “side letters”, una iniciativa que la mayor parte de los expertos consultados estima que no prosperará, pero que importa una presentación a los demás países suscriptores del acuerdo para excluir a Chile de una de las disposiciones claves negociadas en el pacto, en su capítulo de inversiones. Se trata, nada menos, que de mecanismos para resolver disputas entre un Estado e inversionistas, una de las áreas más criticadas por los opositores al tratado porque, desde su perspectiva, restarían “soberanía” al Estado ante el poder de las multinacionales, algo que, sin embargo, apunta a circunstancias que se ubican hacia el final del camino potencial de una inversión cualquiera y respecto de la cual los propios gobiernos pueden establecer y precisar durante los habitualmente largos procesos de decisión de dichas inversiones, así como de sus extensos protocolos que incluyen desde cuestiones formales de carácter financiero hasta temas de impacto medioambiental y ciudadano. Lo que verdaderamente importa a la izquierda maximalista es que el TPP11 conforma una nueva barrera de protección del derecho de propiedad tanto de los inversionistas extranjeros como de los nacionales que se asocien.

Como se sabe, la citada ofensiva comunicacional del FA-PC culminó con una breve y confusa declaración de Boric en la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que de un lado entregó señales contrarias a las expresadas por los ministros Mario Marcel y Carolina Tohá, la dupla fuerte del gabinete del llamado segundo tiempo, afirmando lo que es sabido, es decir, que el TPP11 no forma parte de su programa y que el gobierno no lo va a empujar, aunque también dejó abierta las puertas para que el Senado, con su propia investidura y autoridad adopte la decisión autónoma que aprobarlo, sin aclarar, empero, si en tal caso usará o no su prerrogativa de retirar el Tratado desde el Congreso, lo que para algunos supuso, en clave política, tanto un balón de oxígeno para Ahumada como para otros, que si el Senado lo aprobara rápida y mayoritariamente, la presidencia no será óbice para impedir que Chile ingrese al selecto club de naciones del Pacífico que se reúnen bajo el Tratado.

Se trata las primeras, aunque previsiblemente, no la última circunstancia en la que el mandatario deberá planear ideológicamente entre posturas más moderadas y aquellas como las de la declaración de RD, que, entre otros conceptos, reafirma “nuestro rechazo al CPTPP al tratarse de un acuerdo que profundiza el modelo neoliberal, genera grandes pérdidas de autonomía y trae escasos beneficios para Chile”, añadiendo que “apoyamos la estrategia del gobierno del Presidente Boric de negociar cartas bilaterales (side letters) con los países del CPTPP, comprometido en el programa de gobierno, como forma de reducir los costos de una eventual ratificación”.

Comunes, a su turno, emitió otra declaración en términos similares, pero en la que añade otros aspectos que permiten visualizar el contenido político del diferendo, pues indica que “el triunfo del Rechazo en ningún caso significa un retroceso para los cambios que el pueblo de Chile requiere para mejorar las condiciones de vida de cada persona que habita nuestro territorio (…) un tratado de esta envergadura compromete justamente la soberanía de nuestro país y el futuro de las generaciones que nos siguen. Esperamos que las razones entregadas por las fuerzas políticas que integran Apruebo Dignidad hagan sentido en el Senado y en nuestro gobierno, quien, a través del Presidente Gabriel Boric ya ha señalado expresamente que dicho tratado no forma parte del programa de gobierno”.

Los comunicados de 2 de los 3 partidos del FA, dado que Convergencia Social, el partido de Boric, no ha emitido declaración alguna, ponen énfasis en apoyar al subsecretario de RR.EE. José Miguel Ahumada -reconocido detractor del TPP11, al igual que Boric cuando era diputado- dando un espaldarazo al diseño de Ahumada en momentos en que el ministro Marcel había impuesto al interior de La Moneda la tesis de aprobar antes de fin de año el Tratado como una forma de otorgar mayores certezas a los inversionistas extranjeros.

Ahumada tiene muy buenas y fluidas relaciones con el presidente del RD, Juan Ignacio Latorre, quien ha sostenido sendas reuniones con dirigentes de Apruebo Dignidad, entre ellos, el timonel del PC, Guillermo Teillier, de quien se espera un apoyo más decisivo a Ahumada en este choque con la dupla Marcel-Tohá. La vehemencia de las declaraciones de RD y Comunes parecen buscar un muro de contención para el fast track que en principio se estimaba tendría el TPP11, tras los resultados del plebiscito. En efecto, días después de asumir, Tohá señaló que había llegado el momento “de poner en el horizonte” que el tema “llegaría a la sala del Senado”, en el entendido que para Interior y Hacienda hay coincidencias en que los dos temas claves para la estabilidad y proyección del Gobierno son la seguridad y la inversión, y que, en este último ámbito, el TPP11 es un primer test de la lucha de posiciones ideológicas al interior de las coaliciones que sustentan a Boric.

Y aunque el comunicado de RD no es explicito en la materia, el de Comunes refleja una mirada vanguardista a la que el desastre del “Apruebo” no ha hecho mella en la medida que se afirma que “el triunfo del Rechazo en ningún caso significa un retroceso para los cambios que el pueblo de Chile requiere”, no obstante que el 62% del pueblo rechazó su propuesta. Desde luego, tras la ofensiva de Apruebo Dignidad está la defensa del programa y rumbo original del gobierno de Boric, luego de que el eje de poder se trasladara desde la izquierda maximalista a la centroizquierda y estando muy cerca del inicio de la tramitación de reformas clave, como la tributaria y la previsional, aunque, ahora, dentro de la normativa de la actual constitución.

El PC fue el primer partido que protestó por la decisión del gobierno de avanzar con el TPP11, cuando en su último Comité Central posterior al 4 de septiembre hizo decidida defensa del programa de Boric. El Ejecutivo parece estar apostando a que sea el Senado el lugar donde se radique el debate del TPP11, evitando que el Ejecutivo lo enrede a partir de las divisiones en su coalición.

Sin embargo, la ofensiva del FA-PC parece haber dilatado los tiempos y según versiones periodísticas confiables, la Moneda y Hacienda han estado moviendo sus fichas para esperar que el Senado ponga en tabla el TPP11 y que el subsecretario Ahumada alcance a negociar las llamadas side letters con los países miembros del tratado. Según las mismas fuentes, al menos uno de ellos, que se mantiene en reserva, ya habría dado su acuerdo a las condiciones propuestas por Chile.

El Ejecutivo espera que Ahumada alcance el apoyo de al menos 5 de 10 países antes que el TPP11 llegue a trámite en el Congreso, pues, una vez allí pierde poder de negociación. El lapso estimado para aquello es de entre uno y dos meses, lapso que acomodaría a Marcel y Tohá, cuya apuesta sigue siendo aprobar antes de fin de año el TPP11 y el de la Unión Europea. Pero, por sobre todo, los ministros han buscado evitar abrir heridas con Apruebo Dignidad en momentos en que se comienzan a tramitar las otras reformas clave de la actual administración.

En todo caso, Chile Vamos y la DC han expresado su interés en colocar en tabla el TPP11 a la mayor brevedad para asegurar un mejor escenario para las inversiones. Y de acuerdo a recientes recuentos, todo indica que tendrían los sufragios para aprobarlo, reduciendo así duramente los tiempos y la capacidad negociadora del subsecretario Ahumada ante terceros países con que conversa las sides letters, así como el delicado plan de manejo de crisis inter-coaliciones que había impulsado La Moneda con el pláceme de los propios ministros Tohá y Marcel. (NP)